-Hace tres meses que dejé de viajar, no puedo mantenerme al tanto todas las conexiones que realicé en mis años como trabajador, ¿Qué has hecho, Mío?
-Querido, las cosas están arregladas por un abogado, sólo tienes que firmar -La señora Kozume sacó un folio de su cartera y leyó las planillas que habían en él- la sucursales de España e Italia serán vendidas, y el valor de ellas se distribuirán a Hikari y Kenma, ya que ninguno de los dos está interesado en seguir con el negocio.
-¿¡Vender las sucursales?! ¡Te dejé con el papelerío unos meses, y eres tan inútil que las quebraste! -Mío permaneció inmutable ante los insultos de su marido, lo miró de reojo y siguió leyendo.
-En cuanto a Japón, Megumi se hará cargo de todo. Dice que no quiere extender el territorio, será la cabeza de este país en cuando a la venta de automóviles, y eso le conforma. Además, tenemos una invitación para su boda dentro de dos meses. ¿Piensas ir?
-¿Le dejaste a Megumi nuestro principal logro? ¡Ni siquiera es tu hijo!
-Pero sí el tuyo, era hora de que reciba algo de tu parte. Firma los papeles.-¿Qué piensa Hikari sobre esto? -preguntó el señor, mientras se negaba rotundamente a firmar lo que su esposa arregló.
-No hice nada sin consultarle a los tres primero. Es hora de que vivas tú también una vida tranquila, alejado del trabajo. Firma y deshazte de todas preocupaciones. Haz algo por tus hijos aunque sea una sola vez en tu vida. -Él siguió divagando entre firmar o no. Si fuese por el señor Kozume, toda la herencia quedaría a Hikari. Pero al estar casado con Mío, tenía legalmente la obligación de heredar un porcentaje a Kenma. Quien menos le importaba, era Megumi...pero su esposa no iba a permitirle ser tan egoísta. Un golpe en la puerta de la oficina llamó la atención de ambos. Mío ya sabía de quien se trataba.
-No espero a nadie. -comentó él.
-Sí, tienes visita -La mujer se levantó de la silla y abrió la puerta. Su semblante permaneció serio. En ese instante, dejó pasar a la oficina a una señora un poco más alta que ella, con un enorme parentesco físico a Hikari. Saludó a Mío con una reverencia, mostrando el respeto que le tenía, y se adentró a la habitación.
El señor Kozume quedó boquiabierto ante esta visita, estaba resignado a volver a ver a esa mujer, que tanto quería, en su vida.
-Reira-san...-murmuró, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas por primera vez en muchos años. Nadie creería que ese viejo cascarrabias tendría la descares de llorar por una mujer. Pero Reira, la madre de Hikari, era su debilidad. Mío lo sabía, y por más que odiara a su marido, y no existiera castigo que sea suficiente para él, le dio este último regalo, por más que hayan sido esos dos los culpables de tantas noches de dolor y de tormento.
-Me retiro -comentó Mío.- Por favor, firma el maldito papel -se volteó sin más y salió de la habitación. El señor Kozume estaba perplejo y conmovido, tanto así que valoró el último gesto de su mujer, y firmó los papeles en ese instante, para luego dedicar su tarde junto con Reira.
En una habitación continua, Kenma se miraba en el espejo mientras se ahogaba al tener que utilizar una corbata de traje por primera vez.
-Me veo ridículo. -protestó, ignorando que su madre estaba detrás de él.
-Eres el más hermoso del mundo -le sonrió mientras lo abrazaba y frotaba su mejilla contra la de él, símbolo de que para ella, Kenma seguía siendo un niño de cinco años.- Estoy demasiado sensible hoy, creo que voy a llorar por todo.
-Ma, no me gusta que le permitas a mi viejo ver a esa mujer -musitó, despegándose de ella. Su madre simplemente se echó a reír.
-Está todo bien. Él está tan débil que el enlace apenas se siente, y si tengo que vivir con ella con tal de que te deje en paz a ti, lo haría por más de cien años. -Kenma le sonrió. Mío vio a su hijo nuevamente y no podía creer lo adorable que se veía con el traje puesto y las dos coletas hechas en su cabello, tanto así que volvió a apretujarlo y frotar su mejilla, al punto de dejarlo sin aire. Para su suerte, el timbre sonó en ese momento.
-Debe ser Kuro, me voy madre. -Se despegó de ella nuevamente y se acercó a la puerta. Volteó una vez más el rostro hacia atrás, y al ver a su madre tan sonriente y lúcida, también sonrió.- Vamos...-le dijo a Kuroo una vez que cerró la puerta a sus espaldas, pero el azabache no le contestó, sino que se quedó mudo un instante, dirigiendo su mirada detenidamente al rostro de su pareja.- ¡Vamos! -repitió Kenma, sacándolo de sus pensamientos.
-Es que... ¡Aaajs! ¡Eres el más hermoso del mundo! -El alfa no pudo evitar arrojarse a él y encerrarlo entre sus brazos, repartiendo millonadas de besos en la mejilla que anteriormente había sido apretujada por su madre.
-Ya..-se quejó Kenma mientras empezaba a irritarse, pero Kuroo lo ignoró y siguió depositando sus labios en el rostro del menor- ¡Ya, Ya! -apoyó ambas manos en el pecho del alfa y lo alejó del él- ¡Vamos!
-Sí, vamos -dijo luego de echarse a reír por los mofletes inflados del omega.-¿Por qué lloras, gallo ridículo? -Le preguntaron a Kuroo, sin apartar la vista del altar que tenía como protagonistas a Bokuto y Akaashi, ambos vestidos con trajes de distintos colores, y sosteniendo un mismo ramo de flores en la mano.
-¡Ts...uukkii, maldito insensible! -se quejó el azabache, frunciendo la nariz para evitar que un moco se escapara entre tantas lágrimas- mira a mi muchacho -siguió diciendo, refiriéndose a Bokuto- a punto de casarse.
-¡Cállense ya! -les murmuró Kenma y codeó a su pareja- están por hablar ellos.
-Al final semejante grandulón terminó siento un llorón -se burló Hinata, que también estaba en la misma fila de asientos.
-Yo...-empezó a decir Bokuto, mirando a Akaashi en todo momento. Las palabras por decir estaban dedicadas a él, no a la gente había sido invitada a la ceremonia- tuve la suerte de encontrar, un día en un parque, a Keiji...que tiene los ojos más brillantes del mundo, y el rostro más adorable de todos, aunque sonría poco. El...-se notaba nervioso en sus palabras, pérdido ante lo que tenía que decir; pero Akaashi posó su mano sobre la de él, y le dio ánimos para seguir hablando, esbozando una sonrisa- él vino a auxiliarme. Cuando me vi solo, rodeado en una situación donde yo parecía ser un obstáculo, un personaje secundario, él me dio a entender que no era así, que siempre iba a contar con su compañía. Keiji, tu no lo sabes, pero me sacaste una sonrisa aún en esos años en que no nos vimos. Recordaba tu rostro y sonreía como bobo -dijo, sonrojándose por sus palabras y riendo en ese mismo instante por la timidez.- todavía sonrío como bobo cuando estoy en reuniones de negocios, y me acuerdo de que tengo la suerte de ser tu esposo. Me rendí con encontrarte una vez más. Hasta que apareciste de nuevo, así sea el destino, o hayamos tenido ayuda de otros, la vida me hizo reencontrarme contigo. Gracias por salvarme, Keiji.
La gente que estaba sentada, empezó a aplaudir inmediatamente, pero hicieron silencio al instante para dejar a hablar a Akaashi.
-Cuando te conocí creí que eras un idiota llorón -empezó diciendo Keiji, provocando la risa de todos.- Y sigues siendo el idiota más grande de todos, tanto así que has sacrificado tu felicidad más de una vez por la gente que quieres y te rodea. Soy afortunado de tenerte, lo soy mucho. Sé que mi vida contigo implica tener a alguien que nunca me dejará solo en lo que me quedé de vida. Dijiste que creíste ser un personaje secundario todo este tiempo, pero conmigo, siempre vas a ser el protagonista. No habrá día en que no te recuerde que eres el mejor de todos, porque es lo que tú haces conmigo. Nos reencontramos, y ésta vez, hoy, elijo quedarme para siempre.
Nuevamente la gente empezó a aplaudir. Los rostros húmedos por las lágrimas empezaron a ser más. Ni siquiera el padre de Bokuto pudo evitar dejarlas salir. Cuando Kuroo quiso sacar un pañuelo de su bolsillo, en vez de utilizarlo él, se lo brindó a Kenma, no sin antes burlarse de que él también era un llorón.
-Cállate, Kuro...-lo retó, aceptando el pañuelo que se le ofrecía.
-Si lloro aquí, no quiero imaginarme el día en que seas tú el que vista de blanco y lleve el ramo. -Kenma iba a volver a regañarlo por la ocurrencia que había tenido en ese preciso momento, pero en vez de realizar esa acción, decidió esbozar una sonrisa.Las bodas me ponen sensible, no quiero aún despedirme de esta historia...Nos leemos ¿en el próximo capitulo?
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[OMEGAVERSE] Kuroo x Kenma (kuroken)
FanficKenma es un omega dominante, por lo tanto, su vida ya está escrita en un papel. Sólo tiene que escuchar y obedecer. ¿Hasta dónde podrán, estos niños, seguir el camino preestablecido? ¿Será más fuerte el amor, o la codicia? -Créditos a los autores de...