Arqueé la espalda, sintiendo una fuerte descarga que viajó desde mi columna a mis pies.
Tardé en recuperar los sentidos, haciendo a un lado el dolor en mi cuello, mi estómago y mis piernas.
Estaba viva, pero por la agitación en mi pecho deseaba lo contrario.
Deslicé la mano sobre la superficie donde estaba recostada, y de hecho era una cama, aunque esta tenía un olor bastante desagradable.
Jadeando, paseé los ojos a los lados, buscando ayuda, pero mi entorno estaba desolado. Una luz dorada entraba por la ventana e iluminaba el espacio amueblado. La habitación entera tenía el aspecto antiguo, sus decoraciones estaban empolvadas, desde la mesa en el fondo hasta el estante lleno de libros, dispuesto en la pared izquierda.
No había señales de Holly o un rostro conocido; tampoco sabía dónde estaba, qué día y hora era.
Solo el silencio me devolvía la mirada.
Me miré las manos y noté que estaban manchadas de sangre; sin embargo mis uñas estaban... ¿saludables? Podría decir que sí, porque tenían aspecto sano y nuevo, recortadas y limadas al mismo nivel.
Mis ropas también tenían rastros de líquido ahora seco.
Con cuidado me puse de pie y abandoné la cama, no obstante, sentí aquella sensación de hormigueo en mis extremidades, cayendo en cuenta de que estaban entumecidas y perdía sensibilidad de las mismas.
Abrí la boca para soltar un grito ahogado y traté de avanzar, igual que una máquina oxidada e inservible.
—¿Holly? —llamé, observando mi entorno, sin esperar respuesta—. ¿Holly? —repetí, desesperada—. ¿Dónde...?
No terminé la frase.
De pie frente a la ventana, pude ver con claridad el paisaje que se extendía desde la casa amurallada, el jardín exuberante y las montañas ocultas a la distancia. No había nadie rondando en toda la enorme propiedad, ni siquiera un leve ruido de animales o voces que me indicara la presencia de personas o fantasmas deambulando entre las sombras.
Vacío, el lugar estaba vacío y desolado, aparentemente.
Trasladé los ojos en el horizonte, reconociendo débilmente la estrecha franja verde que se perdía a lo lejos. Una sensación familiar recorrió mi cuerpo, igual que estar en casa. Parpadeando varias veces, supuse que estaba en alguna parte de Hillertown, solo que...no sabía con exactitud cuál de todos los rincones se trataba.
Reconocía una parte, claro que sí... pero mi visión modificaba algún tipo de recuerdo de mi vida en el pueblo.
Era como si el mundo se abriera y se cerrara ante mis ojos.
Despacio, toqué el cristal de la ventana que me separaba del exterior y deseé lanzarme en lo alto y escapar, al fin libre de tanta locura. Sin embargo, la muerte de mis padres, la desaparición de Holly, la demencia repentina de los vecinos... y el ataque del perro, provocó una oleada de furia que me obligó a buscar una salida urgente.
Tomé un viejo, feo y pesado candelabro con ambas manos y lo estampé contra la ventana, rompiendo el vidrio en pedazos que volaron en diferentes puntos.
Aire fresco entró por la brecha improvisada y sentí que olía a esperanza.
—¡Ayuda! —exclamé con fuerza—. ¡Necesito ayuda!
Tampoco hubo respuesta esta vez.
El encierro me provocaba impotencia y nerviosismo, sobre todo un nivel de desespero demasiado alto, porque no me gustaba estar sola en un sitio desconocido, atrapada en contra de mi voluntad.
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La asíntota del mal [#1] - ✔
Paranormal¡FINALISTA WATTYS 2022! Miranda Roux está por cumplir tres años de noviazgo con Hunter Armentrout. Sin embargo, tras un incidente durante el eclipse solar, él será el interruptor que active una serie de inexplicables acontecimientos. Pronto descubri...