Capítulo 10

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Nadine D'Angelo

−Es así como después de la tercera guerra mundial vino la oscuridad. De repente todo se destruyó y nadie nos apoyó. Ginebra nació de las cenizas.

"De cenizas venimos y en cenizas nos convertiremos si es necesario. Renaceremos"

−¿Podrían decirme los nombres de los primeros reyes de Ginebra?

−Louisa y Hunt Wassertein. −contesta Margot con rapidez.

−¿El fundador de Ginebra? -Jules anota algo con rapidez en su tabla.

−Ronald Wassetein, pero al darse cuenta de que estaba mayor logro casar a su hija Louisa con Hunt, el primer niño nacido en nuestra Ginebra. -contesta Victoria.

Desde el anuncio de su presunto beso, las chicas no dejaban de verla como una vil amenaza. Literalmente la estaban excluyendo, y más aún porque Kaylan ha venido por ella un par de muchas veces esta semana, incluso los he visto pasear en la noche. Las chicas empiezan a quejarse de que algunas solo han tenido dos citas, mientras ella ya ha tenido unas seis.

Sabía que estaba a salvo por unas semanas más, o eso creo. Realmente no me preocupaba mucho, estaba demasiado ocupada buscando el libro, y que Kaylan no me buscara me venía de maravilla. Además tenía que estar alerta, aparentemente el rey me tenía vigilada.

Alguien toca la puerta. Todas volteamos, encontrándonos con un guardia. De corte militar, cabello oscuro, fuerte y alto. Para mi todos los guardias lucen igual.

−Tengo una nota para Lady D'Angelo. −anuncia. Todas posan su vista en mí cuando el guardia me entrega la nota y empiezo a leerla, rezando para que no sea una mala noticia.

Mara

Una disculpa no irte a buscar yo mismo. Te pido una salida, me he dado cuenta de que te he extrañado.

No anuncies que iras conmigo, es secreto, solo di que es una urgencia.

Kaylan.

Después de anunciar lo pedido, salgo de la sala. El guardia me encamina hacia donde supongo esta Kaylan. No entendía el misterio. El guardia me hace una seña de que entre a la habitación, lo obedezco.

Todo está oscuro, y cuando el guardia cierra la puerta todo se vuelve algo tenebroso.

−¿Kaylan? -pregunto confundida. Siento a alguien acercarse.

−Hola−me saluda, dándome tranquilidad. Empezaba a asustarme. No lo puedo ver, pero si sentir.

Eso me era suficiente.

−¿Por qué estamos a oscuras? -me aferro a su brazo, fuerte, pero no demasiado. Me daba algo de miedo la oscuridad.

−Creí que sería divertido−dice en voz baja, apretando con su mano mi agarre a su brazo.

−La oscuridad no es divertida. −le hago saber. Suelta una risita.

−Vamos−empieza a caminar como si supiera el camino de memoria, aún en esta oscuridad.

Caminamos por al menos unos veinte minutos en la oscuridad, sé que ya no estamos en el mismo cuarto que antes por que pasamos por unas puertas y bajamos escaleras.

Nos detenemos en otra puerta. Se voltea hacia mí y me jala consigo hacia adentro. Las luces se encienden, dejando ver la biblioteca más grande e inmensa que alguna vez imagine. Son al menos cuatro pisos de puros libros, encontrándonos nosotros en el último. Un barandal impide que nos podamos caer. Me asomo. Es una biblioteca circular, como en espiral.

Corona de HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora