Diario De Sueños De Frank Iero

felices fiestas funebres

Era un nueve de octubre a las tres de la tarde con el caluroso clima de california azotándome la espalda.
Hace rato que me deshice de mi chaqueta de cuero y me mantengo con los ojos aturdidos por el sol quemante posados sobre la niña de la pelota rosa, entre sus risas noto como su voz que tiene tonos roncos contrasta graciosamente con la dulzura de su rostro infantil y muerdo mis labios en un impulso cuando veo a las pobres rosas asustadas supervivientes del extrañamente soleado otoño de california, morir ante el descuidado contacto con su calzado, usando de cuna el brillante brillante un cálido día y al siguiente, de gélido sepulcro.

Una disculpa si suena muy exagerado pero soy un ecologista de mierda. Y supongo que no lo recordé, mejor dicho, lo redescubrí.

De cualquier modo detesto el calor, lo había mencionado antes?
Pero lo que en verdad me vuelve loco es la jodida zozobra que me invade al ubicarme a unos pocos metros del chico de mis sueños...

Permíteme expresarme con claridad.
Algo extraño sucedió al llegar a Los Angeles, una parte de mí quería desistir pero simplemente no había otro camino, mis pasos instintivos de algún modo me llevaron a su puerta y estando allí no me atreví a tocar.
Una pesada sensación de derrota me poseía en cuanto alzaba mi brazo en dirección al timbre, contrario a continuar, decidí esperar.

No estoy seguro de como terminarán las cosas pero sé que quiero conocerle, ahora que sé que en verdad existe, quiero hablar con él!
Aunque sea una vez...

Llevo un par de días vigilando la casa de mi sueño y no le había visto entrar ni salir sólo en ningúna ocasión, asi que uno de esos días, al que le llamaremos "hoy", le seguí.

Llevaba de la mano a una adorable pequeña de unos once años, deduzco que se trata de su hija, a pesar de no demostrar prácticamente ningún parecido con el.

Gerard le habla de forma cariñosa y le compra un helado al llegar al parque mas cercano.

Dije "Gerard"? Si.
Eso es porque estoy convencido de que se trata de él.

Su perfil es hermoso, puntiagudo, elegante...
Su cuello amplio y sus hombros aún más, su gusto por la moda deja un poco que desear (lo prefiero desnudo)
y su cabello e incluso algo de barva ha crecido mucho desde la última vez (como olvidarlo) pero nada cambia la invaluable tristeza verdosa que emite su mirada profunda, esa que el sol hace brillar con tonos acuosos como un río turbulento y caprichoso.
Así es, a mi también me recuerda a su carácter.

Se quedan sentados durante un rato y al terminar su nieve se disponen a jugar futbol en el monte.

Tal es la delicadeza con la que este hombre trata a su hija que aún el ser más despiadado si pasara por delante, seguro se azotaría contra los árboles enloquecido de ternura! de no ser que caiga en un sueño profundo, víctima del hechizo del aburrimiento.
ya que el pequeño partido mas bien parece una fiesta de té infantil, o aun más acertado! Una reunión de ancianas en su club de costura.

En fin, para mi el verdadero espectáculo yace entre sus labios rojos.

No tengo una buena idea sobre como acercarme, así que espero paciente refugiado en la distancia hasta que el poderoso sol cede un poco de terreno, llevándose así el calor del medio día y con él también el rubor rojizo de las mejillas del hombre de mis sueños, que aún suspira de cansancio.

"No tiene demasiada condición después de todo. "

Sonrió mientras pienso y pienso mientras sonrío.

He vuelto mi nueva costumbre venir a escribir a este parque...
Ignorando el hecho de que también dormí aquí las primeras noches.
Ahora me quedo en el auto que ha resultado ser muy cómodo, al menos a comparación.
Ah! pero si es verdad! Parece ser que no lo mencioné.