cap.15 🌟el hombre de los ojos blancos🌟

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Otro día en el infierno que llamaba hogar, el reloj hacia su típico e insoportable "tik-tak" aunque era algo inusual que las manecillas giraran de forma rápida, o esta incluso, retrocedían bruscamente como si en un acto de rebeldía esas malditas manecillas querían posiblemente retrasar la hora, los números de aquel viejo reloj de pared se estaban destiñendo dejando solo pequeñas partes entendibles de aquello antiguos números romanos, esa era una pequeña señal de lo que sucedía a su alrededor, miró inquieto un poco por fuera de la ventana tapada por fuera por viejas tablas de madera, no se podía ver nada, solo un desolado espacio negro aunque se escuchaba apenas unas voces murmurando por fuera del lugar, decidió ignorarlo completamente puesto que ya se le era evidente en donde estaba, sus sueños eran extraños, sobretodo cuando son tan realistas que al momento de despertar totalmente confundido y desorientado todavía podía sentir el pecho a punto de explotar por los nerviosos latidos victimas del miedo o esa felicidad y paz al poder tener después de tantas pesadillas un buen y reconfortante sueño, todo el escenario cambio de un momento a otro, típico de los sueños, podría decirse que hoy era un día normal puesto que el egipcio fue encargado de poner la mesa y los postres en la sala con la obvia condición de que no podría comerlos, si hacia todo bien puede que esa noche lograría obtener una galleta de las que servia en la mesa, esas eran las mejores ya que al ser el único "postre" que logro probar, así se convirtieron en sus favoritas, todo ese escenario nuevo fue creado por su mente perturbada, sabia exactamente lo que tenia que hacer como si se tratara de una obra de teatro en donde ya todo esta organizado y predispuesto a seguir un cierto guion, aunque más que un sueño era una pequeña intepretacion de un viejo y triste recuerdo de su pasado, estaba ahí el egipcio llevando un pequeño pastel de chocolate y crema sobre un extravagante plato de vidrio, era pesado para él y más sí sus manos seguían lastimadas victimas de una cuchara de madera, con cuidado el egipcio trataba arduamente en llevar aquel postre a la elegante mesa, sin embargo por mala suerte su tobillo se doblo haciendo que este perdiera el poco equilibrio que consiguió, no logró caerse puesto que rápidamente pudo reaccionar a tiempo dando unos pasos rápidos hacia delante recobrando la estabilidad pero el que no tuvo esa misma suerte fue aquel ahora arruinado postre, allí yacía el triste pastel esparcido por el suelo, la crema que anteriormente simulaba una hermosa rosa blanca fue arruinada llegando a ser solo crema aplastada por el mismo biscochuelo de vainilla y este mismo estaba agrietado y destrozado, lo único que se salvo fue aquel plato de vidrio, desesperado al ya saber el castigo que le vendría, el egipcio colocó lo poco que quedaba de aquel postre en el plato pero ni de cerca se parecía lo que una vez fue, resignado a la vez preocupado, dejo en el suelo tanto el postre como el plato para no más tardar correr hasta su "habitación" en el sucio ático, allí cerró fuertemente la puerta tras él para acostarse asustado en el suelo, se preguntaba que tipo de castigo resibiria esta vez aunque ya se había acostumbrado a esos tratos y lo peor es que su familia ya se percataron de eso por lo que se esforzaban en crear nuevas formas de atormentarlo, llegó hasta tal punto en que no le extrañaría sentir algún día el agua hirviendo de la hoya quemando todo su cuerpo, de la nada unos fuertes golpes lo inquietaron, sin dudas estaban tocando bruscamente su puerta muy seguro de que ya se habían dado cuenta de el terrible error que cometió, no tenia las fuerzas ni el valor para levantarse y abrirla, aunque ya no se quejaba durante los castigos y apenas lograba llorar por el dolor, el terror era permanente y no parecía que algún día lo llegara a superar, los fuertes golpes no parecían querer cesar y era de extrañeza que aun no le hayan gritado histéricos que abriera la puerta o que en el peor de los casos la vayan a derribar otra vez, pero de la nada un pequeño brillo se hizo notar en aquel oscuro ático, era un objeto algo alto cubierto por una manta blanca, eso era algo nuevo que veía, puesto que más aya de su sueño no recordaba que eso estuviera en su habitación por lo que curioso el egipcio se acercó hasta este inusual objeto sin claro fijarse temeroso de vez en cuando en aquella puerta apunto de destruirse por los golpes, de un solo tirón logró bajar la tela blanca y polvorienta dejando ver un deslumbrante espejo dorado con detalles morados, lo que brillaba no era más que un decorado puesto en la parte superior, era una estrella dorada con lo que parecía ser un ojo cerrado demasiado familiar, al verlo mejor se percato de que aquel espejo no reflejaba absolutamente nada, no parecía estar roto pero en donde debería estar el vidrio solo se reflejaba un espacio completamente negro, el egipcio se quedo maravillado al ver tal majestuoso mueble decorativo. Los golpes en la puerta eran cada ve más fuertes y hasta se podía ver pequeños pedacitos de madera desprediendose de esta, sí llegaban a entrar con esa furia el egipcio no sabia de que serian capaces pero no había salida de ese lugar, o al menos eso pensaba puesto que al tocar el vidrio del espejo este empezó a desprender una brillante luz azul y celeste, iluso se apreciaban unas brillantes estrellas y partículas volando de un color celeste, los ojos del egipcio se iluminaron ante tal belleza y ni siquiera dudo en tocar otra vez aquel espejo, sin embargo su mano no fue capaz de tocar nada puesto que atravesó el espejo, intrigado por lo que podría haber tras el espejo el egipcio se adentro en este llegando a un desierto nocturno, "¿Que es este lugar?" se pregunto a si mismo en voz alta embobado por el fantasioso paisaje en el que arribo, allí la arena no era amarilla, sino tonos azulados y celestes brillantes, la luna más grande de lo normal iluminaba todo el sitio junto con unas estrellas, hacia un poco de calor en aquel extraño desierto, lo que no coincidía con las noches heladas que este en realidad atraía, aunque sin embargo este nuevo lugar al menos parecía despertar un refrescante aire para contrastar con lo cálido del sitio. El egipcio dió unos pasos sin rumbo para apreciar mejor el lugar, incluso fue capaz de encontrar jazmines floreciendo entre la arena, las estrellas en cielo brillaban y algunas comenzaban a parpadear para no más tardar desaparecer de aquel manto oscuro dejando a sus amigas atrás, era una maravilla sin dudas, aunque la verdad es que se sentía un poco solitario estar ante tal espectáculo sin nadie más para apreciarlo "ojala Leon viera esto" dijo calmo en voz alta como si de cierta forma estuviera pidiéndole a aquella enorme aluna una especie de deseo que esperaba esperanzado que cumpliera solo para él, de pronto una de las estrellas en el cielo empezó a titilar volviéndose una brillante estrella color azul, destellando cayó del cielo mientras desprendía unas partículas celeste hasta tocar y funcionarse con la arena, un camino dorado se ilumino bajo sus pies guiándolo hasta el bosque invadido por glicinas, algo muy curioso pasaba cada vez que se acercaba el bosque, era como sí aquel desierto poco a poco desaparecía para dejarle el protagonismo a ese extraño bosque que se llenaba cada vez más de vida, después de estar un momento caminado, sin quejas claro, apreció desde lo lejos otro espejo brillando, este era totalmente diferente al que había visto la primera vez pues este era de un verde algo extraño y de decorado si no fuera que porque el moreno se lo explico, no habría sabido que ese símbolo no era más que un shuriken dorado y verde, al contrario del primer espejo este si lograba apreciar lo que reflejaba aunque como era de suponer, no era al egipcio lo que se podía ver sino un nuevo bosque muy inusual, al principio dudaba en sumergirse en este nuevo y desconocido espejo pero la curiosidad era inmensa, a parte era solo un inofensivo sueño suyo o eso pensaba al principio. Ya del otro lado del espejo lo primero que pudo presenciar fue el canto agudo de las aves volando por debajo del brillante sol de la mañana junto con su fresco viento moviendo sus cabellos morados, las hojas de los árboles caían ya secas y de colores cálidos hacia el barro algo humedecido y sin ningún rastro de pasto, el egipcio aprecio por primera vez como aquella inusuales hojas secas caían una sobre otra provocando pequeños montones de estas que no tardaban en despegar hacia el cielo otra vez, el bosque era extraño ya que no era normal ver hojas en esos tonos rojos, naranjas, amarillas o marrones volando por el cielo entre un frió sentir en el ambiente que no concordaba con el sol, de la nada desde lo más profundo del bosque se escucho un armonioso sonido cautivando los oídos del egipcio, no parecía ser la voz de alguna persona o animal aun que tampoco sabia a ciencia cierta lo que en verdad era, solo sabia que ese sonido agudamente agradable sonido lo llenaba de alegría y serenidad, por lo que admirando aquel paisaje y siendo acompañado por aquella melodía fue directamente hacia las profundidades del bosque de hojas secas, el lugar era muy pacifico y amistoso, los pequeños animales correteaban por los alrededores sin preocupaciones hasta incluso el egipcio estuvo a punto de agarrar un pequeño conejo blanco con orejas marrones pero este salió corriendo a la mínima cercanía, la música se hacia cada vez más notoria al caminar más hacia esta, sin embargo antes de si quiera encontrar la fuente de tal armoniosa melodía el egipcio se encontró delante de una cabaña dudosamente familiar, era de dos pisos aproximadamente construida a base de los que parecían ser los mismos pinos que de igual manera rodeaban la casa, sin embargo esta cabaña estaba en un mejor estado en comparación con la del moreno, ese replanteamiento le hizo dudar al egipcio "¿como puedo recordar cosas y analizarlas si estoy soñando?" ahora teniendo eso en cuenta nada de lo que estaba a su alrededor en verdad era ni lo más nostálgico ni cerca de ser familiar salvo esa cabaña, los arboles de hojas extrañamente coloridas eran ajenas a él, los animales que recorrían el bosque jamas los había visto, exceptuando que al manos sabia lo que eran pero jamas recordó ver un conejo en un desierto y ni mucho menos había apreciado las mañanas en el desamente húmedo bosque, lo que quería decir entonces habría la posibilidad de que ese sueño en realidad no le pertenecía, pero entonces ¿a quien le pertenecía ese sueño y porque él podía estar allí? esa duda invadió la mente del ahora confusa egipcio, aunque mucho no pudo meterse en su cabeza puesto que aquella melodía volvió a robar su atención, cada vez era más fuerte y notorio el agudo igual de armonioso sonido por más que este no se había movido para buscarla, pero antes de seguirla otra vez en el bosque decidió acercarse a la entrada de la cabaña, dudoso tocó la puerta esperando algún tipo de respuesta, sin embrago nadie abrió, miró por sus lados asegurándose de que nadie estuviera mirando y con una dudosa confianza giró varias veces el pomo de la puerta sin éxito, la puerta seguía cerrada y no parecía que se abriría sin la ayuda de alguien, insatisfecho el egipcio se alejo de aquella entrada para seguir a la dulce como misteriosa melodía pero algo le hizo detenerse y retroceder unos pasos, un momentáneo recuerdo provoco que observara fijamente una ventana muy cerca de la entrada, "ya se que hacer, sí estoy en lo correcto esa ventana conduce a la cocina y solo tal vez así podre saber de quien es este sueño" con decisión el egipcio corrió hasta la ventana y husmeo un poco, todo parecía normal al parecer, las sillas y mesa de madera, muy decoradas por cierto, el refrigerador con dibujos pegados en el hecho por niños, el fregadero vació sin ningún plato haciendo un dudoso equilibrio sobre este, la mesada brillaba junto con el horno, se veía muy pulcra a la vista y no parecía ser del otro mundo salvo que la cocina que recordaba de la cabaña de su amigo era muy diferente a esa, aunque todos los muebles eran los mismos y estaban colocados exactamente en el mismo sitio que esa reluciente cocina pero carecían de aquella opacidad y de un cierto sentimiento de tristeza que la caracterizaba, al no tener nada mejor que ver el egipcio estuvo por alejarse de la ventana sin embargo algo lo dejo inquieto y petrificado mientras se sostenía fuertemente del marco de la ventana, si se concentraba en el reflejo de la ventana se podía apreciar a duras penas la silueta de un hombre detrás de él, aun que no lo podía ver con claridad fue capaz de al menos guardar un poco de su aterrador físico en su memoria, era muy alto y al parecer robusto puesto que en su figura se destacaban sus musculosos brazos, aunque lo que más le perturbo al egipcio a tal punto fueron como sus brillantes ojos blancos impactaban en el reflejo de la ventana, "¡¡¿q-quien eres y que quieres de mi??!!" dijo aterrado aunque con el suficiente valor para interrogarlo, no obtuvo respuesta, solo veía antonino como aquella figura parecía levantar un arco negro para no más tardar apuntarle con una flecha detrás de su cabeza, el egipcio rápidamente se giro sorprendido para ver a su agresor justo en el momento en que este parecía soltar aquella amenazadora flecha de la muerte, sin embargo no había más rastro que un extraño humo negro desapareciendo delante de él, conmocionado por lo ocurrido el egipcio coloco su mano sobre su pecho, su corazón latía a toda velocidad, no sabia quien era el ente que lo había atacado pero de algo estaba seguro y eso que su tía ya le había dicho algo sobre él pero no recordaba con exactitud el que tendría que hacer sí este aparecía. Recobrando la compostura y la tranquiladas el egipcio volvió a escuchar aquella melodía en el bosque aunque sintió un fuerte y agobiante calor detrás suya, al darse vuelta tuvo que rápidamente dar unos cuantos pasos hacia atrás puesto que aquella simple cocina estaba siendo tragada por un inmenso fuego, todo sucedió tan rápido que dejo atónito al egipcio, aquel brillante amanecer se volvió un cielo gris lleno de nubes desprendiendo lo que a primera instancia parecían ser gotas de lluvia, pero no era más que cenizas cayendo del cielo, incluso llegaron a quemar algunas hojas de los arboles, otra vez se escuchaba aquella música que ya no parecía saber si eso era una buena o mala señal, pero ya no podía seguir distrayéndose aunque sino fuera el hecho de que estaba en un sueño ese eventos sobrenaturales ya lo hubieran puesto preocupado. Cada vez que caminaba esquivando los arboles, rocas grandes con moho y hasta aveces las mismas cenizas aun prendidas pudo encontrar la fuente de tal música, a lo lejos sentada en un tronco se podía apreciar a una mujer joven tocando un instrumento algo inusual, era una guitarra pero más pequeña pero el egipcio no entendía la necesidad de usar un palo para hacerla sonar pues que los dedos era más que suficientes, aunque también cabria la posibilidad de que ella no supiera saber usar aquella pequeña guitarra puesto que la apoyaba en el cuello para tocarla, pero su melodía era tan cautivadora que el egipcio pensó que tal vez era su técnica para hacerla sonar, es mujer tenia el cabello largo, castaño y trenzado, vestía una elegante camisa blanca junto con una larga falda marrón oscuro, también a su lado se apreciaba el estuche para guardar ese instrumento, era una caja de madera oscura con pequeños detalles dorados en sus bordes, el curioso egipcio se acercó hasta la inusual mujer aunque se llevó la sorpresa de que no podía ver su rostro, un brillo blanco ocultaba por completo sus ojos y parte de su nariz aunque no podían ocultar sus finos labios rojos, la mujer no dejó de tocar su música ni aunque haya notado la presencia del egipcio, este no se rendiría tan fácil ya que tal vez ella podría ayudarlo a saber quien y porque esa sombra habitaba el fantástico bosque.

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⏰ Última actualización: Jan 19, 2022 ⏰

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