XV

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A la mañana siguiente, la cabeza de Pansy dolía como el infierno. Tenía ojeras del tamaño de sus mejillas y oscuras, mientras que solo podía recordar fragmentos de lo que había pasado la noche anterior después de las dos de la mañana. Su maquillaje estaba corrido por completo y su cabello estaba hecho un lío, pero se refregó los ojos y volteó a ver al bulto a su lado llamado Hermione Granger, quien no estaba muy diferente.

Agradeció a Salazar por el hecho de que las mazmorras eran frías y la sala común de slytherin mucho más, por su cercanía al Lago Negro; lo que le daba un clima perfecto para hacer una fiesta como la de ayer, y ahorraba aquella molestia de despertar sudando como mula de carga.

Se levantó despacio de su cama, sintiendo cada parte de su cuerpo tronar y doler. Se puso de pie y buscó en el baúl frente a su cama alguna poción o algo que la pudiera calmar, pero no encontró nada. Suspiró con frustración y volteó a ver las camas de sus amigas, dándose cuenta que estaban vacías: había dormido a solas con Granger.

Se escaneó a sí misma: no habían chupetones en su cuello, tampoco labial por otra parte que no sean sus labios y algo sobre sus mejillas (corrido gracias a los besos que compartió con Daphne). Básicamente no habían señales de que ambas hubiesen follado anoche, a lo que se encogió de hombros y se quitó el vestido, dispuesta a bañarse.

Se dio una ducha de agua caliente para relajar sus músculos y sacarse los restos de maquillaje que quedaban en su rostro. Iba a llegar tarde a clase, estaba segura, pero de verdad necesitaba un tiempo para centrarse en qué carajo tenía qué hacer ese día.

Salió del baño con una toalla envuelta en el cabello y otra cubriendo mitad de su cuerpo, dándose cuenta que Hermione ya se había levantado.

—Buenos días —saludó, sobresaltándola.

—Buenos días... —murmuró, aun adormilada. Sin darse cuenta, aquella voz de recién levantada de la castaña le había parecido sexy, pero su orgullo jamás le permitiría admitirlo.

Rebuscó en sus cajones por su ropa interior y en el armario por su uniforme escolar, sacando dos pares de cada una.

—Creo que no hay tiempo para que te regreses a tu sala común, así que ahí tienes para que te cambies —señaló el uniforme que había dejado sobre su cama.

—Pero... —murmuró ella, mirándola—, es una corbata de slytherin...

—¿Prefieres llevarte un regaño de parte de medio profesorado por no llevar corbata? —cuestionó—, además, seguro sabes el hechizo para cambiarle el color, no es el gran lío.

—Creo que será peor si ven que la corbata no es de mi casa —insistió.

—Haz lo que prefieras, estoy demasiado destruida como para rebatir —cortó, soltando su toalla al suelo y comenzando a colocarse su ropa interior; a lo que Hermione volteó la mirada, avergonzada.

Se vistió rápidamente y ató su corbata mientras buscaba las mochilas de sus amigas, llenándolas con los libros correspondientes del día y cerrándolas. Se levantó, cargando dos mochilas en un brazo y la suya en el otro.

—¿Necesitas ayuda con eso? —preguntó Hermione, atándose el cabello en una coleta alta.

—No te preocupes, en verdad las cargo para dejarlas en el piso cuando salgamos del cuarto y cargarlas con magia —aseguró—. Pasa que no encuentro mi varita, entonces dejaré esto afuera, la buscaré y cuando la tenga, las cargaré y armaré las de Blaise, Draco y Theo.

—En serio te preocupas por tus amigos —dijo, sonriendo ligeramente. Pansy le sonrió de vuelta.

—Son mi prioridad, y yo soy la de ellos —simplificó, haciendo lo que había planificado antes.

Maldito Veritaserum; Pansmione.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora