Estudios

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Advertencias: Este capítulo puede contener sangre/gore, abuso (de cualquier tipo, es decir, físico, mental o sexual), acoso, violencia, groserías censuradas y más.

Los mayores iban a la escuela, él se quedaba en casa estudiando los extensos libros que su "padre" le había dado, pero aquellos libros contenían información muy avanzada, algo que el pequeño Shouto no comprendía, por lo que no aprendía nada.

Enji, en medio del entrenamiento, le hacía preguntas sobre aquellos libros, mas el menor no sabía que decir, por esa misma razón su padre le daba un buen golpe con su grueso látigo de cinco colas, los cuales tenían grandes nudos en las puntas, a parte de eso le trataba de inútil, insultando al niño con todo lo que se le ocurría.

Cuando cumplió seis años, el hombre de gran musculatura se canso de tener a un hijo tan ignorante, por lo que contrató a alguien para que le diera clases particulares. Shouto no sabía que pensar, nunca se había relacionado con alguien que no fuera de su familia, nunca le dejaron salir y hablar con niños de su edad, nunca hizo eso ¿y se esperaba que hablara con un total desconocido? ¿Sería igual de malo que su padre? ¿Tendría esa mirada triste como la de sus hermanos? ¿O lo vería el mismo odio con el que lo vio su madre? Eso era lo que se preguntaba el niño mientras esperaba pacientemente a su instructor.

Pesados pasos seguidos por unos más ligeros se acercaron, el pequeño mantuvo su rostro serio, pero por dentro tenía mucho miedo. La puerta del salón se abrió y reveló al hombre que aseguraba ser un héroe, atrás suyo estaba un hombre, este era una cabeza más bajo que Enji, tenía el cabello corto de color castaño, peinado de una extraña forma en punta, sus ojos eran de un color amarillo, odiaba el amarillo, después de todo de ese color estaba pintada su supuesta habitación.

— Shouto — llamó ese "hombre" en voz baja, fingiendo amor en ella — Él es tu maestro, Minami Izanagi. 

— U-un gusto en conocerlo, Minami-sensei — dijo el infante, cometiendo el "error" de tartamudear.

— Un gusto, Shouto-kun — el hombre se agachó a su altura y le habló con dulzura— Espero que aprendas bien conmigo.

El castaño le sonrió, algo que se le hacía raro, nunca había visto ese tipo de sonrisa, ¿cómo es que debía de llamarla? ¿Cómo si las únicas había visto eran las que le daba su familia? Llenas de tristeza, melancolía, odio, repugnancia y sadismo. Solo seis años y esas eran las emociones que conocía o las que recordaba constantemente.

Endeavor miró a su hijo, diciéndole con la mirada que después se desquitaría con él y se marchó de ese lugar dejando solos a los dos. El profesor se sentó en el suelo, al lado del pequeño, no borró en ningún momento su sonrisa.

— Muy bien, empezaremos con matemáticas — dijo mientras pensaba — te daré algunas restas y algunas sumas, después te enseñaré otras cosas.

Le dio unos diez ejercicios y sin reclamar comenzó a hacerlos, agradecía profundamente de que sus hermanos se hayan tomado la molestia de explicarle los complicados libros que tenía. Una vez resueltos el de ojos amarillos los revisó y lo felicitó por no haberse equivocado en ninguno. Así fue como comenzaron sus clases, con un hombre amable, paciente y cariñoso... O eso es lo que pensaba...

...

Aquella persona le estuvo enseñando con tranquilidad, pero en un momento pareció cambiar. Shouto en realidad no entendía algunas cosas, ¿por qué su maestro parecía hartarse cuando le preguntaba algo que no entendía? ¿Por qué ocupaba las mismas palabras que le dedicaba su padre? ¿Por qué de amable cambió a esa actitud?

Los dos se encontraban en la misma sala de siempre, el niño ponía su máxima atención en lo que decía el castaño. En cuanto estudio se trataba estaba muy bien, aprendía más que con lo que le dio su "padre", habían pasado ya dos meses y todo seguía "normal"... Bueno... Hasta ahora.

— ¡No! ¡No! ¡No! — gritó el hombre con desesperación — ¡Así no se hace! ¿Cuántas veces tendré que explicarlo? ¿¡Es qué eres tan inútil como para no poder resolver un ejercicio así de simple!?

Los ejercicios a los cuales llamaban simples, no eran para nada simples... Eran demasiado complejos y el bicolor solo necesitaba practica para sacarlos, mas su maestro deseaba que lo hiciera de una.

— L-lo lamento — se rasco el brazo que tenía vendado con nerviosismo.

Cuando pudo hacerlo bien pasaron a la siguiente clase, ingles. El profesor hablo durante media hora de como conjugar una oración en pasado simple, también le dio un fácil vocabulario. Después de eso le pidió que tradujera el japonés en ingles, una vez hecho le mostró los resultados. El castaño miró con detenimiento cada uno, todo estaba correcto hasta que llegó a la cuarta oración.

— ¡Estúpido mocoso! — su cara se dio vuelta y la mejilla le ardía, su maestro lo había golpeado — ¡Eres un inútil! ¡Aquí es "you" por lo que no puedes poner "was"! ¿¡Es que no entiendes!? ¡Idiota inservible! 

El hombre le siguió golpeando una vez más, el niño heterocromático no dijo nada, solo aguanto cada cachetada que le daban, en silencio... Una vez que terminó, siguió con la clase. Después de un buen rato cambiaron a historia.

— Bien ahora comencemos con esta otra clase — dijo dando esa maldita sonrisa "inocente" — ¿Qué años comprendió la Restauración Meiji?

— E-entre... 1866 y 1871 

— ¡Idiota! — la mano de Minami se estrelló contra su pequeña cara nuevamente — La Restauración Meiji fue entre 1866 y 1870 — una leve risa escapo por los labios de Izanagi — tendré que castigarte por todos los errores que has cometido...

El adulto deslizo una de sus manos por la pierna del menor, este no sabía que pensar al respecto, ¿qué debía de hacer? ¿Apartarse? No... Este era su castigo y debía de obedecer... Sino... ¿qué podría pasar? ¿Qué otra cosa ocasionada por no obedecer pasaría? ¿Le afectaría solo a él o también a sus hermanos? ¿Si seguía allí ellos no estarían involucrados? El menor de los Todoroki deseaba que fuera así. El de los amarillos ojos desabotonó la camisa de Shouto, acariciando con malicia su pequeño cuerpo, justo cuando él estaba casi encima de el bicolor la puerta se abrió, revelando la enorme figura de Endeavor, su ceño estaba fruncido como siempre, pero sus ojos brillaban de odio, repulsión y maldad. Tomo del cuello de la camisa al profesor y lo echó de casa, gritado sobre de cómo podía hacerle eso a su "obra maestra", claro... Sin decir aquello.

El infante decidió irse de ese lugar lo más pronto posible... Mas algo lo detuvo... La enorme mano del hombre se posó fuertemente en su hombro, quemándolo con su kosei, lo arrastro a su habitación... Nadie supo lo que pasó ese día... Nadie supo el por qué Shouto dio un cambio radical... Nadie supo del nuevo abuso que ocupaba Enji sobre su hijo... Nadie supo de lo prohibido.

— Escúchame, pequeña p*tito... — insulto el hombre en un susurró al menor, mientras se reía de las reacciones de su pequeño hijo ante lo que le hacía — Solo yo puedo hacer esto... Nadie más... Ahora eres tan sucio... Ya nadie se te acerara...

En la cabeza del niño pasaban miles de preguntas, ¿por qué tenía que aguantar? ¿Cuánto más podría soportar? ¿Cómo se le llama a eso que le estaba haciendo su "padre"? ¿Todos los maestros serán como él? ¿Todos tocaran de esa manera al pequeño? Esta no sería la última vez que pasaría eso... ¿quién diría que nadie se daría cuenta hasta años después?

...

Hola, ¿cómo están? Espero que bien... Bueno... Soy un verdadero maldito... Acabo de hacerle peores cosas al pequeño Shouto... ¿Se entendió esta parte? ¿No? ¿Quieren que lo explique? Pues.. Si no entendiste... Entonces se explicará más adelante... ¿Qué pasará ahora? ¿Qué pasará con los hermanos? ¿Qué es lo que esta viviendo Rei en el hospital psiquiátrico? ¿Quién se dará cuenta de lo que Endeavor le hizo a Shouto? Déjenlo en los comentarios... Recuerden de comentar, votar y disfrutar...

Nos vemos en otra historia...

Kurenai-kun...

Niños madurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora