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Una semana después de que se publicaran las fotos en el periódico y de que Kimi subiera unos cuantos vídeos de lo sucedido en la fiesta a su blog, todos se olvidaron de Annie, para suerte de ella las burlas y los chisme no trascendieron más allá de lo esperado, ahora lo importante y de lo que nadie podía dejar de hablar en todo el maldito pueblo, era sobre el noviazgo inesperado de Connor con la súper modelo Theresa Brown.

Mía y Gina entraron a la biblioteca en busca de su amiga, la cual se encontraba sentada en la última mesa, con una pila de libros sobre está al final del pasillo.

Annie acomodo sus gafas negras sobre el puente de su nariz, siguió leyendo o estudiando o lo que fuera que intentaba hacer, estaba harta de escuchar a todo el mundo hablar de su hermana y de Connor y de lo bien que se veían juntos, lo cual resultaba ser una verdadera tortura y aún faltaba la cereza del pastel.

- No lo puedo creer.- dijo su amiga indignada, mientras tomaba asiento frente a Annie, quien no puedo evitar soltar un suspiro.

-¡no por favor! - susurro, la opinión de Mía respecto a lo que estaba sucediendo era lo último que deseaba escuchar.

- Basta Mía, déjalo.- pidió la castaña.

-¡Pero cómo es posible! - ignorando a Gina, Mía siguió.- ¿¡COMPROMETIDOS!? Es por eso no querías ir al café de Sally's con nosotras ayer por la noche, lo que no entiendo es porque no nos contaste sobre el compromiso.- Gina le pego con el codo en las costillas.- ¡¿PERO QUE TE SUCEDE?! ¡DEJA DE GOLPEARME MALDITA SEAS! -dijo mirando a Gina con el ceño fruncido, esta se llevó una mano a la frente y negó con su cabeza, a veces Mía podía ser una metepatas de primera.

-¿De qué están hablando?- Ann miro con el ceño fruncido a sus dos amigas, y Mía supo que había metido la pata mal.

- No lo sabias.- Mía abría y cerrar la boca como un pez.- lo siento mucho Ann, pero Connor y Tess se comprometieron anoche, lo vimos cuando estamos en el café y...- el chirrido de la silla de Annie llamo la atención de todos por lo que la bibliotecaria las mando a callar por tercera vez.

- Dije que pararas.- dijo la castaña.

La rubia tomo en sus manos unos cuantos libros para acomodarlo en los estantes de madera, necesitaba distraerse, de lo contrario colapsaría, eso era demasiado. ¿Comprometidos? todavía no podía hacerse a la idea de que fueran novios, cuando ya estaban dando un paso grande, enorme, gigantesco a su parecer.

Fue dejando libro por libro, ya no importaba si estaban bien organizados o no, no quería hablar, el nudo en su garganta se lo impedía, sabía que si abría la boca lloraría y no quería hacerlo, ya lo había echo durante una semanas entera, desde que se dio cuenta que el amor de su vida estaba con alguien más.

Su hermana.

Dolía, y el amor se supone que no debía doler, podía soportar que Connor estuviera con alguien más, pero no si se trataba de su perfecta hermana, cualquier oportunidad que creía que podía tener se había esfumado al saber que estaba con ella, pero ahora que se iban a casar, porque eso le seguía al compromiso, dudaba mucho que alguna vez terminaran y si eso sucedía tampoco garantizaba que Connor se fijará en ella.

-Debes tranquilizarte, respira Ann, ¿Joder dónde está el maldito inhalador?- pregunto Mía mientras busca en el bolso de su amiga el dispositivo gris. Cuando lo encontró se lo paso a Gina, pero la rubia no lo tomaba, sabía que no iba a entrar en crisis, pues tuve que aprender a controlarlas.

Sus ojos ardían por culpa de las lágrimas que picaban en sus ojos, de pronto se vio rodeada por los brazos de Gina y no puedo más, justo allí en el piso de la biblioteca se derrumbó una vez más. Mordió su labio inferior para evitar soltar un sollozo, provocando un pequeño corte en el mismo, pero no importaba eso dolía menos que un corazón roto, así se quedaron las tres amigas abrazadas, sin saber que ese sería unos de los últimos momentos que compartirían juntas.

Un encuentro con el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora