—Longbottom, ¿sería tan amable usted de indicarme qué criaturas mágicas representan el nueve y el cuatro?—¿Huh? —preguntó el aludido, levantando la cabeza de sus notas. Se sonrojó hasta las orejas al caer en cuenta que era con él y comenzó a rebuscar entre sus apuntes, a lo que la profesora se erizó.
—Me refería a que lo dijese de memoria, Longbottom, sin ver nada —aclaró, rebuscando paciencia.
Pansy alzó la cabeza de su propio pergamino, masticando su pluma y al ver al pobre chico sonrojarse y bajar la mirada, aprovechó que la profesora se había volteado para anotar algo en el pizarrón y arrancó un trozo de pergamino, anotando unas palabras y se lo deslizó discretamente al chico a su lado, quien vio el pergamino en su mano y lo tomó, buscando la mirada de la pelinegra, pero ella no volteó en su dirección.
—¿Y bien, Longbottom?
—El nueve es representado por la Hydra y el cuatro por el Fwooper —dijo, con la voz algo temblorosa, pero la docente fingió amablemente no notarlo y sonrió.
—Cinco puntos para gryffindor —aclamó y continuó explicando el temario, hablando sobre jeroglíficos egipcios y su importancia en el mundo mágico.
Neville se permitió volver a mirar de reojo a Pansy, quien esta vez sí le devolvió la mirada. Ella le dio una sonrisa suave y le guiñó un ojo, a lo que él moduló un "gracias" con los labios y ella negó con la cabeza, articulando un "no es nada". El resto de la clase compartieron algunos apuntes y soltaron algunas sonrisas cómplices, pero Pansy no podía relajarse por completo gracias a una mirada clavada en la espalda como una lanza, aunque Neville pareció no haberse percatado.
Al salir de la clase, el chico se armó de valor y le tocó el hombro a la morena, quien se volteó y alzó las cejas en sorpresa al encontrarse con él.
—¿Todo bien, Longbottom? —preguntó, relajando su rostro y regresando a su expresión inescrutable de siempre.
—Quería agradecerte... Ya sabes, por esa salvada que me diste en clase —habló el gryffindor, pasando su palma abierta por su nuca. La morena sonrió de boca cerrada.
—Siempre que lo necesites. Runas Antiguas es un dolor de culo —respondió vagamente—, ¿necesitas algo en específico?
—Uhm, no... Era solo para agradecerte, nada más —se encogió de hombros, recibiendo un asentimiento amable de la chica.
—Está bien. Estudia, por si acaso la próxima no te intente salvar y nos pillen —le guiñó un ojo y ladeó la cabeza—. Ten linda tarde.
Aferró correctamente su mochila y comenzó a caminar hacia la izquierda, volteándose solo una vez para despedirse con la mano del chico y doblar una esquina. Suspiró, soltando su cabello de la coleta que lo retenía y se giró:
—Theodore, si me vas a seguir, al menos te agradecería que fueras más discreto —le dijo a la nada. Hubo un pequeño movimiento entre las sombras y de repente el aludido se materializó frente a ella, con la mirada firme.
—No planeaba hacerlo por mucho más tiempo, de cualquier manera —se encogió de hombros. Ella alzó una ceja y lo miró.
—¿Qué te pasa? —inquirió, cruzándose de brazos y apoyándose con la espalda sobre la pared. A Theodore le llamearon los ojos.
—¿Qué es lo que me pasa? —ladró, aún sin romper su máscara fría—, me pasa que mi novio estuvo toda la clase sonriéndose y dándose cariñitos con mi mejor amiga. Me pasa que mi novio no me habla desde hace sabrá Merlín cuánto tiempo y a mi mejor amiga pareciera que llevaran toda la vida conversando —bufó, haciendo un mohín al terminar. Pansy soltó un suspiro.
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Maldito Veritaserum; Pansmione.
FanfictionA pesar de que no hay mucha información sobre ello, se sabe que las serpientes son apostadoras por naturaleza. ¿Qué pasaría si la apuesta más ridícula les llevase a la perdición? Digo, después de todo, en este libro, terminaron ganando los leones, q...