Paola

15 0 0
                                    


Llámame Paola,
ahora,
que el tiempo ha puesto en mí
un reloj tardío
que recuerda,
por ser cuerda
y sensata
lo que pasó aquel mes de  abril.
Preguntadle a mis ojeras
a cuanto estoy de ti.
Llámame Paola
porque no quiero otro nombre
Tampoco otro hombre
que me haga vivir
lo vivido.
Paolita,
como si fuera algo insignificante.
Así me llamaba
aquel compañero de mamá
que siempre
siempre,
me había mirado
como si se tratase de un reto,
como si yo fuera el fuego
de su cigarro marchito
de su droga incomprendida,
como si quisiera jactar
y vanagloriar mi cuerpo.
El mataría
Por quedar satisfecho.
Llámame Paola,
porque 10 años no eran nada
para una niña sana,
Y feliz
que se alegraba de cada rayo de luz
que alumbraba un día de tormenta.
Que tortura,
que poca cordura,
Y qué poca hombría hay que tener,
para intentar ensuciar la piel
de una niña
como la que yo era
tierna y buena
que empezaba una vida,
llena de sueños
esperanzas
e inquietudes,
esperando las virtudes que me daría el tiempo.
Recuerdo aquel día
Me arde dentro
como un cuchillo lento
atento,
Y dispuesto
A matar a su víctima.
Su mente fría,
y tóxica
movida por atracción
y sustracción
sin rumbo,
a la deriva
como agua fría y tibia
atacada de puro ardor.

Llámame Paola,
porque él me cogió de la mano para llevarme al colegio
Y así cerró las puertas
y el cerco
de mi vida.
Recuerdo esa casa
como si del infierno se tratase
esas manos,
como puñales
a punto de llegar a la espalda
de mi madre.
El colegio quedó lejos
para lo cerca que yo estaba
de él
"No te va a pasar nada"
tú solo confía
y yo solo pensaba
Y me repetía
Que no sabia dónde  me metía
en dónde había acabado
Para haber sido el peón retirado
de esa partida de ajedrez.
Llámame Paola porque quien me violó
con tan solo 10 años
Me destrozo la vida
Porque mientras metía su mano fría
yo sentía
como dejaba de ser una niña
sin quererlo.
Porque ni mis gritos,
ni mi llanto,
hicieron suficiente ruido.
Pensé que por eso ahora
mi voz no servía de nada.
Para qué hablar
gritar,
llorar
y patalear
si para la vida mi voz no tenía sentido.
Me martiricé
pensado mil veces
en mi existencia
para qué vivir, 
si yo ya no soy esa niña
tímida y buena
si mi flor ya no es flor
si me la han robado,
si mi pecho ahora arde
y quema.
Por eso  hoy grito
a los cuatro vientos
lo vivido
y lo sentido, 
y ya me da igual que no me escuchen.

Paolita, me decía
Paolita
Paolita.

Ese fue mi refrán
esos fueron mis días
mis horas
Y todas mis noches. 
Mi tortura constante e imprecisa
un llanto eterno
solapado por el miedo
que sentía al caer la noche.
La espalda de mi madre
desangrada
por sus puñales.
Mi flor tirada sobre el asfalto
pidiendo auxilio.
Mi vida,
en manos de ese asesino.
Pero esta cicatriz
y esta flor marchita,
ahora si se curan
porque grito con fuerza
Y sin miedo
por una vez
desde hace tanto tiempo:

Llámame Paola.

Cuando menos lo merezcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora