Capítulo 5

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Las luces de la celda iluminaban el rostro de Xavier. Lo habían encontrado en una pila de escombros. No se dio cuenta en que momento hallaron a Ruth. No la había visto, y por ese instante pensó en que ella trabajaba para la Presidenta, luego se acordó de que ella lo negó. Un guardia se acerco a la entrada de la celda.

-Levantate. Te llevarán al edificio de donde de vienes.- dijo y lo tomo por las esposas que ataban sus muñecas. Lo dirigió por  un pasillo mas iluminado que la celda donde se encontraba. Entraron en una cámara oscura. El guardia pulso algunas teclas y cerró la puerta. Comenzaron a subir, se podian ver los pasillos mientras ascendían. Trato de buscar a Ruth en alguno, pero no vio señales de ella.

-¿Sabes donde esta la chica que estaba conmigo en los rieles del tren? -pregunto Xavier.

-¿Hablas del lugar donde te escabullias? -dijo el guardia con un tono duro en su voz. Asintió para si mismo. -La joven.... no tenemos registros de ella. -termino, esta vez en su voz habia confusión y no rudeza. Xavier no preguntó más nada y espero a que llegaran a su destino.

La cámara se detuvo en una parte muy alta del lugar. El guardia abrio la puerta e hizo señas a Xavier para que lo siguiera. Caminaron por un pasillo largo y amplio. Llegaron a una puerta que Xavier reconoció muy bien  Su antiguo dormitorio, no solo era de él, lo compartía con ochos chicos más.

El guardia le quito las esposas y lo dejo solo en el pasillo. Entró en la habitación y se dio cuenta de los cambios que habían hecho. Las paredes ahora era verde manzana y solo habían seis camas. Se habían llevado al resto. Entró en la habitación, unos pasos silenciosos venían del otro lado del cuarto.

-Xavier...-ronroneo una voz baja, de mujer, pero seca. Él volteó todo su cuerpo en un giro brusco.

-¿Qué hace usted aquí? -preguntó en un tono mas duro del que se habría imaginado. Se aclaró la voz para disculparse.

-Parece que no has aprendido a seguir las reglas. Tienes un gran impulsó para hacer malos actos. -contestó la presidenta desde el otro lado de la habitación. Su cara arrugada, pero a la vez demasiado firme, recibió un rayo de luz desde las endijas de la ventana. Era pálida y con ojos apagados.

-Yo no hago malos actos...-murmuró Xavier. -Solo quería sentirme...

-¿Libre? ¿Poderoso? ¿Incontrolable? -lo interrumpió la presidenta. -Vendrás conmigo. -le ordenó, esta vez su rostro desapareció las arrugas que en un momento se vieron. Hasta pudo pasar por la mente de Xavier, que la presidenta era atractiva y otro le enseñó automáticamente el delicado rostro de Ruth.
¿Donde puedes estar?

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