Final

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Quiero aclarar que aún falta el epílogo.

[...]

Regresar a aquellas calles conocidas lo ponía nostálgico; y sintió una dolorosa opresión en el pecho, al observar la fachada del moderno edificio frente a él. Había vuelto, aunque no para quedarse.

Bajo del taxi con pesar, sintiendo sus piernas casi entumecidas. -¿Desea que lo ayude? -Preguntó el conductor amablemente.

SeokJin negó con una pequeña sonrisa. -Lo llamaré si necesito ayuda.

-Bien, esperare aquí.

Entonces, finalmente ingresó al lugar. Eran aproximadamente las nueve de la mañana, lo que significaba que Jungkook estaría trabajando y que no se toparía con el. Agradeció internamente por eso, porque en esos momentos no sabía cómo lidiar con ello; aún no estaba listo para ver al pelinegro, aunque probablemente, nunca volvería a hacerlo.

Había tenido que dejar pasar un par de días para por fin tener el valor de ir buscar sus cosas, de cualquier forma, era la condición que Jungkook había puesto para por fin firmar los papeles del divorcio.

Al bajar del ascensor que daba a su piso, encontró a su amable vecino, quien esperaba fuera de su propio departamento; un hombre de edad que siempre lo había tratado con amabilidad y cierto cariño.

-Vaya, pero que gusto verlo de nuevo joven Jeon.

SeokJin hizo una mueca ante el apellido por el que lo había llamado, queriendo corregir al hombre y decirle que, en realidad, era Kim; sin embargo, lo dejó pasar, él mayor no necesitaba saber sobre sus problemas maritales que lo habían llevado al divorcio.

-Igualmente, señor Park. -Saludo con una respetuosa venia. -Espero que se encuentre bien de salud.

-Gracias muchacho, estoy tomando cuidado para alargar mi vida. -Rio el anciano. -Ya se le extrañaba por aquí, hacia algún tiempo que no le veía.

Jin sonrió nervioso. -Eh, si. Supongo que estuve un poco ocupado. -Luego señaló hacia su propia puerta, intentando decirle a su vecino que entraría.

El mayor asintió en su dirección, y sin molestarlo más, solo levantó una mano a modo de despedida.

En segundos, SeokJin se encontró sólo frente a su puerta, con manos temblorosas dígito la clave; la fecha de su aniversario. De nuevo sintió la dolorosa opresión en su pecho cuando entró, recuerdo tras recuerdo golpeó su memoria. Habían sido años compartiendo en aquel lugar.

Al observar a su alrededor, notó que nada había cambiado, incluso después de meses ausente, todo continuaba igual. La única diferencia eran las cortinas cerradas de la sala, mismas que Jin siempre había mantenido abiertas para permitir la luz solar llenar el lugar. Se veía tan oscuro, que una vez más tuvo que correrlas para permitir a la luz natural alumbrar el departamento.

Al instante sus ojos divagaron por las paredes, observó el enorme cuadro de su boda, ahora cubierto por una enorme tela oscura. Los demás cuadros de él y Jungkook, puestos hacia abajo para evitar que fueran vistos. Una parte de él se sintió aliviado de que fuera así, porque en esos momentos, no creía ser capaz de verlos sin echarse a llorar.

-Esta iba a ser tu casa. -Dijo, tocando su pequeño y abultado vientre, mientras recorría una vez más aquel que había sido su hogar.

No pudo evitar que sus ojos se humedecieran por las lágrimas retenidas. Estar en aquel lugar lo había puesto más sensible de lo que pudo haber imaginado antes de ir ahí.

Sin embargo, finalmente limpió las involuntarias lágrimas con el dorso de su holgado suéter, no tenía tiempo para ponerse nostálgico o llorar. No en ese momento, cuando sólo necesitaba sacar todas sus pertenencias y salir de ahí lo más pronto posible.

A Bouquet Of Tulips [KookJin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora