c i n c o.

280 20 16
                                    

Los llantos de la pequeña bebé eran ineludibles y sin fin, costándoles a sus padres horas de sueños y gran parte de estabilidad mental

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los llantos de la pequeña bebé eran ineludibles y sin fin, costándoles a sus padres horas de sueños y gran parte de estabilidad mental.

—¿Como te fue en tu turno? —le preguntó Bucky a Steve, quien bajaba por las escaleras cargando a Nat que lloraba sin cesar.

—No mejor que a ti. Creía que ABBA en la radio ayudaría un poco pero solo la hizo llorar más —dijo lamentándose. Las ojeras habían tomado fuerza en rostro, siendo lo más resaltable.

—Ve y recuéstate un rato en el sofá, realmente te hace falta, cariño.

Steve accedió instantáneamente, le pasó a la pequeña, se dirigió al sofá y se derrumbó.

—La paternidad resultó una pesadilla disfrazada de sueño —comentó cansado, sonriendo apenas.

—La gente solo cuenta un lado de la moneda sobre la crianza, ahora entiendo por que —señaló Bucky, riendo—. Es cuestión de seguir aprendiendo cada día más sobre ella y adaptarnos por completo. —miró a su hija, sonriendo de lado inevitablemente— Ni miles de lágrimas y pañales sucios bastarían para hacerme cambiar de opinión sobre su llegada.

—No me mal intérpretes, a mi menos —intervino Steve—. Yo volvería a elegirlos a ustedes dos una y otra vez.

Eran semanas las que Bucky tenía sin noticias de Mónica. No la había vuelto a cruzar, y sabía que Wanda había tenido que ver de ser así.
La buscó en su casa y por todo el vecindario: nada. Nadie la había visto. Aunque se sentía cruel por esto, había decidido no confrontar a Wanda, por que de ser ella la responsable sobre ese un acontecimiento tan reciente, podría tal vez enfadarse mucho. Además, estaba ocupada y estresada con sus gemelos, por lo que el tiempo para entablar una conversación era casi nulo. Hablaría con ella, pero el momento era indefinido.

El plan de detenerla seguía vigente, pero no era algo que podía hacer de golpe, debía planearse y mucho. Y en esos momentos, nada se le ocurría.

Sabía que no era correcto aquello que pasaba en su mente, pero la desaparición de Mónica con su plazo establecido de tiempo que gozar del que tenía previsto con su hija y esposo se había esfumado.

Ahora estaba en sus propias manos el tiempo a compartir con su familia, pero también el de la mente y vida de las demás personas.

Steve se giró a verlo y con la poca fuerza que tenía para mantener correctamente abiertos los ojos, lo miró de pie a cabeza y sonrió; Bucky vestía unos vaqueros azules y una camisa lisa color verde oliva.

—Te sienta muy bien el estilo de los ochentas.

—¿Tú crees? —preguntó con una sonrisa pícara.

—Sí —afirmó con tono dulce pero juguetón.

—¿Qué te parece si te doy unos pasos? pon la radio.

𝐁𝐔𝐂𝐊𝐘'𝐒 𝐕𝐈𝐒𝐈𝐎𝐍 ⇢ 𝘴𝘵𝘶𝘤𝘬𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora