Capítulo 6

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Una opresión en el pecho de Ruth, la comenzaba a dejar sin respiración. Se cortaba cada rato y tomaba bocanadas de aire cuando se sentía despejada. Intentó abrir los ojos, pero se negaban a mirar. Con un esfuerzo más, logró ver alguna luz. Provenía de un agujero que estaba en el techo. Era diminuto, pero le alcanzaba para distinguir algo en la oscura habitación. Uso sus manos para guiarse, pero tropezo con un cajón enorme, que se abrió con el golpe. Salieron disparadas fotografías y un montón de papeles blancos. Tomó un mientra se sentaba en el piso. Se veía. borrosa, y no ae distinguían los rostros. Escuchó unos pasos fuerte que venían desde arriba. Se levantó y se sumergió entre la oscuridad. Desde el techo se oían voces discutiendo, luego fuertes golpes, gritos, un llanto incontrolable y por último silencio. Rith salio de la oscuridad y quiso observar por el agujero del techo. Pero ahora estaba tapado. Un hilo rojo delgado cayó sobre el hombro de Ruth. Lo tocó con las manos, era espeso y viscoso. Era sangre. Algo la hizo retroceder y luego se escuchó una estruendoso ruido, miles de pedazos de mucha cosas salieron volando, incluso ella.

Un chillido despertó a Ruth. Parecido al de las alarmas que se usaban en el hospital. Se intentó levantar pero no sentía ninguna parte de su cuerpo. Por un momento creyó que aun seguía soñando, pero el dolor era demasia real como para que fuera un sueño. Encima de ella estaba la tapa metálica, que Xavier habia utilizado con puerta. Estaba cerca de los rieles del tren. Lo vio pasar con una velocidad increíble, que logró que su cabello se revoleara y que polvo se levantara y se esparciera por el aire. Duro unos minutos acostada, hasta que tuvo la fuerza para levantarse. Aún tambaleándose, se levantó e intento buscar a Xavier. La hilera de casas había desaparecido. Trato de caminar en línea recta. Los escombros formaban un muro irregular donde antes quedaban las casas. Cuando logró pasarlo, el otro lado era peor. Enormes edificios grises y negros rodeaban y alcanzaban al cielo, y tapaban parte de la luz del sol. Sus pies seguían caminando y su corazón retumbaba en sus oídos. Una mano grande y rasposa la tomó por el brazo y la halo hacía atrás. Ruth volteó con cuidado, un hombre alto moreno, con unas enormes gafas, le mostraba una expresión de burla.

-¿Creías que te escaparías? -le dijo con una voz tan rasposa como su tacto. Se sintió amenzada y pensó que volvería al hospital. -Camina. -le ordenó y la empujó hacía adelante. Se estaban dirigiendo al edificio mas grande de todos. Al entrar la oscuridad lleno su vista, un segundo después, luces iluminaron en lugar, un salon enorme tapizado de rojo y con una alfombra marrón, en los lados había mesas llenas de flores y retratos, todos de una misma persona. Los miro detalladamente mientras caminada empujada por el hombre moreno. Cruzaron una infinidad de pasillos y puertas, hasta que llegaron a la más grande. El hombre abrió la puerta e hizo señas a Ruth para que lo siguiera. En el centro de la habitación había un escritorio que iba desde un lado de la habitación al otro. Detrás había una enorme ventana y parada en ella había una mujer delgada y alta, dii unos pasos hacia adelante, Ruth pudo ver mejor su rostro, era la misma que estaba en los retratos. Suu cabellos negros estaban recogidos en un rígido moño en su cabeza. Sus ojos grises estaban opacos y fijos en el rostro de Ruth.

-Sientate. - le ordenó la mujer. Ruth seguía fija mirando a la mujer, ni siquiera había escuchado la orden. El hombre moreno la tomó por los hombros y la hundió en una silla.

-Son órdenes de la presidenta. -dijo el hombre moreno. La mujer era su presidenta. A lo que le temía Xavier, estaba parada en frente de ella.

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