11.

17 1 4
                                    

Después de tanto tiempo, Aarón por fin había llegado al pueblo que lo vio crecer. Camino hasta la entrada de una casa blanca, con un hermoso jardín. 

Saco el juego de llaves de su bolsillo delantero y abrió la puerta de madera oscura.

Las luces estaban apagadas por lo que las tuvo que encender, éstas le dieron la bienvenida. Este sería su " nuevo hogar" hasta que todo el caso de Iker Ivanov se resolviera.

Sobre todo porque estaba seguro que el ruso iría tras ella, y lo que más quería, no solo porque se lo prometió a Boris que cuidaría de esas dos mujeres, sino porque Annie era, era...la hija del mejor amigo de su padre y debía protegerla, quería que ambas estuviesen a salvo.

Solo esperaba que todo aquello terminara pronto para volver a tener su vida, volver a tener su cargo en la C.I.A. que su jefe le había arrebatado con mentiras.

Dejó el bolso a un lado la puerta, se quitó sus botas, y finalmente cerró la puerta.

El trámite de la casa la había hecho su amigo tras llamar a la única inmobiliaria de dicho pueblo.

La casa estaba bien, pasaba desapercibida, era lo que necesitaba para mantener en secreto su regreso.

Si Annie estaba allí con esa niña, lo más seguro era que el ruso ya estuviera puesto en aviso. Solo era cuestión de tiempo que ese día llegara, y él, estaría preparado.

Subió las escaleras, entro al primer cuarto y arrojo el bolso a la cama, se comenzó a desvestir y entró a la ducha.

El agua fría comenzó a salir, los músculos de su espalda se tensaron, y los vellos de su piel se erizaron. No sabía si volver había sido la mejor idea.

No obstante, su madre estaría feliz de verlo después de años, pero ver a su padre y a su hermano como que no le hacía mucha gracia, al menos no después de la última pelea con ambos, por lo que decidió no volver más ni siquiera para visitar a su madre.

Recordar aquella discusión con su padre hizo que sus manos se tornarán en unos puños apretados, con los nudillos de sus dedos blancos por la fuerza.

Sabía que si volvía debía enfrentarse a todo eso, sobre todo a ella. Y no creía que estuviera listo para eso, no aún, menos en esas circunstancias.

Cerro el grifo del agua fría, tomo una toalla y se la envolvió en su cintura.

Tomo su celular para enviarle un mensaje a su amigo, de que ya se encontraba en el pueblo, y para saber si los rusos seguían en Londres o ya habían salido del país.

Se tiro a la cama con los brazos detrás de la cabeza, sumido en sus pensamientos, y apenas cerró sus ojos se quedó dormido.

A la mañana siguiente muy temprano, Aarón ya estaba de pie en la cocina preparando el desayuno de para comer.

Debía planearlo todo, que decir...que ocultar...y cómo aproximarse a Annie sin que parezca raro. Tener a la hija de Iker, bajo la lupa y evitar a toda costa que se realicen llamadas que puedan ser localizadas por ellos.

Era una tarea bastante dura pero no difícil, sabía que podía aproximarse sin levantar sospechas ya que Oliver Bronw y su padre eran buenos amigos.

Y como olvidarse de Jack su buen amigo, el sería de gran ayuda —aunque él no lo supiera—para estar casi todo el día metido allí, entre ellos, sin que nadie sospechara que sucedía algo raro, fingiendo ser aquel muchacho de quince años que iba a jugar con su amigo al baloncesto.

¿Qué podía salir mal? Con él al mando y siguiendo su plan —pensó—nada.

Pero siempre hay que tener cuidado ya que a veces los planes pueden fracasar, pero ya vería qué hacer si eso sucedía.

Un encuentro con el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora