La historia de una chica gótica que soñaba con una calavera de madera

Capitulo 7

Continuamos por el Sur, apenas había pasado una hora, el aire era gélido, muy gélido, y la velocidad en la que íbamos no ayudaba a calmar mi tembloroso cuerpo.

En toda la hora no habíamos dicho ni una sola palabra, yo no sabia que decir, y solo esperaba que no me empezara a cuestionar el como llegue hasta él en esa tocada. ¿Le parecerá raro si le digo que fui a buscarlo porque estaba preocupada?

La hora transcurrida me ha parecido eterna, no pensé en mas allá cuando salí a buscarlo... Ya lo encontré, esta a salvo por ahora, entonces ¿Qué sigue?

— Hey muñeca, no quiero interrumpir el romántico paseo, pero ¿a dónde vamos?

Me dijo gritando para que pudiera escuchar claramente su pregunta, pero no sabia como responder, solo conduje sin rumbo para no ser atrapados.

— No tengo ni idea ¿Tienes alguna idea de a donde podemos llegar?

Le dije de igual forma alzando la voz para que aun con el aire chocando con nuestros cuerpos y con los cascos puestos pudiera escucharme.

— Gwen, tienes que bajarme. De aquí en adelante puedo arreglármelas.

Justo en el momento que me dijo aquella frase giramos por una curva bastante pronunciada.

— ¡Duncan! ¡Sujétate de mí!

Le grité cuando sentí que su cuerpo se balanceo peligrosamente de la motocicleta, pero aun a pesar de mi advertencia el chico se negó a sujetarse para estar a salvo, pude ver levemente por el retrovisor que desesperadamente intento balancear su cuerpo al lado contario para no caer. Fue en ese momento en que me di cuenta de que Duncan tenia extremo cuidado para no tocar mi espalda... ¿tan mal le caiga? Pude sentir como mi corazón se estrujó.

— Gwen.... Debes bajarme, no tenías porque sacarme de ahí, es mi problema. Si me encuentra la policía es asunto mío, no tuyo.

No sabía con qué expresión me está diciendo todo esto, por más que intenté descifrar el tono de su voz no pude, sonaba tan monocromático ¿estará enojado? ¿preocupado? ¿Triste?...

— Te saqué de ahí porque quise.

— No te embarres en mi mierda Gwen, no sabes en que te estas metiendo.

Ya lo sé, se que me estoy metiendo en algo peligroso... no necesito que me lo diga, <<¿Cómo te hago entender que quiero ayudarte Duncan?>> Nos quedamos en silencio, un incomodo silencio, tengo que hacerle entender que ya estoy en estoy en esto...

— Quiero estar aquí Duncan, no se que esta pasando y esta bien si no me lo puedes decir en este momento, solo no me empujes lejos.

No me respondió, ni siquiera se si me escucho... se hizo otro silencio, y continuamos por la carretera avanzando sin saber a dónde ir. Sin poder detenerme mi cuerpo empezó a temblar por el frio de nuevo hasta que sentí como rápidamente una parte de mi cuerpo se ponía cálida, mi espalda para ser más exactos, pude sentir la calidez del pecho de Duncan, el dueño de ojos celeste por fin hacia contacto físico conmigo.

...

— Detente aquí

Dijo Duncan cuando estábamos a punto de pasar en un pueblo, no era muy grande pero ciertamente era el primero que nos topábamos durante las dos horas que llevábamos de camino, estábamos en una zona bastante despoblada, lo único que habíamos visto en el camino era el inmenso bosque; le hice caso a sus palabras y me detuve en el pueblo.

— Lo mejor será pasar la noche aquí, es bastante tarde y la temperatura sigue bajando.

En eso tenía razón, debo admitir que estaba realmente cansada, no podría seguir conduciendo por muchas horas así, además no podemos seguir avanzando sin rumbo.