Habían pasado dos semanas desde que Tyler murió. Jessica se quedó conmigo durante varios días. Me obligó a comer, pero no le salió bien la jugada, ya que sólo comía dos bocados de cada comida. Junto a ella, coloqué una vela en la mesilla de la entrada, por Tyler. La encendí con una cerilla, pero una repentina ráfaga de viento apagó la llama, tan rápido como la vida me arrebató a Tyler. Nos quedamos en silencio, observando el humillo que salía de la vela, me sentí aún más vacía. Jessica me rodeó con sus brazos y yo la agarré. Mis lágrimas caían sobre su piel.
—No pasa nada, Jess. Encendamos otra vela. —dijo a modo de consuelo.
Agradecía tantísimo contar con su apoyo... era lo único que me quedaba.
Lisa y yo cogimos unas sillas, y nos sentamos junto a la ventana. El viento movía las hojas, las persianas chirriaban mientras yo observaba como la lluvia golpeaba los cristales. Estaba perdida, bueno, en realidad no sé si realmente estaba. No sentía nada más que un dolor profundo en el pecho. Un dolor que odiaba y deseaba a la vez, ya que gracias a ese desgarrador sentimiento sabía que él había existido. No le veía el sentido, no entendía cómo mi vida había pegado semejante giro. ¿Cómo me iba a recuperar de esta?
—No es justo que una persona de 21 años muera de la noche a la mañana. Una buena persona no merece ese final. ¿Por qué está muerto? —era la primera vez en dos semanas que una frase tan larga salía de mi boca.
—Ojalá tener la respuesta, Jess. —Lisa acarició mi rodilla, y yo agaché la mirada. Intentaba aguantar las lágrimas.
—Es que —mi voz empezaba a quebrarse—, no sé que hacer, me siento perdida.
Me pesaba la vida, joder. Pasé por cosas que nadie debería pasar, y pensé que iba a ser feliz, feliz de verdad. Pero la vida siempre guarda un doloroso as bajo la manga.
—Escúchame, por favor. —cogió aire. —No quiero ni imaginarme lo que tienes que estar sintiendo ahora mismo, pero no puedo evitarlo porque te quiero y estoy a tu lado las veinticuatro horas del día. Sé que es injusto que esto esté pasando, sé que Tyler tenía veintiuno años, solo veintiuno putos años. Me gustaría preguntarle a la vida, que por qué, que por qué ahora. —una lágrima cayó de su ojo. —Pero Jess, la vida sigue. Tyler te quería y te quiere, por encima de todo, has sido su primer amor, y siempre lo vas a seguir siendo. No te digo que no llores, o que no grites. Tienes que hacerlo, necesitas hacerlo, pero tienes que continuar, porque sabes que es lo que él querría. Levántate cuando estés lista, cuando estés preparada, cuando lo necesites. Pero por favor, hazlo. Eres joven y tú, sigues viva.
—Intento buscar una sola razón—dije mientras lloraba—, una maldita razón. Pienso que es porque no soy una persona, y por eso la vida tiende a arrebatarme a las personas que más quiero.
—No digas eso jamás, no eres una mala persona, hay millones de preguntas, pero no demasiadas respuestas. Eres una persona resiliente, y te mereces lo mejor del mundo. Conseguirás lo mejor del mundo.
—Me da miedo querer, Lisa, me da miedo porque cada vez que quiero con todas mis fuerzas, todo se va a la mierda.
—No temas por eso. El amor que le brindas a las personas que se lo merecen, es el mejor del mundo, no nos prives de eso, por favor. —con sus dos manos me limpió la cara.
—Mírame, vamos a darnos una ducha y a salir a dar un paseo, en silencio si quieres, pero juntas, ¿vale? —asentí con la cabeza y nos abrazamos durante varios minutos.
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RomanceJessica Jones huye de su oscuro pasado a toda costa, pero a veces el pasado nos persigue, vayamos a donde vayamos. Cambia de ciudad y de vida, con el objetivo de olvidar todas las cosas malas que hizo y vivió. Por el camino, se cruza con Tyler, un c...