Celo

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Los días de Kenma eran bastantes monótonos; iba a una preparatoria prestigiosa, a la cual también asistía Bokuto. Tenía un grupo de amigos reducidos, siendo Lev, Yaku y Yamamoto aquellos más cercanos a él. Bokuto, sin embargo, era amigo de todos los que se cruzaban por el pasillo.
Kuroo asistía a una preparatoria que quedaba a la vuelta de la anteriormente nombrada, y, al igual que Bokuto, tenía mucha facilidad para rodearse de gente. Nunca estaba solo, pero siempre  se escapaba para poder estar con Kenma y Bokuto, e invitaba a todos a jugar al vóley  a la salida. Allí fue donde, un día, apareció Hinata, con la primicia de ser otro omega más, y además, una persona muy competitiva que no dejaba que su condición física lo hiciera ser menos que los demás.
Kenma se reunía con todo tipo de personas porque sus mejores amigos eran extrovertidos, pero también, porque su madre nunca le prohibió nada y su padre lo ignoró en su infancia.

Desde que supo lo del compromiso, fue obligado por su padre a pasar tiempo con Bokuto, al menos una hora por día, ya que después de los dieciséis era una edad propicia para que se empezara a manifestar el celo. Todos los días Bokuto y él se reunían a tomar algo, o paseaban, hasta que, tras pasar un año, ninguno tenía realmente nada de que hablar con el otro, así que empezaron a mentir y dejaron de juntarse por su cuenta, se iban con el resto de los chicos para sumarse a lo que sea que estuvieran haciendo.

Luego de otro exitoso año sin ser descubiertos, Kenma cumplió los dieciocho, y su familia le dispuso todo un salón enorme para que pudiera hacer con él lo que quisiera. A Kenma no le interesaba realmente festejar algo, pero Bokuto y Kuroo se encargaron de realizar una fiesta donde todos aquellos que conocían asistieron.

-¿Verdad qué nos quedó bien? -Kuroo rodeó con su brazo el cuello de Bokuto y ambos sonrieron orgullosos- 

-El más joven entre nosotros ya es mayor de edad -lloriqueó el grisáceo- ¿Qué queda a estos pobres viejos, amigo mío?

-¡Ahhh! pronto deberemos ir a jugar cartas y tomar té con los ancianos del asilo, ya no pertenecemos a estos lugares juveniles. -exageró también el azabache, mientras bebía un trago del chupito de sake que tenía en su mano.

-¡Ya cállense, los dos! ¿Cuánto más de van a fastidiar por tener un año más que yo?

-¿Oíste, Kuroo, cómo nos grita? Ya no hay respeto por la gente mayor, trabajadora, que pasó por todas las adversidades de la vida -Kenma le frunció el ceño y quiso taparle boca con su propia mano, pero Bokuto lo sostuvo de la muñeca y se acercó a su rostro mientras carcajeaba- perdón, perdón, es que te ves excesivamente lindo cuando te molestamos. Ah, ven aquí -le dijo atrayendolo cada vez más; Kenma se puso un poco nervioso, y Kuroo decidió apartarse de la ronda- Tienes todo el cabello cubriéndote los ojos -se los acomodó un poco detrás de la oreja, mientras intentaba no desarmar el rodete que ya llevaba hecho. Una vez que terminó, se alejó de él y se fue con otro grupo. El pequeño omega suspiró, aliviado.

-¿Acaso tenías miedo de que te bese? -le preguntó Kuroo una vez que se veía al otro alfa ya bastante lejos de ellos. En ese instante, le dio la bebida de la que él mismo estaba tomando.

-¿Sigue sin gustarte? -completó Hinata, quien se había sumado recientemente a la ronda- Qué raro, después de tanto tiempo juntos...

-Para lo único que sirvió verlo tan seguido, además de hacerme perder el tiempo, fue darnos cuenta de que no hay forma de que coincidamos -se notaba indiferente ante lo que decía, como si se tratara de alguien resignado, dispuesto a afrontar lo que sea de su porvenir.

-Si realmente te atrajera -agregó el pelirrojo, quien también lucía un semblante delicado, acorde a un hermoso omega con rasgos acentuados- ya te habrías dado cuenta, así que no sé de qué tanto te servirá seguir apostando a que mañana podría ser distinto.

-Si realmente te atrajera -agregó el pelirrojo, quien también lucía un semblante delicado, acorde a un hermoso omega con rasgos acentuados- ya te habrías dado cuenta, así que no sé de qué tanto te servirá seguir apostando a que mañana podría ser d...

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-Necesito tomar aire -murmuró Kenma mientras terminaba de beberse aquello que Kuroo le había traído- ¿Podemos ir a tomar aire? -Le preguntó al azabache, mientras lo agarraba de la tela del saco que él llevaba puesto- será un momento.

-Sí, claro. Hinata-chan, en un momento volvemos -él les dedicó una sonrisa y les deseó suerte. Kuroo se dejó tomar el brazo por Kenma; ambos salieron del salón y empezaron a caminar.- ¿No aguantaste más rodeado de gente? -le preguntó simpático y volteó a verlo. El rostro del omega estaba completamente sonrojado, los ojos le brillaban con un destello anormal, acentuando un color verde aceituna en ellos. Kuroo tragó saliva y volvió la vista al frente- ¿Sabes? el idiota de nuestro amigo debe pensar que tiene suerte al poder casarse con un omega tan hermoso como tú; sí que le salió bien al maldito. -En ese momento, sintió un apretón en el brazo.

-Él piensa que soy alguien aburrido, así que no creo que la belleza importe. Yo... te envidio tanto...-declaró, y el azabache se mordió los labios- Si tan solo hubiera nacido beta, como la mayoría de la gente, yo no le importaría a nadie

-¡No me jodas! -sentenció exaltado- no hay forma de que no me importes, así que no creas que te ibas a librar de mi tan fácilmente. -Kuroo también estaba bastante afectado por el alcohol que habían estado bebiendo. Kenma simplemente se hecho a reír, y se aferró cada vez más a su brazo.

-Cómprame algo dulce.

-Algo dulce en camino -fueron hasta una tienda de convivencia, la única abierta a esas horas de la noche en su barrio; Kuroo entró y Kenma lo esperó afuera, apoyado contra la pared. Se distrajo mirando sus propias zapatillas y esbozando bobas sonrisas al recordar la reacción del alfa azabache hacia unos momentos. No se percató de que una sombra se posicionó frente a él, así que cuando elevó la cabeza, se encontró con un rostro que no conocía, en un cuerpo mucho más grande que el suyo... enorme, mejor dicho.

-¿Quién eres? -le preguntó el omega mientras miraba a través de la vidriera si su compañero ya estaba por salir.

-¿Estás esperando a tu pareja? -Contestó el recién llegado; por su contextura física y sus rasgos bien definidos, se podía apostar a que se trataba de un alfa- Estoy seguro de que puedo ser mucho mejor que él o ella; soy muy buen compañero, dame el placer de acompañarte -le sujetó el mentón y Kenma inmediatamente le golpeó la mano para que lo soltara- ¿De qué sirve ser tan hermoso si tienes ese carácter? Bueno, vale la pena soportarlo. -De repente, empezó a liberar sus feromonas; Kenma permaneció inmóvil un tiempo, el efecto de las mismas no estaba surgiendo.

-¿Qué? -Kenma lo miró soberbio, ladeando una sonrisa- ¿Eres un alfa recesivo? Si es así...vas a tener que esforzarte un poco más para que sienta esta mierda de feromonas -ni bien terminó de pronunciar la oración, una mano enorme se encontró rodeando su cuello; los ojos del alfa se tornaron dorados y lo aniquiló con la mirada. A Kenma se le complicaba respirar, y los rasguños que estaba proporcionando a la mano le eran indiferentes. Miró alrededor, pero no había gente transitando la calle en ese momento. Resignado, simplemente cerró los ojos.

Sus piernas empezaron a temblar, y en un instante, sintió como su cuerpo se había estrellado contra el suelo. El alfa finalmente le había soltado, pero cuando levantó la mirada para ver la razón, se encontró con Kuroo, confrontándolo. Sus ojos estaban rozando el dorado tal y como los del otro alfa, también se acentuaban los colmillos por debajo de sus labios. El omega se quiso poner de pie, pero las piernas le fallaron y empezó a sentir un enorme calor en el pecho. Una tercera persona lo ayudó a pararse, era la dueña de la tienda.

-Creo que tu novio está liberando feromonas, por eso aquél hombre se está inclinando. ¿Te encuentras bien? -Kenma la escuchaba, pero no podía verla. Su vista estaba totalmente nublada- Llamé a la policía, en cuanto vengan, podrán irse tranquilamente.

-Kuro, tus feromonas...-murmuró con el poco aire que le restaba- me están matando. -El azabache lo escucho, pero no podía hacer más que rogarle que aguante, sólo así podría retener a la escoria que se le había acercado.- Así que..así se sienten.

En cuanto vino la policía, ambos intentaron caminar hacia un parque. Pero fue un recorrido largo y agotador. Kenma estaba en brazos de Kuroo, aferrado a su cuello. El azabache también estaba sintiendo un calor dentro de su cuerpo que empezaba a consumirlo, y le pedía a cualquier dios, que les permitieran sentarse en un banco para poder respirar un poco y pedir ayuda. El primer celo de Kenma se hizo presente con las feromonas de Kuroo, y él, quien tenía una inherente atracción el omega, no podía resistirse un minuto más.

[OMEGAVERSE] Kuroo x Kenma (kuroken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora