Into Yuu

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Los días continuaron pasando en esa "nueva tranquilidad". Las prácticas, los golpes y los jinetes eran pan de cada día, y ya no alteraban su juicio. Todos habían mejorado, y solo esperaban el plan de Ferid para ir a por Kureto. Aparentemente, el vampiro quería algo más de esa misión y a ellos les tocaba apoyarlo, tal como el lo había hecho manteniéndolos a salvo y con provisiones. Además, aún debía decirles sobre el experimento del serafín, pues a pesar de que seguían buscando información no daban con la clave tras ello.
Una noche, Yuu y Mika se escabulleron a la biblioteca para revisar unos libros. No era nada del otro mundo, pero Yuu no había aprendido a leer correctamente gracias a su poco interés en algo que no fuera matar vampiros. Mika, como buen alumno de Krul y Ferid que había sido, podía leer y hablar tres idiomas a la perfección, e intentaba enseñar algo de aquello a su novio.
Yuu no tardó en distraerse y se levantó a ver unos mapas, dejando a Mika solo con un libro en sus manos: Vlad Tepes: Historia de una masacre era el título de la obra que había llamado su atención. "Tepes... ¿ese Tepes?" pensaba, recordando que ese era el apellido de Krul. Se quedó leyendo un buen rato antes de que Yuu se acercara a él y mirara sobre su hombro.
- ¿Qué lees?
- Algo que puede que tenga que ver con la reina. ¿Te interesa?
- Suena interesante.
Apoyó su cabeza sobre su hombro, señalando el libro.
- ¿Qué significa eso?
- Son números romanos, Yuu-chan. Significa siglo quince, hace algunos cientos de años.
- ¿Tan vieja es la reina?
- Incluso diría que más.
- ¿Y esto?
Yuu seguía muy pegado a él, y Mika aprovechó de inclinarse contra él coquetamente.

- ¿Drácula? - dijo suavizando su voz - Parece ser el nombre que le dieron los humanos cuando no sabían de la existencia de los vampiros

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- ¿Drácula? - dijo suavizando su voz - Parece ser el nombre que le dieron los humanos cuando no sabían de la existencia de los vampiros.
- Vaya... - dijo con admiración.
Mika cerró el libro despacio.
- Yuu-chan... - llamó lenta y seductoramente, haciendo enrojecer al azabache. - Estamos solos aquí, ¿no?
- Ehr.. ¿S-si?
Mika corta la distancia a una velocidad sobrenatural, pegando a Yuu contra el estante. Sin importar cuánto pasaran juntos, él seguía avergonzándose por todo, y Mika disfrutaba de ello.
- ¿Nervioso?
- ¡No!
Las manos del rubio recorrieron los brazos de Yuu, subiendo hasta su cuello y cabeza, donde tomó un puñado de pelo y lo jaló, exponiendo su garganta ante él. Mordió su mentón con suavidad y deslizó sus colmillos por su cuello, haciendo que este tuviera que ahogar un gemido. Con eso, Mika buscó sus labios y lo besó sin ningún cuidado, presionando la entrepierna ajena con su rodilla.
- M-Mii... - balbuceaba Yuu, presa de los brazos del vampiro.
- ¿Qué pasa, Yuu-chan?
- Y-yoo...
No lo deja terminar y lo arroja sobre la mesa, sujetando ambos brazos por encima de su cabeza.
- ¿Tu qué, Yuu-chan?
Buscó nuevamente su boca, sin soltar el agarre sobre las muñecas mientras Yuu se esforzaba por respirar. Pero no pasó mucho hasta que le soltó de golpe y lo levantó para abrazarlo, jadeando.
- ¿Mika?
No hacía falta decir nada, ya sabía lo que pasaba: el autocontrol de Mika había llegado a su límite.
- Lo siento, Yuu-chan.
Era la conversación de siempre: el vampiro no podía darle lo que quería por miedo a matarlo, ya fuera por la sed o la fuerza descomunal que tenía.
- Está bien, Mika. - su tono era triste, lamentaba no poder ayudarlo. - Hey, ¿quieres relajarte un poco?
- ¿Hmm?
Yuu se separó de el y giró los lugares, inclinándose ante el vampiro y dedicando una sonrisa maliciosa. Mika inspiró hondo cuando notó como desabrochaba sus pantalones, y trató de enfocarse en mirar el techo de la biblioteca mientras sentía los labios de Yuu rodeando su intimidad. Tuvo que morderse la mano para no gemir.
El azabache parecía ser experto, o al menos, se esforzaba, dando placer celestial al vampiro. Él no quería mirarlo; miraba al techo o cerraba los ojos con fuerza, pues sabía que si lo veía no duraría mucho más. Las piernas le flaqueaban y su cuerpo completo ardía.
- Agh... Yuu-chan...
- ¿Hmm?
El calor era maravilloso. La textura de su lengua contra su miembro lo transportaba a un cielo desconocido o a un nuevo infierno. Quería verlo, ver su rostro inclinado ante él... y abrió los ojos. La mirada sexy que Yuu le dedicó marcó el final de aquello.
- Yuu-chan voy a... ahh... - no podía dejar de gemir.
El azabache le tomó de las caderas e introdujo el miembro hasta su garganta, tragando en silencio para luego acomodar el pantalón donde estaba. Le dedicó una sonrisa de autosuficiencia al vampiro, pero este se cubría el rostro con ambas manos.
- ¿Mika? - preguntó preocupado, viéndolo temblar.
Sin previo aviso, el rubio descubrió su rostro y saltó sobre el, tumbándolo contra el piso y mordiendo la parte baja de su cuello, claramente fuera de si. Yuu no opuso resistencia, ni siquiera al sentir un par de manos con garras entrometerse bajo su polera, clavándose en su espalda. Lo disfrutaba, ya luego ambos tendrían tiempo para arrepentirse por aquello. Decidió masajear la entrepierna del contrario mientras este bebía, recibiendo más arañazos en su espalda como respuesta. Ambos gemían por el contacto, pero luego de unos minutos en el cielo, la fuerza de Yuu le falló y cayó desmayado. Mika siguió bebiendo, apretando contra sí el cuerpo inconsciente de su novio, hasta que una patada lo envió volando lejos de él. Una patada proveniente del mismo Yuu.
- Vampiro perverso.
Mika sonrió viendo un cuerno salir de la cabeza de Yuu. Sin duda era su demonio, intercediendo para evitar que dañara a su huésped.
- No deberías hacerle esas cosas a Yuu. ¡Pareces un pobre animal hambriento, vampiro!
- ¿Hah? - si, se sentía culpable, pero no iba a demostrárselo al demonio - ¿Desde cuando te preocupa su bienestar?
- Bueno, - respondió este caminando hacia él, inspeccionando los libros - desde que pretendo hacerme con este cuerpo y tu no haces más que mancillarlo. 
- ¿Ósea que lo disfrutas, eh? - dijo fastidiando al demonio, consciente de que él veía todo. Ni siquiera se movió cuando una mano rodeó su cuello con fuerza.
- Te voy a matar, basura. 
Seguido, se desmayó. Asuramaru era incapaz de mantener el control si amenazaba a Mikaela, Yuu inmediatamente reaccionaba. Tomó al azabache en brazos y lo llevó hasta su cuarto, donde lo recostó para que durmiera y se sentó a su lado.
- Ay, Yuu-chan... - susurró acariciando su rostro - Quisiera tantas cosas en este momento... 
Besó su frente y se acurrucó a su lado. Mañana sería un día mejor. 

Warm & Fuzzy   [ MikaYuu ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora