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Aaron quería golpearse, ¿Por qué diablos fingió no conocerla?

Es decir, tenía su maldita foto pegada en el mural improvisado de su casa, la misma que Boris le entrego antes de que lo asesinaran.

Pero lo hecho, hecho está y no podía cambiar lo sucedido se vería como un imbécil y no la culparía, si Annie pensaba de esa manera.

Porque él mismo lo sabía.

Llegó al jardín de la familia Brown la risa jovial de su madre le saco una sonrisa.

Patrick estaba a su lado mirando a su esposa como un bobo.

Aaron no podía negar que a pesar de los años sus padres seguían igual de enamorados. Si, había altos y bajos en la pareja, pero siempre sabían cómo salir adelante.

Por eso no dudaba de sentir en cierto modo admiración por Patrick porque su padre cómo esposo era perfecto, pero como progenitor al menos para él, dejaba mucho que desear.

- Pero miren quien se acordó de los viejos amigos. -Aaron rodó los ojos al escuchar a su mejor amigo de la infancia, Jackson.
Jack extendió su mano y Aaron no dudo en estrecharla para luego abrazarlo.- Bienvenido hermano.-Dijo palmeando su espalda.

Saludo a todos los presentes, incluida la pequeña Ivanov y vaya sorpresa que le causo el parecido que tenía con aquella rata.

Pobre muchacha, no tenía la más mínima idea que carga sobre sus hombros, pensó Aaron con cierto pesar.

Desde que había sido asignado para rondar las calles de Chicago, había visto y comprobado que los niños eran los más vulnerables.

Había conocido a muchos niños que apenas llegan a los siete años de edad ser usados como mulas para el tráfico de drogas.

Niños de once años consumiendo en las calles y a otros tantos viviendo en indignas condiciones.

Aun siendo detective de la D.E.A, sentía cierta aflicción cuando se daba un 918, su piel se erizaba porque sabía que en la escena del crimen había algún niños involucrados en aquellas infames situaciones.

Descubrir que Kuznetsov había arriesgado su vida para proteger aquella niña, le doy esperanza de saber que algunos si deseaban salir del fango donde estaban unidos.

Ahora esa responsabilidad era de él.

No solo porque se lo prometió, sino porque sentía que era su deber, y si eso implicaba tener que mentir a la familia entera lo haría y los protegería, porque no dudaba que Ivanov iría hasta San Antonio en busca de su heredera.

Sin saberlo Annie había puesto a todos en peligro al refugiarse allí.

Pero Aaron estaría preparado para cuando ese día llegara, porque no dejaría que nada ni nadie lastimara a su familia.

Unas risas lo sacaron de sus pensamientos, era Mía, la misma muchacha que lo había metido años atrás en tremendo lio con su madre cuando está pinto su coche con labial rojo.

Vio como le echa miradas y sonrisitas sin que nadie se diera cuenta, estaba coqueteando y Aaron no evito devolverle el gesto complacido, quizás no fue mala idea haber regresar después de todo.

Podría divertirse lo que restaba de su estadía en el pueblo con la amiga de Gina.

Minutos después Annie apareció, parecía nerviosa, no dejaba de morder su labio inferior.

Su experiencia en la conducta humana le decía que algo estaba mal, los movimientos en su caminar era rígidos, su respiración estaba un poco agitada, y sentía que la pequeña Brown ahora mismo deseaba estar en otro lugar menos en casa de sus padres.

Un encuentro con el pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora