Trazando destino

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Advertencia: Tal vez este sea el capítulo más suave de la historia, pero bueno igual pondré lo que puede contener. Sangre/Gore, pesadillas, ataques de pánico, tortura, etc.

Créditos al artista del fanart del multimedia

...

Touya entrenaba junto a Keigo y otros chicos o chicas en la sala de entrenamiento del internado, le era difícil el utilizar su don, su cuerpo era apto para el don de hielo, no esas intensas llamas que hacía, sentía como sus entrañas ardían con ferocidad y a pesar de querer parar no podía, cada minuto que no hacía algo era un minuto en que sus hermanos eran torturados por ese hombre, el solo pensar de qué cosas podrían estar sufriendo le daba escalofríos, ni siquiera podía imaginárselo.

— ¡Tou! — aquella voz de su "mejor amigo" le llamo a lo lejos, se acercaba rápidamente volando hacía su dirección con la clara intención de chocar con él y apresarlo en un abrazo — ¡Te extrañé tanto!

— Kei, no nos vemos desde que nos levantamos en la mañana, no fue tanto tiempo.

— ¡Para mí sí!

Su vínculo era muy íntimo, demasiado, todos los demás se sorprendían por la confianza que se tenían. Touya estaba agradecido por haber conseguido a alguien así, él era sin duda especial y no le dejaría irse tan fácilmente.

— ¡TOU~! ¡Vamos a comer!

Se dejó arrastrar por su "amigo" hasta la cafetería, en donde él pidió soba y el rubio alado pollo, se sentaron afuera del lugar, les encantaba irse a otro lado, como la azotea, en donde degustaban sus almuerzos con gusto.

— ¿Qué tal el entrenamiento? — preguntó el Takami que tenía las mejillas con un poco de comida.

— Horribles, juró que un día de estos me quemaré por completo, bueno... Al menos son más compasivos que él... — dijo melancólico. 

Observó al joven con alas, alzó su mano hasta la mejilla de Keigo y le dio un beso en la otra, limpiando así lo que tenía en las mejillas.

— Tenías algo allí... — dijo indicando su propia cara.

— Tú también tienes algo aquí...

Un simple gesto que terminaba hundiéndolos en la confusión a ambos, ¿por qué hacían eso? ¿Era normal entre amigos? 

Ambos lados con un pasado horrible y dos corazones en confianza deseando pasar la línea de la amistad.

...

Touya entrenaba nuevamente, le gustaba entrenar media hora más por su cuenta, nadie pasaba por aquel lugar del internado, así que estaba a gusto, la única persona que sabía su paradero era su amigo alado, mas este jamás lo diría, porque sabía que al chico que le gustaba estar a solas un rato.

Dio piruetas en el aire, patadas y golpes al azar, actualmente controlaba mejor su poder y gracias a la tecnología que le habían brindado podía soportar mejor el calor de su fuego. De vez en cuando, al momento que se suponía que era el impacto de su golpe, lanzaba unas pequeñas llamas, la idea de ello era asustar a su contrincante y en el peor de sus casos darle una pequeña probada de su poder, pero claro, él seguía siendo cuidadoso...

¡MÁS!

Sus ojos se abrieron de horror, por un momento el miedo le invadió... Como si volviera en el tiempo, en aquel tiempo en que tenía... ¿Cuánto? ¿Cinco? ¿Diez años? No lo recordaba a la perfección, pero la vista era la misma que le atormenta en las noches. 

Su padre le estampó la cabeza contra el suelo, sintió como la sangre bajaba lentamente por su frente, estaba mareado y sentía como se ahogaba con su vomito, tenía miedo y estaba muy cansado, no quería seguir, su cuerpo ardía... ¿Por qué pasaba todo esto? ¿Por qué a él? Quería respirar, mas ¿cómo podía hacerlo si la adrenalina y el temor le impedía? ¿Cómo podía hacerlos si su aliento estaba atascado en su garganta?

Ya...

Que alguien le salve, ¿por qué nadie hizo algo?

Uya...

¿Qué pasaba con sus hermanitos? ¿Qué violencia tenían que vivir mientras él estaba a salvo de ese monstruo en ese instituto?

¡Touya!

Entonces cayó en cuenta de dónde estaba y con quién estaba.

Aferrado desesperadamente se encontraba su "amigo", Takami Keigo, con una mirada de preocupación... Ah... ¿Él era un ángel? Sonrió levemente, el chico tenía lágrimas en los ojos, ¿por qué lloraba?

— Oh, que bueno que volviste en ti, no sabía que más hacer... — dijo intentando que su voz no saliera quebrada.

— Kei... — susurró el albino, sus brazos envolvieron la figura del chico alado como si temiera a que desapareciera — Muchas gracias por encontrarme ese día... Gracias por existir, Kei... No sabes cuanto te quiero...

El rubio relajo su antes tenso cuerpo, se recargo contra la pared que tenía atrás y envolvió sus alas alrededor del cuerpo del portador de fuego azul.

— Yo también te quiero, Tou... Siempre lo haré...

...

— ¿Aunque me haya convertido en este horrible asesino me sigues queriendo?

...

Hola, ¿cómo están? Espero que bien, disculpen la demora, pero por fin pude terminar este capítulo, ¿qué les parece? ¿Le falta algo? ¿Más trama? ¿Más emoción? ¿Qué quiere decir la última frase? Déjenlo en los comentarios. Cómo siempre dejándolos con el suspenso, espero que les haya gustado. Recuerden de comentar, votar y disfrutar...

Nos vemos en otra historia...

Kurenai-kun...


Niños madurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora