26. Debe cumplir con sus promesas

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Odio la nieve. En especial cuando cae en el momento más inoportuno posible. En invierno, tenemos generalmente entre tres y cinco grandes tormentas, de esas que pueden cortar la luz, dejarte encerrado en tu hogar por varios días, cancelarte las clases o el empleo, etc. Duran unas cuantas horas y poseen tanta intensidad que salir en medio de ellas es extremadamente peligroso. El día previo a esos acontecimientos, las personas se desesperan por ir a las tiendas para abastecerse de lo que podrían llegar a necesitar, es como si se avecinara un apocalipsis zombi. ¡Se llevan todo lo que encuentran a su paso! Ir al supermercado antes de una tormenta de nieve es casi tan salvaje como intentar comprar un vestido de novia de la tienda de Macy's de Manhattan en Black Friday. Y no exagero.

La gente lleva tanto papel higiénico como le quepa en el carrito de compras, cada bebida que puedan cargar, comida e ingredientes, artículos de limpieza, baterías, linternas, velas —incluso las de cumpleaños—. ¡Arrasan con las tiendas como si fueran un enjambre de langostas!

Además, las personas conducen muy mal en esos días. Van lento porque tienen miedo y, al mismo tiempo, se ponen tan nerviosos que causan más accidentes que lo usual. Esto es, en parte, porque incluso los que apenas si pueden sentarse tras el volante deciden salir estos días, en especial los ancianos que todavía tienen licencia, aunque les tiemblen las manos y no vean más allá de sus narices.

¿Un resumen? Salir de casa es una tortura porque la gente parece volverse más tonta que de costumbre. Conducir es una tortura incluso luego de que pasen los vehículos que ponen sal en los caminos. Caminar es un peligro porque el frío es insoportable y el suelo se pone resbaloso apenas caen los primeros copos. Ir a la tienda es una de las peores pesadillas, aunque no tan tortuosa como prepararse mentalmente para pasar horas y horas paleando nieve al día siguiente y que te quede un dolor de espalda que ni con ibuprofeno se va hasta la otra semana.

Entonces... ¿por qué demonios tenían que anunciar una tormenta de nieve para el día de mi cumpleaños, en la noche? ¿No podría haber deseado un poco de buena suerte para mí también en lugar de solo para Noah? Maldición.

A mamá le costó muchísimo conseguir los ingredientes para el pastel que le pedí y la comida para cuando llegaran mis amigos, a quienes tuve que rogarles para convencerlos de asistir de todas formas. El plan original debió cancelarse y modificarse. Ahora, nos juntaremos en mi hogar a ver películas y esas cosas. Si comienza a nevar mucho, haremos una pijamada porque nadie se podrá marchar hasta el próximo mediodía. Mi tío ya preparó bolsas de dormir en un rincón de la sala de estar.

¡Y la vela! Necesito que mi pastel tenga una vela para pedir mi deseo. Mis padres recorrieron todas las tiendas de la zona sin poder hallar ni una. La gente tiene tanto miedo a que se corte la luz que se llevaron hasta las velas aromáticas y las de cumpleaños.

Sebastián traerá una de su casa que quedó de su fiesta del año pasado en un cajón de la cocina. Papá me dijo que soy una ridícula y que ya estoy grande, que no necesito algo así para celebrar, ¿cómo explicarle cuál es la importancia de poder pedir un deseo? Imposible.

En fin, odio la nieve.

Cuando sea grande, quiero mudarme a otro estado. Quizá a Carolina del Sur o por ahí. Florida no me atrae porque es el extremo opuesto con su humedad y su calor. Solo quiero hallar un sitio en el que el invierno sea frío sin ser blanco. En especial porque no planeo tener hijos a los que obligar a palear la nieve como mi mamá hace con nosotros. ¡Debería hacerlo ella!

Ya duchada y con mi pijama preferido, me arrojo sobre mi cama. Faltan solo algunos minutos para la medianoche. Mis padres me saludarán en ese momento y luego se irán a dormir. Victoria tal vez se quede despierta una o dos horas más en su computadora, pero como está en el otro extremo del corredor no me preocupa. Apenas la vía esté libre, llamaré a Noah para que me dé su obsequio.

El chico que bajó de las estrellas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora