En incidente con Bakugo después de la cena cambió un poco más nuestra relación. Eran las 9 am y Kirishima y Mina se habían ido, dejándome sola con el rubio, quien se encontraba todavía dormido. Estuve unos minutos revisando mi celular y los chats, al entrar al grupo del salón leí un mensaje de Denki que me llamó mucho la atención.
"Hoy fiesta en la playa a las 8 pm, lleven vasos propios, habrá una interesante sorpresa"
-¿Una sorpresa?- pregunté para mi misma y una voz ronca a mi lado me respondió.
-Ah de ser alguna de sus estupideces-
-B-Bakugo! Idiota me espantaste!- le reclamé y me miró con una sonrisa burlona-
-Buenos días a ti también, _____-
Solté un suspiro cansado y me levanté para irme a desayunar.
-Mina y Kirishima nos volvieron a dejar?- asentí- hay algo que nos esconden- solté una risita y tomé mi ropa.
-Amor adolescente- dije- Ay... me sentí vieja al decir eso-
-Te vez vieja- Le lancé una almohada que le dio justo en la cara- Las pagarás!!-
La persecución empezó por toda la habitación hasta que me logró tirar sobre la cama y comenzó a hacerme cosquillas. Pataleaba y reía tratando de liberarme. Estuvimos un rato así jugueteando y bromeando, hasta que nuestros estómagos rugieron y los dos corrimos por nuestro lado para cambiarnos rápido y alcanzar el desayuno.
Llegamos al restaurante y nos encontramos con Mina y Kirishima saliendo.
-Por que llegaron tarde? Que estaban haciendo en el cuarto cochinos?- los dos nos sonrojamos y negamos rápidamente.
-Nos levantamos tarde, no malpienses Mina!- reclamé y ella solo rio.
Después de desayunar fuimos a la piscina donde estaban los demás y nos acomodamos en una cama que había a un lado de la piscina.
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Me quité la blusa dejando la parte superior de un bikini rojo a la vista. Claramente noté la vista de Mineta, Denki y Bakugo en esa zona. A Bakugo lo golpeé en la pierna, y con mi Quirk les tiré un chorro de agua a los otros dos. Después de aquella divertida escena, me metí a nadar un rato, no pasó mucho cuando sentí unas pequeñas manos en mi trasero, claramente se me vino a la cabeza Mineta, así que me giré para golpearlo, sin embargo una cabellera castaña y unos ojitos color ámbar me detuvieron.
-Eh? Hola quepeñín, te perdiste?- el pequeño algo lloroso me pidió que lo cargara, no podía negarme a su carita y acepté su petición.
Me acerqué donde los demás con el niño escondido en mi pecho, cosa que se me hizo un poco rara, ya que no sus manitas rozaban o tocaban mucho esa zona.
