Tarot.

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- Jo, Nat, ¿en serio estás molesta por eso? –murmuró la pequeña rubia, que se encontraba acariciando el hombro de su novia.

La morena ni siquiera se inmutó, se había acostado apenas habían llegado a su departamento, dándole la espalda a Alba, y se negaba a hablarle. Sí, estaba molesta, y no le parecía para nada divertido que Alba se hubiese tomado aquella situación tan a la ligera.

- Pero si solo eran unas cartas, cariño. Estábamos de coña, si Julia no debe de tener idea sobre cartas del tarot.

Natalia resopló, en la misma posición, no se le movió un pelo. No le importaba si Julia tenía o no tenía idea acerca de cómo tirar las cartas del tarot, bien que habían leído los significados de cada una y estaban haciendo unas interpretaciones que eran completamente coherentes.


- ¿Quién es el siguiente valiente que quiere que le lea su fortuna? –preguntó Julia, juntando las cartas de la mesa después de haberle leído las cartas a Alba, a quien le iría muy bien en el amor, según ella-. ¿Qué tal tú? –dijo, señalando a Natalia, quien no pudo evitar descojonarse ante la visión de su amiga así.

A Sabela le había parecido una gran idea colocarle una bufanda morada que le rodease la cabeza en plan turbante, y Julia nunca le decía que no a la gallega. Después de un par de varios cubatas, las cuatro amigas se descojonaban de la risa cada vez que Julia leía en google los significados de cada tirada que hacía con la baraja de naipes españoles.

- Vale, a ver, yo también quiero saber sobre el amor –le dijo Natalia, sentándose frente a la pequeña mesa de café en la cual estaba realizando sus "lecturas".

- Mu' bien, 'amo a vé' –dijo Julia, tirando tres cartas en la mesa.

El rostro de Natalia se fue torciendo poco a poco, convirtiéndose en una mueca poco simpática a medida que la pequeña morena le decía lo que google le dictaba sobre las cartas.

- Veo infidelidad –dijo, alzando las cejas. La cabeza de Natalia se torció cual niña del exorcista directamente en dirección a Alba, a quien ya no le parecía divertido este juego-, decepción, ruptura, una influencia femenina y muchos obstáculos.

Sabela, quien era la única que podía percibir la creciente tensión en el ambiente, carraspeo, intentando llamar la atención de la falsa pitonisa, pero esta no le hizo ni caso.

- Vaya, niña, si es que a ti te va a ir fata' –continuó Julia, ensimismada con el juego.

- Yo creo que es hora de que juguemos a otra cosa –dijo Sabela, en tono serio pero con una dulzura fingida, clavando sus ojos miel en Julia, quien la miró algo apenada al darse cuenta de la situación que se había desencadenado.

Natalia, por su lado, miraba con ojos asesinos a Alba, quien estaba sentada en el piso, encogida de hombros, y que se veía mucho más pequeña que lo usual.

- Yo creo que mejor me voy dormir –dijo Natalia, levantándose y cogiendo su chaqueta.

- Espera, Nat –la siguió Alba.

La pareja se retiró sin despedirse, mientras que Sabela y Julia las observaban desde el piso. La gallega se giró inmediatamente, lanzando una mirada poco serena.

- Pero serás tonta –soltó, y luego se levantó para dirigirse a su habitación.

- Pero mi marihquito, mi amó', ¿yo qué iba a sabé'? –la siguió Julia, disculpándose una y otra vez.


- Anda, ya, Nat, dime algo –dijo Alba, con cansancio. Su mano había dejado de acariciar el hombro de la morena, y ahora solo yacía quieta en su resignación.

- Es que no me lo puedo creer –habló Natalia, al fin, en un tono serio y enfadado.

- ¿Pero qué es lo que no te puedes creer?

- Que me vayas a engañar.

- A ver, Nat, que era solo un juego, que no te voy a engañar, que para eso ni me metía contigo.

- Ah, ¡entonces me vas a dejar! Maravilloso –masculló.

Se había girado en la cama y ahora miraba al techo, sin embargo, sus brazos parecían estar pegados entre sí, pues no los había descruzado y no mostraba señales de que fuera a hacerlo pronto.

Alba, por su lado, se acomodó junto a ella y la rodeó con su brazo y su pierna, apoyando su cabeza en el hombro de su muy enfadada novia.

- No voy a dejarte, Nat. Sería una tonta si lo hiciera –murmuró la rubia. Sentía que algo le dolía en el pecho, como si aquella desconfianza fuese una misma traición.

Natalia se mordió el labio, el tono de voz de Alba había cambiado de paciente a triste en cuestión de dos frases. Igual sí se había pasado, porque sí, estaban de coña, y sí, estaban borrachas, y sí, Julia no tenía ni puta idea de lo que era leer el tarot, pero la sola idea de perder a Alba le aterraba a tal grado que prefería camuflarlo con un poco de enfado.

- Lo siento, cariño –murmuró, luego de un rato en silencio.

Abrió sus brazos y la rubia se acomodó en ellos, gustosa. Natalia la abrazó, como si le pidiese perdón de esa manera, pero tampoco quería que Alba creyese que se había comportado como una niñata.

- No te quiero perder –dijo, con sus labios pegados a la rubia cabeza de su pequeña novia.

- Y no lo harás, Nat –le aseguró Alba. Una sonrisa se dibujó en el rostro de ambas-. ¿Sabes que te pones muy buena cuando te enfadas? –agregó la rubia, antes de desatar un temporal de besos, caricias, y algo más.











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Boeno, nada, que los voy a ir subiendo de a poco y escribiendo algunos nuevos porque ya tengo más ideas <3

Espero que disfruten.

Las quiero <3

One Shots - {ALBALIA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora