Sombra de sentimientos

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Adventencia: Ya saben xd

...

Había entrado a la universidad por fin, se partió el lomo todos los malditos días para obtener un buen puntaje de admisión, bebió litros de café durante todo ese periodo y por fin se encontraba durmiendo ya en el quinto sueño con su novio, quien también había sufrido de una forma similar a la suya, por fin pudieron tomar un largo descanso... Si no hubiera sido por alguien que se aventó a la cama y los despertó de golpe.

— Mamá dice que deben levantarse y comer algo — dijo un niño pequeño muy similar a Kiyoshi.

— Ya vamos, enano... Solo cinco minutos más... — respondió adormilado el hermano mayor del menor.

— Mmhg... ¿Qué hora es...? — preguntó con desinterés Natsuo. 

— Son las cinco y media de la tarde — respondió.

El niño no entendía el porque su hermano y el novio de este seguían durmiendo, era algo raro para él e intentó hacer el menor ruido posible, pero le preocupaba que siguieran durmiendo y no comieran nada, tal como había dicho su madre. Se preocupo aun más cuando les vio quedarse profundamente dormidos otra vez, entonces optó por zarandearlos con la poca fuerza que poseían sus brazos.

— ¡Kiyo-niichan! ¡Natsuo-niichan! — exclamó con un tono agudo, mas sus gritos se vieron interrumpidos por unos fuertes brazos que le alzaron.

— Esta bien, esta bien... Ya nos levantamos... — dijo Natsuo

Observó al pequeño que le sonreía dulcemente... Había algo familiar, algo tan familiar y tan lejano que le dejaba un gusto amargo en la boca...

Esa sonrisa y esos gritos preocupados... Era como verlo otra vez...

...

No podía comprender su incomodidad, había algo aquel último tiempo que le molestaba de sobremanera, pero ¿qué era? No podía llegar a una conclusión, estaba tan confundido y algo irritado por eso. 

Después de un tiempo en el que pudieron recuperarse, volvieron a su vida normal, trabajando, teniendo de vez en cuando una cita juntos y simplemente disfrutando en casa con la familia del ojiblanco, todo parecía normal... O bueno, lo era hasta que Natsuo comenzó a tener pesadillas frecuentes.

Terminaba despertando en medio de la noche, asustado y agitado, además de no poder recordar el sueño que había tenido, cada una de esas pesadillas había dejado llorando al albino, que solo podía acurrucarse al lado de Kiyoshi y abrazarle hasta que fuera de mañana, algunas veces lograba conciliar el sueño, las otras quedaba completamente despierto, sufriendo un horrible sueño y dolor de cabeza después. 

Sus ojeras se habían marcado un poco más, lo cual llamó la atención de la familia, solían preguntarle frecuentemente si estaba bien o si necesitaba algo, Natsuo solo respondía con una sonrisa y amable, como si así pudiera indicar que estaba completamente bien, pero no... No estaba bien, sentía culpa de volverse muy dependiente de los padres de su novio, había estado haciendo su mejor esfuerzo para poder compensarles aquellos años que tuvieron que soportarle y gastar de su dinero en un niño ajeno a su núcleo, sentía tanta culpa, le llegaba a doler el pecho, como si una puñalada a su corazón se tratase, cada día era un dolor para él ver y sentir aquella gentileza en un desgraciado como él, ¿por qué no simplemente le echaban? Era más fácil, ¿quién quiere a alguien desconocido que necesita comida, ropa, techo, buena salud y estudios, además de algo con que divertirse? Nadie, absolutamente nadie quiere a alguien así... En su desesperación buscó cualquier medida para ayudarles, a pesar de ya tener mucho estrés y traumas, mas eso jamás saldría de su boca, porque él debía de cargar con el peso de sus acciones. 

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