Capítulo 9

39 11 45
                                    

Nadine D'Angelo

−Recuerden sonreír y ser ustedes mismas−nos recuerda Jules antes de salir hacia el jardín.

Una carpa lo suficientemente grande para cubrirnos a todos. Algunas mesas esparcidas por el lugar, situando a las familias en ellas. La familia real tiene la más grande y llamativa. Un bufet de bocadillos llama mi atención.

Las familias nos saludan y cada una camina hacia la de su estado, para después rotarnos. Kaylan que está detrás de la de mi estado, me guiña un ojo. Sonrío.

−Madre mía, ¿Quién te viera? Luces bellísima. −el moreno es el único que se levanta a saludarme, recibiendo por supuesto un reproche de su padre. Revoleo los ojos al tiempo en que deposita un beso en cada una de mis mejillas. -Aunque creo que sexi es la palabra correcta. −me susurra seductoramente.

−Es por este motivo que te termine. −le susurro de vuelta. Su piel bronceada por trabajar en el campo brilla. Su cabello oscuro y tomando en una media cola, está perfectamente liso y sus ojos oscuros buscan mi mirada.

−¿Me terminaste por qué te considero sexi? -alza una ceja.

−No, te termine porque no sabes comportarte. −finalizo, moviendo para saludar el resto de su familia. André vuelve con una gran sonrisa a su asiento.

−Nadine−me saludo Richard, su padre, con un asentimiento de cabeza.

−Me alegro tanto de que estén aquí formando parte de esto. −me siento con emoción en la silla disponible. Puedo darme cuenta de que nos situaron lo más cerca posible de la familia real. Seguro quieren vigilarnos de cerca.

−Hola, Mara−me saluda con emoción Brock, la hija menor de los VanderWaal

−Hola, linda, ¿Cómo han estado? -los miro a todos. Su madre, una señora regordeta y alta, me sonríe.

−¿Nosotros? ¿Cómo has estado tú? Quien te viera con vestidos y joyas, casi no reconozco a la chica que trabajaba para mí en el restaurante. −sonrío feliz. Necesitaba a mi gente.

−Basta, aún no me acostumbro. −Kaylan detrás de ellos no aparta su mirada, parece divertido por la situación.

−Yo ya veo a la futura reina de Ginebra. −anuncia Richard con voz ronca, me guiña un ojo sin que nadie pueda verlo. Su porte duro, alto, delgado, calvo, con una gran autoridad y amabilidad.

−Que si no−André imita a su padre. Las personas a nuestro alrededor parecen molestas porque hablemos en voz alta, pero no podemos evitarlo, estamos emocionados.

Después de pasar al menos dos horas hablando con las familias correspondientes, me di cuenta de que no son tan diferentes a nosotros, de hecho son bastante divertidos y amables, solo que me repitieron en varias ocasiones que se les pide tomar la postura ya que están grabando.

Me alejo de mi última mesa viendo que la mayoría de las seleccionadas ya parecen más tranquilas y alejadas. He sido la última en terminar. Espero que no sea un problema.

Me acerco a la mesa de bocadillos junto a Margot.

−¿Cómo te fue? -me pregunta sirviéndose algunos en un plato pequeño.

−Creo que me tarde demasiado, no creí que me fueran a agradar tanto, honestamente ¿A ti como te fue? -suspira con cansancio.

−No puede hacerlos salir más allá de la formalidad, no sé cómo hiciste que rieran. Tal vez no esté hecha para eso.

−¿Qué dices? Si te he visto y a los reportes. Vas por la cabeza. -sonríe con tristeza. No mentía, todos adoraban a esta chica, lo note en el aeropuerto, con las personas, en los reportes.

Corona de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora