Capítulo 37. Yo Te Cuido.

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Shantal estaba a metros de mí, lucía un atuendo diferente al de esta mañana, ahora estaba vestida con un traje de cuero negro y tacones y su cabello estaba recogido en una perfecta cola alta. Olvidé por completo a Shady y sus estupideces.

—Debes ser Shantal —Thomas le sonrió y tomó su mano para dejar un beso sobre ella, rodé los ojos ante su gesto— Dios te ha hecho para mostrarle al mundo que la perfección existe.

Patrañas. Es un idiota.

—¿Thomas? —escuché preguntar a Shady confundida y sonreí un poco en el fondo. ¡Su hermano intentaba robarle a su amor platónico!

—Eso es nuevo —respondió Shantal con su sonrisa encantadora ¿por qué le sonríe? —¿Habías escuchado que me halagaran así, Dania? —la mirada de Shantal se encontró con la mía y sentí una corriente recorrer mi cuerpo.

—No todos los días nos encontramos tantos tarados —le respondí y ella bajó la cabeza para reírse disimuladamente— Sin lugar a dudas, Dios te hizo para mostrarnos qué tan estúpidos podemos llegar a ser, Thomas. Te lo agradezco.

—Eres una... —Jules no permitió que su hermano terminara la frase.

—¿De qué hablaban? —preguntó Shantal para pasar a saludar a Jules con dos besos en la mejilla, yo me quedé en silencio al igual que todos los demás, después pasó a saludar a Thomas que estaba encantado por su belleza— Los escuché decir mi nombre —se paró frente a Shady con una sonrisa nada sincera—, te escuché a ti, para ser precisa —besó las mejillas de Shady para después pararse a mi lado.

—Anda, dile, no te pongas tímida, Shady —la animé con más confianza, con Shantal a mi lado me sentía mil veces más segura. A diferencia de Shady que había perdido toda la seguridad en sí misma— Shantal no muerde.

—No es del todo cierto... —susurró Shantal a mí lado.

—... Al menos a ti no, Shady—aclaré.

—Si me disculpan —Jules sacó de su bolsillo un celular y se alejó por el pasillo.

—Dime de lo que hablaban —le dijo Shantal entrelazando su meñique con el mío con lentitud. Shady mira de un lado a otro buscando una señal divina o que mágicamente la tierra se abriera y se la tragara.

—Está bien, yo le digo —le guiñé el ojo a Shady— Shantal, ella en teoría cree que me perteneces y quería que yo te vendiera para que así ella y su trillizo Thomas no me hicieran lo que Noah le hizo a Charles.

Shantal soltó una risa, como si le hiciera gracia la situación, le hubiera creído si no fuera por la presión que estaba ejerciendo en mi meñique.

—Las cosas no fueron del todo así —intentó defenderse Thomas, Shantal dejó de reír— Dania, nos haces quedar como unos monstruos. Dile la verdad.

—Dime que no me has vendido, corazón —me susurró con una sonrisa ladeada, ignorando por completo a Thomas.

—¿Cómo podría? Shady no es tu tipo —le dije.

—Ya escuchaste —Shantal soltó un largo suspiro para darle una mirada matadora a Shady, me estremecí al verla— No eres mi tipo.

Shantal caminó en medio del par de hermanos y yo la seguí con una sonrisa se satisfacción. Ella me guió a una de las habitaciones de la casa, y cerró la puerta con seguro.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté una vez adentro, no quería mirar la cama y el traje que llevaba puesto porque aunque le sentara de maravilla, lo único que quería hacer era quitárselo.

—Lo mismo te preguntaría a ti, pero no me has saludado —aclaré mi garganta al escucharla.

—Mi error —me levanté para acercarme a ella, su aroma era embriagante, adictivo. Tomé sus muñecas y la besé con ansias y deseo, ella me correspondió por solo unos segundos.

La Reina de DiamantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora