Capítulo 4

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El tiempo continuó pasando, y con ello no podía faltar un pequeño mensaje en su memo clip. SeokJin estaba comenzando a acostumbrarse al punto de que esperaba con ansias cada nuevo día para poder deleitarse con las hermosas palabras escritas que le hacían sentir especial. Aunque claro, ello también conllevaba un sentimiento de culpa con respecto a su matrimonio. No quería ni pensar en el día en que Jungkook se llegase a dar cuenta de cada bonito mensaje que recibía.










Ese día en la mañana no había mensaje, SeokJin se sintió un poco decepcionado al no encontrar una pequeña nota de color donde siempre. 

Salió a almorzar con Jungkook como era costumbre, conversaron de proyectos del canal donde trabajaban y de algunos rumores con respecto a los artistas que los visitaban. Como siempre, era Jin el más atento a las palabras de su marido, y no era porque no le gustara contarle parte de su trabajo al pelinegro, sin embargo, era del tipo que prefería escuchar y opinar en algunas cosas.

—Voy a salir un poco tarde hoy. —Mencionó el menor cuando ya estaban regresando a la oficina. 

—Esta bien, te guardaré la cena. —Jin le sonrió cálidamente.

Llegaron cinco minutos antes de que terminara el almuerzo, SeokJin se despidió sin apartar la mirada de Jungkook hasta que las puertas del ascensor se cerraron. Caminó con cansancio hasta su cabina y su mirada notó de pronto un papelito en su memo clip junto a algo más colocado en su mesa; un pequeño ramito de tulipanes. El corazón de Jin latió fuerte, y sintió pequeños revoloteos en su estómago mientras tomaba rápidamente la tarjeta.

"Quiero amanecer a tu lado hoy, todos los meses, los años; que pasen las horas, los días; y que el tiempo se detenga así como yo en tu mirada."

Se mordió el labio inferior antes de sonreír ampliamente sin que se diera cuenta. Había un tenue aroma a menta que era agradable y se combinaba con el de los tulipanes. Tomó el ramo entre sus brazos, acariciando los pétalos con cuidado; en toda su vida, solo había recibido un ramo de claveles por parte de Jungkook, y ello porque sus amigos en la universidad lo habían obligado. Un regalo de graduación.  

Entonces ahora, ver que alguien se había tomado la molestia de comprar unas hermosas flores para él, le hizo estremecerse. Antes de que volviera a dejar el pequeño ramo en su escritorio, escuchó una puerta ser abierta y su mirada se encontró con la de un pálido rubio. Ambos hicieron una pequeña reverencia a forma de saludo y Yoongi le sonrió.

—¿Puedes venir un momento? —Dijo un poco nervioso el pelirubio. 

—S-Si. —Respondió SeokJin. —¿Recién irás a almorzar?

—Ahh... Si, estaba haciendo algunas cosas. —Yoongi caminó un poco más para ver las flores. —¿ Te gustaron? 

—¿Eh?

Yoongi señaló las flores mientra se frotaba la nunca con una mano. —Digo... Como veo que las sostienes con delicadeza. 

Esta vez, Jin dirigió su mirada de nuevo al pequeño ramo entre sus manos, luego las dejo en el escritorio, sintiéndose de pronto avergonzado.

—¿De casualidad tú...? 

Una señora de edad ingresó a la oficina sosteniendo algunas carpetas. 

—¡Por fin te encuentro Yoongi! Hay una reunión de urgencia, vamos que llegamos tarde. —La mujer lo sostuvo del brazo, saludando a Jin antes de retirarse. 

SeokJin miró las flores junto al mensaje, y luego pensó, que quizás solo era una coincidencia; por lo que simplemente tomó asiento, admirando sus pequeños regalos y esperando que fuera de noche para poner en agua sus tulipanes y que no se marchitaran. 


[...]

Aquella noche Jungkook llegó tarde al departamento. Cansado pero hambriento se dirigió a la cocina, viendo como SeokJin se tomaba la molestia de servirle la cena. A pesar de la hora, él lo había esperado para que pudieran cenar juntos en silencio. 

Lo único que se escuchaba era el sonido de los cubiertos, hasta que la mirada de Jungkook divagó hacia las flores que descansaban cerca del lava platos. 

—¿Y eso? —Preguntó.

SeokJin siguió la mirada del menor para visualizar la curiosidad de este; había sido tan descarado como para llevar las flores a su propia casa, por lo que terminó bajando la cabeza. —Las compré. —Mintió. y no es que hubiera sido la primera vez, sin embargo, aún había algo de culpa. 

Jungkook solo lo miró con extrañeza, finalmente olvidándose del tema y contándole algunas cosas transcurridas en la última reunión que había tenido. 

Cuando terminaron, fue Jin quien se encargó de lavar los platos; luego se dirigió a su habitación compartida, encontrándose al pelinegro sentando en la cama leyendo un libro. SeokJin se sentó a su lado compartiendo el mismo espacio y la misma actividad, solo que él revisando su pequeño álbum donde había estado guardando todos los mensajes que recibió desde el primer día. Volvió a pensar, en quién podría ser la persona capaz de escribir tan maravillosas frases llenas de amor, ¿Quién pudo haberse enamorado de sus ojos? Y, ¿Realmente era tanto su deseo de poder amarlo como decía en sus cartas? 

Miró a la derecha para observar a Jungkook quien continuaba con su lectura, incapaz de notar su presencia incluso si estaba a su lado. SeokJin añoraba que fuera su marido quien recitara esas palabras para él; deseaba que lo abrazara, sellando la expresión con un beso dulce. Sin embargo, no sucedió, por lo que solo le quedaba fantasear con aquel desconocido que ya había  logrado encender emociones que hasta ahora, solo había experimentado con su esposo. 






A Bouquet Of Tulips [KookJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora