¿Qué pasaría si yo encontrara un alma como la mía? La respuesta era tan simple que, apenas vi sus ojos, lo supe. Yo que penaba de sola, siempre sola, ella me guardó bajo su ala y comprendí que, si pudiese elegir un solo lugar en el mundo, sería ahí, donde puedo mirar hacia arriba y verle las pestañas, sentir su aliento sobre mi rostro, contarle los lunares del cuello.
El alma de Alba desprendía sensibilidad en cada uno de los aspectos posibles, rebosaba de arte, como si hubiese sido esculpida a mano por Miguel Ángel, determinada para dedicarse a expresar sus emociones de la manera más bella posible. Todo lo que creaba era capaz de conmover hasta el último de mis nervios.
Su voz era el mejor calmante, como arena suave y blanca deslizándose por su garganta, sin desafinar ni una nota. Cantaba por las mañanas, mientras el sol entraba por la ventana y le daba de lleno en la cara, brindándole un aspecto tan angelical que la hacía parecer como si no fuera de este planeta. Cantaba en la ducha, y más de una vez me quedé en secreto sentada en el pasillo sólo por el simple placer de oírla con su banda sonora preferida: el agua cayendo sobre su cuerpo. Cantaba por las noches, cuando me acurrucaba sobre su pecho y sentía cómo este vibraba, al compás de su corazón, y yo cerraba los ojos para no perderme ni un segundo de aquello tan sublime, mientras sus manos me acunaban y me brindaban caricias suaves hasta que me ganaba la calma.
Sus manos. Sus manos eran, como mínimo, mágicas. Suaves como ningunas, como si su piel fuese de satén. Cada roce suyo me generaba experiencias extrasensoriales y casi podía sentir un sabor sutilmente dulce invadirme la boca. Eran capaces de crear y destruir, de brindar cariño, paz, calor. Y cuando me tocaban en el lugar correcto, cuando me invadía el cuerpo, eran capaces de hacerme flotar, explotar, morir y revivir del placer. Combinadas con sus ojos, eran un arma letal.
Sus ojos se clavaban en mi pecho, cubriéndome el corazón con la más dulce miel. El miedo no existía cuando ella me miraba, y me sentía capaz de derrotar a quien fuese sólo si sus ojos me miraban como cada vez que despertábamos y ella me sonreía, achinándolos y provocando que un enjambre de abejas enloqueciera en mi pecho.
Enamorarme de ella había sido casi inevitable, y ni siquiera me di cuenta de cuándo pasó, pero lo tuve claro cuando la vi dormir y pensé que era todo lo que quería ver junto a mí por el resto de las noches de mi vida.
Alba me borró la tristeza, me pintó alas en un lienzo y me enseñó a usarlas, me dejó llorar mis penas a través de sus ojos, me dejó hacer nido en su pecho y se deshizo de mi pena con la normalidad de quien saca la basura de su casa: como si aquello hubiese sido algo que siempre supo, algo cotidiano. Me alimentó con sus sonrisas, con sus buenos días y aquella manera tan única de hacerme sentir que todo, siempre, iba a estar mejor.
Su aparición se convirtió en una pequeña semilla que se enterró en la maceta de mi día a día y no tardó en brotar, revolviéndome mientras sus raíces se aferraban a mis costillas, haciéndome entender que ya no había nada que hacer, que era ella quien iría conmigo hasta el final.
Me arriesgo a decir que el sol siente envidia de lo mucho que brillo cuando ella está conmigo, y me mira como si no hubiese visto nada más increíble que yo.
Amar a Alba y a su alma es algo natural, algo que debía pasarme y que no va a acabar, algo que no se ahogará ni aunque todas las nubes tristes y solas lluevan sobre nosotras.
Alma mía, ya no estarás sola, porque su alma te va a cuidar.
es bastante corto, lo había droppeado en mi twitter, pero bueno, espero que lo disfruten.
más trabajos en proceso, pero se vienen los exámenes y estoy puesta en eso también.
las quiero <3
![](https://img.wattpad.com/cover/262766649-288-k772593.jpg)
ESTÁS LEYENDO
One Shots - {ALBALIA}
FanfictionColección de One Shots Albalia que alguna vez escribí, pero que no llegué a desarrollar como historias completas.