IX

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—No me gusta ese.

—Se ve feo.

—¿Y si mejor te pones este?

—¡Me mareáis! —gritó Theo, riendo. Los demás pararon su discusión sobre moda y lo miraron, soltando una leve risa.

—Creo que no eres capaz de de elegir tu ropa tú solo, ¿o sí? —cuestionó Daphne, con una sonrisa burlona.

Theodore solo rio, negando con la cabeza y sentándose de nuevo, escuchando cómo Pansy y Blaise peleaban con Millie y Daphne sobre qué pantalón era más conveniente para la ocasión. De repente, Draco, para calmar la situación, sacó un pantalón al azar de una percha y habló.

—¡Mirad! ¡Este tiene una muy buena pinta! —exclamó, alzándolo en el aire. Todos dejaron de pelear y se acercaron a Draco, escaneando el pantalón de pies a cinturón.

—Creo que está bien. ¿Qué opinas, Millie?

—Me gusta —asintió—, es muy su estilo. ¿Pansy?

—Se ve hermoso —murmuró, pasando sus dedos por la tela—. Lamento si estás en desacuerdo, negro, pero ganamos por mayoría. Theodore, ve a probártelo —ordenó, luego de cerciorarse que era de su talla. Blaise soltó un bufido y Theodore obedeció, queriendo terminar aquella tortura.

Luego de una larga y tediosa espera, lograron decidir qué portaría cada uno ese día. Como anfitriones, debían ir pulidamente arreglados para dar una buena presentación. Normalmente, cuando se hacía aquella fiesta, Daphne ordenaba los mejores trajes para todos ellos desde Francia, pero gracias a que todos habían olvidado tal fecha, no alcanzaba el tiempo para que las prendas llegaran; así que tuvieron que conformarse con ir a una de las sedes de la costosa boutique de la familia Greengrass.

El lugar era tan sofisticado que daba miedo. Habían maniquíes luciendo ropa que de tan solo mirar, te dolía la billetera; al igual que cosméticos tan delicados que te daba pena sacarlos de la caja. Sin duda todo eso era hecho para ricachones; todo era tan despampanante que parecía sacado de un libro de fantasía muggle. Las paredes y la temática del lugar era el color rojo vino, predominando en todos los aspectos. Incluso la cajera iba vestida con un corto vestido del mismo color del lugar.

Salieron por completo de aquel irreal lugar y fueron a la tienda de té de Madame Pudipié, pero Pansy se detuvo apenas cerrar la puerta.

—Esperadme un segundo, dejé mi anillo sobre la recepción. No tardo —La mayoría de los presentes asintieron, mientras que ella salía de nuevo hacia el sitio en el que habían estado antes.

Entró por la puerta despacio y cerró con cuidado la puerta, acomodando su bolso y escuchando algunos murmullos y risas cerca. Le sonrió cortésmente a la cajera y tomó su anillo con cuidado, introduciéndolo en su dedo mientras volteaba para ver a las personas dueñas de aquellas risas.

Lo que menos se esperaba era ver a una pequeña chica hablar con Weasley, Potter y Granger mientras reían.

Claramente iba a aprovecharse de la situación, por lo tanto, se acomodó el cabello con una mano y se dirigió hacia ellos con una ancha sonrisa.

—Hola, Granger —saludó, sonriendo.

—Oh, hola, Pansy —saludó de vuelta la mencionada, con notable alegría.

—Hey, Astoria —Lo que más satisfacción le causó a Pansy fue ver el altivo rostro de Astoria, transformarse en una mueca de terror genuino. Ella, en cambio, solo ensanchó más su sonrisa.

—Pasaba nada más a saludarte, y a invitarte a ti y a tus amigos a una fiesta.

—¿Fiesta? —el rostro de Hermione se deformó en una mueca—. Debo estudiar para los TIMOS y resolver algunas preguntas que dejaron de tarea en-...

Maldito Veritaserum; Pansmione.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora