Amelía
Decidí dejar el sobre escondido. De nuevo tendría que tomar decisiones, pero definitivamente no huiría de nuevo.
Me enfrentaré a lo que venga y acabare con esto de una vez por todas.
Me cambié y salí al trabajo, al llegar me pude conseguir a la Sra. Hudson, la encargada del restaurante. Me recibió con una gran sonrisa y me pregunto como me encontraba, me comentó que hoy había faltado una de las meseras por un problema médico y necesitaba a alguien más para atender las mesas.
Acepté ayudarla mientras podía resolver y aunque no fue fácil, al cabo de un rato pude agarrar el ritmo.
Luego de que pasara una hora o dos de haber comenzado, se acercó una chica a mi
- Disculpa, creo que en el baño hay una chica desmayada, no se ve muy bien - dijo algo asustada.
Me apresuré a ir al baño, por un momento, no se me ocurrió avisarle a la Sra. Hudson, simplemente fui.
Al entrar, habían tres cubículos, abrí uno por uno pero no pude conseguir a la chica, así que me propuse a salir a ver si la conseguía en el baño de hombres, quizá la chica se confundió de baño. Al intentar abrir la puerta para salir estaba cerrada, intente abrirla y forcejee un rato pero fue fallido.
Entonces comencé a escucharla de nuevo, aquella melodía y sabía que significaba, fue una maldita trampa.
-He esperado por esto, minuciosamente - escuche su voz al final del baño y pude reconocerla, era él - has sido un puto problema, pero debías imaginarte que no podías huir por siempre. Al final, siempre voy a encontrarte.
No tenía dudas, era mi padre.
- ¿Que es lo que quieres de mi? - me di vuelta mirándolo fijamente - ya lo asesinaste a él, mátame entonces! No te tengo ni un poco de puto miedo! - dije gritándole
- Sería un gusto, pero los planes han cambiado y para eso, debo llevarte conmigo.
- Ni loca volvería contigo, matame de una vez. Prefiero morir a tener que volver contigo, aquel día debiste morir con él, ¡Debiste morir tu en lugar de él! Debí tener el maldito valor de quedarme y asesinarte. Era tu propio hijo, como pudiste? - lo miré y solo esbozo una sonrisa mientras miraba al suelo - ¡Dime! ¡Eres un jodido cobarde!
- Eres inocente aún, no tienes ni la menor idea. No sabes nada, aún eres esa niña pequeña, inocente y asustadiza, no es así, Charlotte? O debería decirte Amelía? - dijo mientras por mi mejilla corría una lagrima.
- Ya mi nombre no es Charlotte, me llamo Amelía ahora.
- No puedes huir de quien eres Charlotte, o es que Christopher no te enseño a no decir mentiras?
- No tienes derecho de decir su nombre, ni menos hablar sobre él.
En ese momento tocaron la puerta.
- Amelía, te sientes bien? Te estaba buscando y una chica afuera me dijo que te vio pasando al baño con cara de malestar. Te busco una pastilla?
Mi padre camino lento y puso una pistola en mi cintura y me susurro
- Dile que tienes un malestar estomacal y que sales en un rato - me apreto más el arma contra mi cintura - y más te vale sonar convincente.
Maldeci por dentro intentando ahogar el llanto.
- Disculpe Sra. Hudson, tuve un malestar estomacal y no quise molestarla, salgo en un minuto.
- ¿Estás segura que no quieres alguna pastilla? - volvió a preguntar del otro lado.

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My Caduto Angel
Teen FictionZed es un joven de actitud dura e imponente. Amelia no se queda atrás con su fuerte carácter y voluntad inquebrantable. En un mundo lleno de ambiciones, pocas son las verdades que resplandecen en la oscuridad del egoísmo humano. Tanto Zed como Amel...