C a p í t u l o o c h o
—Te llevare a casa de la abuela; no me lo vas a creer, ¿estás listo? Okay te lo diré. Tiene un jaguar e-type rojo 1960 que te volará la cabeza. Habrá que rogarle un poco pero por ti estoy seguro que por fin hará la excepción... para llevarte a tu casa claro.
Eran las diez de la noche cuando por fin había terminado el turno de Americ y podíamos irnos. La espera me había costado más de cinco idas al baño por tomar tanta agua del garrafón en urgencias y algunas miradas de soslayo de los pocos pacientes y enfermeras que había ahí. En ese momento atravesábamos las puertas del hospital. El estacionamiento se encontraba más lleno que antes lo cual lo hacía parecer incluso pequeño cuando en realidad era bastante grande. Casi salíamos de el cuando entre algunos autos estacionados escuchamos risas, choques de botellas y hasta mis narices llegaba el humo de cigarrillo volando por los aires que al acercarnos nos envolvía en una nube que desaparecía al instante por la brisa.
—¡Hey! ¡Americ! ¡Acompáñanos!
Llamó un chico con coleta que se encontraba bebiendo sobre una camioneta azul agua con apariencia vieja. Se encontraba rodeado de otros cuatro y dos chicas: una pelirroja y la misma rubia de recepción, recargada a un costado del auto con un cigarrillo entre sus dedos. Ya nadie llevaba su uniforme, de esa forma a los ojos de cualquiera volvían a ser simples universitarios tratando de pasarla bien.
—¿Les permiten hacer esto fuera del hospital?
Pregunté en un susurro antes de acercarnos.
—Cuando tienes influencias puedes hacer lo que quieras. —murmuró en otro susurro— Lo siento, chicos. Debemos irnos pero para la próxima será.
Dijo con una mueca de lastima falsa con un tono más alto.
—¿Y cuando llegará esa próxima, eh, Americ? Parece que te caemos mal.
Respondió otro cual apariencia era imposible no notar, era el más viejo de todos.
—Claro que no, Jack.
De pronto la mirada del tal Jack deparó en mi.
—¿Este es el hombresito del que se habla en el hospital?
Pregunto señalándome con un dedo.
—El mismo en carne y hueso.
Respondió uno de los chicos detrás riendo.
—¡Ja! ¿Qué tú mami no te dijo que drogarse es malo, chico?
Preguntó mientras acortaba la distancia entre nosotros.
—¿Qué tú mami no te enseño a lavarte la boca? Te apesta.
—Tú te crees muy gracioso...
Escupió enojado tomándome por el cuello de mi sudadera. Me solté enseguida exaltado.
—Metete con alguien de tu tamaño, Jackson. Ya estás grande para esto.
Le dijo Americ empujándolo hacia atrás.
—No tuvo un buen día. —Dijo la rubia mientras lo jalaba de un brazo con cautela— Ven, no quieres más problemas con tu padre.
ESTÁS LEYENDO
Encuéntrame
JugendliteraturS i n o p s i s: Un caótico momento, queridos amigos. Y dos caóticas personas. Como tú y como yo Una chica. Dos autos. Tres chicos. Un par de cervezas. Un corazón roto con aliento a tequila. ¿Adivinas qué sigue después? Apuesto tu seguridad de que...