Besos al olvido

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Respiró. Me echó miles de cosas en cara y me culpó de haber llegado  tarde a su vida.  Tal vez no se dio cuenta de que después de tantos golpes, uno digiere  hasta balas. Que yo llevaba ya varias heridas acuestas y que él no era más que el aprendiz del mago esperando a sacar el conejo de la chistera.
Y tras una sonrisa a modo irónica me dijo: "pero aún así si no fueras quien eres, te plantaría un beso".
Y en ese juego de desorden y conciencia, le respondí: cielo, te diré que hace tiempo le puse a tu nombre olvido y a ti fecha de caducidad, porque desde luego si no fuera quién soy, me dejaría besar".

Cuando menos lo merezcaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora