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Llegar a aquella casa despertaba aquellos sentimientos deprimentes en ella, aunque agradecía poder refugiarse en la comodidad de su habitación odiaba todo el transcurso para llegar a ella.

- ¡Oye niña! Quédate unos minutos.

- ¿Qué se te ofrece? - nunca la llamaban para nada bueno.

- ¿De dónde vienes? Sales todos los sábados y nunca dices nada.

- Solo me encuentro con unos amigos... No es nada del otro mundo - empezó a jugar con sus dedos nerviosamente.

Agradecía que su padre no estuviera presente en la conversación, es un hombre complicado e impulsivo, debes responderle pero al mismo tiempo no debes responderle porque con el primer error que cometas suelta algún golpe de la nada.

- Espero que no estés descuidando tus estudios Asteria, tu padre nos va a matar si traes otro nueve a esta casa ¿Entiendes niña?

Simplemente asintió en silencio.

- Lo hace porque quiere lo mejor para ti y yo también, crees que yo quisiera seguir con tu padre en estas condiciones, digo no tenemos una mala vida un techo, comida y ciertas comodidades, pero definitivamente está no es una familia esto no es lo que una mujer quiere junto a su esposo, me comprendes ¿Cierto?

- ¿Por qué simplemente no te separas y ya? Podemos irnos las dos de aquí, eso solucionaría los problemas.

- No puedo niña, creeme que no puedo... No sé hacer nada más que aparentar siempre he vivido de la imagen y no de los estudios - aunque aquella mujer no fuera la mejor madre del mundo verla quebrantarse ante ella era doloroso.

¿Qué debía decir? O ¿Cómo debía actuar? No evitaba sentirse inútil en estas situaciones.

- ¡Llegué!

El estruendo de aquel hombre exaltó a ambas femeninas, mientras la mayor de ellas limpiaba rápidamente sus lágrimas, la otra solo se dedicaba a mirar hacía el punto dónde a continuación aparecería aquel individuo.

- Bienvenido cariño, siéntate voy a servirte la cena - a pesar de que no fueran cercanas de cierta forma la entendía, duele forzar una sonrisa cuando no hay felicidad y más cuando debes dirigir esa sonrisa a la persona que causa toda esa miseria y tristeza en tu vida.

- ¡Pásame una cerveza niña! - así es alcohólico en progreso.

- No cariño, Asteria está apunto de salir a la tienda a comprarte tus cervezas.

- ¡Ambas son unas inútiles inservibles! Me parto la espalda trabajando para llegar a casa y ni siquiera pueden hacer el estúpido labor de guardarme mis cervezas.

- Lo siento cariño, prometo que no volverá a ocurrir - estaba asustada, bueno ambas estaban asustada eran como dos pequeños conejillos enfrentándose a un enorme y feroz lobo.

- Vete y no tardes muchos tienes que estudiar - reprochó mientras le lanzaba el dinero en la cara.

El camino hacia la tienda era un poco largo, normalmente se tomaba de diez a quince minutos así que decidió escribirle a Kenma.

<< Ya estoy en casa, ¿Qué necesitas? >>

<< Tu ayuda >>

<< ¿Es para algún juego? >>

<< No >>

<< Es sobre Kuroo >>

<< ¿Vas a confesarte? >>

<< Aún tengo mis dudas >>

<< ¿Cómo puedo ayudarte? >>

<< ¿Solo vas a responder con preguntas? >>

<< No, primero necesito informarme >>

<< ¿Puedes venir a mi casa el próximo fin de semana? >>

<< Sé que está un poco lejos... Pero enserio lo agradecería >>

<< Está bien, no te preocupes allí estaré >>

<< Gracias >>

<< No debes agradecer >>

Levantó su vista de aquel aparato tecnológico mientras dejaba que aquellas lágrimas se arrastrarán por sus mejillas.

Recordó aquello que dijo la anciana: aquel que vive de dulces ilusiones muere de agrias realidad.

I WILL WAIT || Kenma Kozume ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora