IV. Ludere, lucror ac viventis

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Slightly corría entre los árboles a toda velocidad con el arco en la mano junto a Tootles, quien solía llevar un tronco en forma de bate de béisbol. Los dos niños reían mientras corrían desde el norte del bosque hacia el lugar donde se  reencontrarían con los demás. Los gemelos, inseparables hermanos, decidieron ir por el rumbo del sur y luego estaba Curly junto a Nibs que recorrían el este.

El reencuentro se realizaría en el Árbol del Ahorcado -donde vivían-, como siempre había hecho cada vez que salían a cazar por el bosque desde que llegaron a esa isla. Cuando Slightly y Tootles llegaron, los gemelos ya descansaban en la entrada escondida entre los arbustos. Éstos sonrieron al verles. También observaron como Slightly sujetaba un par de ardillas y Tootles una cuerda de pequeños peces. Uno de los gemelos les enseñó todas las nueces que había recolectado y el otro, todas las plantas comestibles que encontró. Antes de que aparecieran Curly y Nibs se escuchó un carraspeo desde lejos.

Los Niños Perdidos se giraron de repente. No había nada ni nadie. Ni siquiera rastro de Curly y Nibs. De pronto volvió a sonar. Esta vez era más cerca. Slightly miró hacia los arbustos que comenzaron a moverse con rapidez hasta desvelar que eran tan solo los dos niños que faltaban.

—¿Habéis oído eso? —dijo Nibs mientras tenía las manos en las rodillas cogiendo el aire que le faltaba. —El cascarreo.

—¿También lo habéis oído? —preguntó Tootles.

Nibs y Curly se miraron, y seguidamente asintieron. El cascarreo volvió a sonar aún más fuerte. Los seis niños miraron hacía el cielo esperando respuesta que nunca llegó. —¿Creéis que...?—empezó a preguntar uno de los gemelos.

—Peter. —nombró Curly.

—¿Creéis que es él? —preguntó Nibs.

Otro cascarreo más. Venía del pequeño cementerio dedicado a Fox.

—Viene de allí. —dijo Slighty señalando el lugar.

Todos corrieron hacia allí encontrándose con la puerta de la pequeña muralla abierta. Éstos se pararon enfrente de ella alzando las pequeñas armas. Un arco, un tronco, tirachinas, cuchillos y espadas. Slightly hizo un paso al frente y dijo: —¿Peter?

Éste salió fuera de los muros que habían alrededor de la tumba de Fox, con las manos alzadas y los miró. —Tranquilos.

—¡Peter, has vuelto! —gritó uno de los gemelos yendo hacía él, pero Tootles lo frenó echándolo hacía atrás. —Tootles, ¿pero qué...?

Tootles le miró desafiante y lo mandó con su hermano. Miraron a Peter como si fuera una amenaza. No era que no confiaran en él, sino que después de cuatro meses alejados de ellos era extraño que de repente apareciera llamándolos. — ¿Qué ocurre, Peter?

—Tenéis que hacerme un favor. —dijo él lentamente.

—¿Una nueva aventura, Peter? —dijo emocionado el gemelo que quiso ir hacia él. —¿Cuál? ¿Piratas? ¿La malvada reina?

—Wendy. —dijo rápidamente. Miró a los líderes del grupo y les hizo una señal para que se acercaran a él. Ésta bajó la voz diciéndoles. —Quiero que vayáis al castillo blanco y le aviséis a Wendy de que os habéis enterado de que a medio día iré a entregarme a Iracunda.

—¡No! ¡No lo h...! —gritó Slightly. Peter le tapó la boca rápidamente hasta que éste calló. El líder de los niños perdidos miró a sus amigos y luego de nuevo a Peter, bajando él también la voz. —No puedes hacerlo. Wendy te matará.

—No lo hará. —se cruzó de brazos. —Solo hará lo que esté en su mano para conseguir salvarme. Y es justo lo que quiero que impidáis.

—Nos estás pidiendo lo imposible. —indicó Tootles. —Ella no dejará que te suceda nada malo incluso aunque sea por salvar a Hatta.

Two twins in CursedlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora