Capítulo 22: Te extrañé.

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Desperté y lo primero que hice fue tomar una ducha, me lavé los dientes y salí del baño.

Me cambié y cepillé mi cabello, busqué mi teléfono, estaba junto a mi cama, en el buró. Lo tomé y me di cuenta de que estaba muerto, no tenía nada de batería, lo conecté a su cargador y bajé a desayunar.

-Cariño...- me dijo mi madre.

-¿Qué pasa? ¿Está todo bien?- le pregunté a mi madre nerviosa.

-Sí, si cariño, todo está bien.- me dijo y puso un plato de comida en la mesa.- Siéntate cariño.- me dijo y me regaló una sonrisa.

-Bien...- me senté y comencé a comer.

-Buenos días.- ¿Mauricio? ¿Qué está haciendo aquí? Miré a mi madre, se limitó a sonreír y a voltearse.

-Buenos días Mauricio, ¿Cómo amaneciste?- le preguntó mi madre y le puso un plato de comida junto a mí.

-Muy bien señora.- Mauricio se acercó a mi y me susurró.- Buenos días preciosa, no pude dejar de pensar en ti toda la noche, me traes loco.- se sentó junto a mi y me sonrió. Sentí el calor subir a mis mejillas.

Aclaré mi garganta.

-Bueno, yo ya desayuné, iré a mi habitación por si necesitan algo.- ¿Qué le pasa a mi madre? ¿Por qué se comporta de esta manera? ¿Qué le dijo Mauricio cuándo habló con ella?

-¿Cómo amaneciste?- me preguntó Mauricio.

-Bien.- le contesté cortante y seguí comiendo. No quería ser grosera, simplemente quiero olvidarlo.

-Me alegra.- dijo y se metió un bocadillo a la boca.

Me limité a sonreír y me levanté de la mesa junto con mi plato.

-¿A dónde vas?- me preguntó Mauricio sorprendido.

-A lavar mi plato.- le dije y seguí con mi camino.

-No llevas ni la mitad.- me dijo y alzó ambas cejas.

-Estoy a dieta.- le dije y puse mi plato en el lavadero, comencé a lavarlo.

-¿Por qué?- me preguntó y siguió comiendo.

-Porque no estoy cómoda con mi cuerpo, déjame en paz, ¿tanto te importo? Deja de preocuparte por mí.- le dije y subí a mi habitación.

-Alexa, yo...- hasta ahí escuché, ya que cerré la puerta de mi habitación de un portazo.

Me aventé a la cama y miré el buró, mi celular estaba ahí, lo tomé y miré mis mensajes de texto, tenía once de Diego.

"¿Qué ha pasado?"
"¿Cómo va todo?"
"¿Ya solucionaron las cosas?"
"Joder tía, contéstame los mensajes"
"Soy español"
"Volviendo al tema, ¿cómo te fue con Mau?"
"¡Contéstame!"
"¿Estás enojada?"
"Eres una inmadura"
"Puta madre, ¿ya me vas a contestar o voy a tu casa?"
"Tú me obligaste"

Escuché el timbre de la puerta, bajé y Mauricio estaba atendiendo, rodeé los ojos y bajé a la puerta. No era Diego.

-Si, no te preocupes, yo le digo. Soy Mauricio.- dijo Mauricio y tendió la mano a una chica muy guapa del otro lado de la puerta.

-Soy Ximena. Un placer.

-¿Qué está pasando?- pregunté y tomé de la mano a Mauricio y entrelacé nuestros dedos.

-Ella es Ximena, vino a ...- interrumpí a Mauricio.

-Mauricio, vete de aquí, es mí casa, yo atiendo la puerta.- le besé la comisura de los labios, sentí su sonrisa.

Mauricio se fue a sentar a la sala y yo aún sentía su mirada.

-¿Y bien? ¿Qué hacías hablando con mi novio?- le pregunté a la chica que al parecer se llamaba Ximena.

-Yo venía a invitar a tu madre, bueno, en realidad, venia a invitar a algunas personas del vecindario a una cena que habrá esta noche en mi casa, mi familia y yo somos nuevos y queremos hacer una tipo bienvenida, estás invitada, me llamo Ximena.- me dijo Ximena y me regaló una sonrisa.

Ximena era delgada, un poco alta, cabello castaño claro, ojos cafés, labios gruesos y era muy guapa. Rayos, Mauricio no debe estar cerca de ella.

-Bien, veré que puedo hacer, bienvenida.- le sonreí y cerré la puerta, Mauricio se paró enseguida del sofá y se dirigió a mi.

-¿Me puedes explicar que acaba de pasar?- me preguntó Mauricio.

-Nada.- le dije y me volteé.

-Estabas celosa.- dijo Mauricio y rió un poco.

-¿Y qué si lo estaba? Sólo defiendo lo que es mío.- le dije y me volví para mirarlo.

-¿Soy tuyo?- me preguntó Mauricio sonriendo pícaramente.

-Eh... yo no dije eso...- rayos, este hombre siempre me deja sin aliento.

-Si lo hiciste.- me dijo Mauricio.

Mauricio se me acercó y me abrazó por la cintura.

-Mauricio...- le dije y el se apartó un poco de mi, de manera que quedamos de frente, lo miré a los ojos. Sus ojos brillaban y tenía esa grande sonrisa.

Mauricio me soltó, en cuánto lo hizo, me alejé de él, comenzó a acercarse a mi, yo me alejaba dando pasos hacia atrás, hasta que una pared se interpuso en mi camino, me estrellé ahí y Mauricio me acorraló. Puso ambos brazos alrededor de mi, tocando la pared. Mi respiración estaba agitada, en cambio, él sonreía.

-Sé que aún me amas.- me dijo y se acercó a mi, empezó a acariciar mi nariz con la suya, se desvió y comenzó a darme besos en el cuello.

-Claro que lo hago.- le dije y me moví tratando de que Mauricio dejara de darme besos en el cuello, lo cuál no funcionó.

Decidí quitarlo yo misma, con ambas manos lo tomé del cuello y lo separé del mío, nuestras miradas se cruzaron y no pude quitar mi mirada, a él no le podía negar nada, él es todo lo que siempre he querido, él es todo lo que quiero, él me ama, yo lo amo, este amor es correspondido.

Nuestras miradas estaban fijas, sus ojos brillaban y él tenía esa sonrisa tierna y apasionada a la vez, nuestras respiraciones, esta vez ambas, estaban agitadas, ambos lo deseábamos, ambos lo necesitábamos. Me abalancé sobre él y lo besé fugazmente, como nuestro primer beso, un beso lleno de emociones, un beso con el que desahogamos nuestros temores de estar separados, de no amarnos más.

Ambos sonreímos ante el beso, nos separamos lentamente, abriendo poco a poco los ojos.

-¿Estamos bien?- me dijo y me sonrió.

-No puedo estar enojada contigo, no sabes lo difícil que fue estar tanto tiempo sin ti y tus besos, hubiera preferido estar en prisión, pero contigo y tus besos ahí.- lo abracé fuerte por la cintura porque obviamente él estaba más alto que yo, recargué mi mejilla en su pecho y él me abrazó por los hombros y me besó la cabeza.

-Te amo.- me dijo y se separó de mi.

-Yo más.- le dije y sonreí.

Nos besamos de nuevo.

¿Solo mejores amigos? (Screamau y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora