Capítulo 2: Los Toros Negros

982 61 10
                                    

Editado 30/08/2023

Al fin llegó el tan esperado día. Yuno, Asta y yo hicimos un largo viaje hasta la capital. Estaba abarrotado de gente cosa que me agobió bastante, Asta se compró serpiente morada en un puesto para comer y yo estaba viéndolo todo como una niña pequeña. Las cosas como son, la capital es enorme comparada con Hage.
En fin hicimos el examen de caballería; Yuno como siempre de diez sorprendiendo a todos y yo orgullosa, Asta haciendo el ridículo y yo decepcionada. Y yo...es cierto nunca mencioné mi elemento de magia ¿no? Yo uso Magia de Invocación, ya se que suena raro, pero es lo que tengo. Puedo invocar desde armas hasta animales e incluso personas, se podría considerar como si fuera una mochila. Te puedo sacar mil cosas de la manga.
Cuando el examen acabó Yuno se fue al Amanecer dorado e increíblemente Asta que no había sido eligido en ninguna acabo yendo a los Toros Negros y yo con él. En el examen estuve muy bien por lo que muchos levantaron la mano incluso Amanecer dorado, pero no quería entrar en una orden de pijos por muy buena que sea por lo que ya que iba a entrar en una orden normal que sea con alguien que conozco.

—Echarás de menos a Yuno ¿verdad?
—¿Eh?

—Echarás de menos sus caricias por la noches y sus labios—no se en que momento me puse a fangirlear yo misma

—¿Qué dices? Nu-Nunca ha pasado eso ni pasará. Aunque sí que lo echaré de menos...—esto último lo dijo con la cabeza ladeada y un pequeño sonrojo.

—Mocosos, ¿están listos?—el capitán de los Toros Negros apareció ante nosotros para llevarnos

— Sí señ—antes de terminar la frase se fue directo al baño.

—Oh una ¿emergencia de clase A? No tardes mocoso—tengo el presentimiento que se llevarán bien—Y tú ¿cómo te llamas?—refiriéndose a mi.

—Yo me llamo Kyoko, un placer—hice una reverencia.

—¿Kyoko?...mmm ¿eres de aquí?—me pillo por sorpresa su pregunta.

—No, soy del reino de la Pica, pero de alguna manera acabé huérfana en una iglesia de una aldea remota del Trébol.

—Ya entiendo. Así que eres tú—no sé si le entendí mal, pero parecía saber de mí

—Esto...disculpe...¿sabe de mi?—quizá él sepa algo y pueda resolver incógnitas que llevan en mi cabeza desde hace tiempo.

—No mucho. Es solo que hace unos años un compañero mío me dijo que se infiltró en la Pica y acabó salvando una niña pequeña—¿esa niña podría ser yo? ¿el capitán Yami sabe de quién me salvó?

—¿Quién? ¿Quién fue?—pregunté queriendo saber.

—Lo siento, como dije, está infiltrado en la Pica por una misión secreta que ni yo sé. No puedo darte detalles, pero si decirte que él pertenece a los Toros Negros por lo que cuando termine lo que tenga que hacer alomejor se pasa por la base.

—¿Alomejor?

—No nos llevamos bien. Nunca nos hemos llevado muy bien aunque llevamos mucho siendo compañeros.—no me imaginé recibir la información justo al entrar, pero me alegro al menos de saber un poco. Me gustaría ver pronto a esa persona de la que habla el capitán Yami para agradecerle y preguntar por el estado de la Pica.

—Al menos ¿podría decirme su nombre?

—...Nacht...Nacht Faust—con que ese es su nombre...

—Ya veo. Muchas gracias de verdad. Me ha servido de mucha ayuda—le hice una gran reverencia.

—No es nada, aunque supongo que tendré que cuidarte. De lo contrario él se enfadaría más conmigo por no hacerlo—le dediqué una sonrisa. Me había ayudado mucho.

𝐒𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐍𝐨 𝐂𝐨𝐫𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐝𝐢𝐝𝐨𝐬  [Nacht Faust]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora