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—Irán a beber y me están invitando, ¿quieres venir? —dijo Levi.
—No me llevo bien con los de Arqui.
—No tienes que hablar con ellos si no quieres.
Recogió sus cabellos castaños en una liga, estaban creciendo demasiado rápido. Miró a las espaldas de Levi, atrás de él, todos sus compañeros lo miraban preguntándose qué demonios estaba haciendo invitándolo a él a una reunión personal.
—No creo que sea buena idea. Te invitaron a ti, no a mí.
—Pero yo te estoy invitando a ti. —Eren volteó de nuevo atrás de Levi, realmente no se llevaba bien con los de arquitectura.
— ¿A dónde irán?
—A un bar cerca.
—No me gusta el alcohol.
—No tienes que tomar.
—... —miró sus cuadernos, sus cosas estaban regadas en el piso porque la biblioteca estaba muy llena—. Tengo trabajo.
Levi se dio por vencido y decidió irse de la facultad con su grupo. Eren se sintió culpable.
Quince minutos después de que se marcharan y él terminara de recoger su desastre de cosas, recibió un mensaje de Levi.
Levi: Te mando la dirección. Te espero.
Mierda, ¿por qué era así con él?
Según Eren, él no era alguien que valiera realmente la pena, todos dentro de la facultad lo veían como alguien de una noche, un buen sexo y una felación agregada. Eren se había dejado en claro que nadie se volvería a esforzar por él nunca más, porque todo quería un novio, no una puta; o eso es lo que le decían.
Se había puesto la nota mental de que no valía la pena.
Luego llegaba Levi y golpeaba a Reiner por él, lo defendía de los insultos, lo llamaba su acompañante, y se negaba a tocar con alguien que no fuera él, decía que su mala fama en la universidad no importaba porque no importaban las personas ajenas, y lo miraba con esos ojos azules que se dilataban cuando tocaba el piano; le hablaba con esa voz áspera y gruesa. Moviendo todo el desastre que era. Todo lo que Eren creía que era.
Lo odiaba tanto, por confundirlo y hacerle sentir lo que hace años había descartado como posible. Le daba el valor que Eren no se daba y lo hacía sentir seguro.
Tres semanas, solo llevaban conociéndose tres semanas y Levi y ya se había encargado de comenzar a llenar cada espacio de su mente.
Miró la dirección. Dejó la mochila escondida entre los arbustos de la facultad y salió corriendo dirección al bar.
Quería verlo y escucharlo.
Escucharlo hablar.
Escucharlo tocar el piano.
Escucharlo decirle que era su acompañante.
Que solo lo quería a él a su lado.
Llegó sudando y agitado fuera del bar. Los guardias lo dejaron pasar cuando dijo que venía con alguien. Dentro todo era un escándalo, olía a alcohol, a música, a luces de colores y a sudor con desodorantes de todo tipo. Había demasiada gente por doquier, rosando sus cuerpos, bailando, besándose y otros riendo en las esquinas.
Se comenzó a sentir asfixiado por toda la aglomeración de personas, las nauseas volvían y comenzaba a arrepentirse de haber ido aquel lugar, corriendo presa del sentimiento de escuchar al azabache. Odia las aglomeraciones, los bares y sus luces neones como las de aquel; lo único que podría pasar por alto era la música inundando y rebotando de pared en pared, haciéndole sentir en una burbuja de sonido y melodías.
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Musicalmente Correcto
RomanceHabía una cosa que Eren amaba más que el sexo, y eso era la música. Luego encontró a Levi, siendo una combinación entre buen sexo con buena música. Riren (Levi x Eren) r18 (No se permiten adaptaciones.)