La inexistencia del destino

6 1 0
                                    

La inexistencia del destino

No creo en el destino, no creo en que estaba escrito el encontrarnos a través de aquel frío parisino. Una historia vacía, simplista, formando fáciles líricas. 

 Yo creo en nosotros, en las lágrimas de mis ojos, en tus lindos labios rojos ilusionándome por alguna vez, aunque sea un segundo, encontrarme con tus besos cortos. La falta de rojos hilos... 

 ... Debatiéndome la existencia del destino. 

 Creo en mi sonrisa al estar contigo, y las curiosidades que me dices de ti. Soy creyente de los decretos de mi corazón, suponiendo que los motivos de sus latidos son un mito llamado amor, sin utilizar la razón, admirando nuestro dolor. 

 Tengo fe en todo este sentimiento que no puedo andar disimulando. Un amor rebosante que me obliga a tatuar páginas con tu nombre para que la sangre siga circulando, para que mi corazón siga palpitando. 

Creo en los efectos de tu perfume y la seguridad de tus brazos, creo en nuestros cuerpos abrazados o en todas las emociones que me genera el imaginar tomar tu mano. Creo en los errores y el hecho de que quizás te he perdido. 

 Negando la existencia del destino. 

 Déjame creer que no te has ido, que esto no fue parte de un escrito. Que podremos volver si encontramos un motivo, solo necesitamos un respiro. Quiero justificar el hecho de que aún no me rindo contigo. 

 Evadiendo los imprevistos mientras busco la forma de unir nuestros caminos. No quiero aceptar el hecho de que contigo ya no coincido, quiero creer que tenemos otra oportunidad, sin terminar llorando con medio corazón en el piso. 

 Por eso acepto la inexistencia del destino, aferrándome a algo que ya fluyó con el río para salvar los restos que quedaron de mi corazón quebradizo. 

 Si no lo hago, si acepto el hecho de que no puedo estar contigo ¿Este sería el final de nuestro destino?

Poemas, relatos y otras agonías del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora