I want everything with you

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Estacionando su coche en la entrada principal de la casa de Itatí, Juan anunció que habían llegado a su destino.—Gracias por traerme. No te hubieras molestado, podría haber pedido un taxi por aplicación ¿sabes?—le regaló una pequeña sonrisa.

—No tienes nada que agradecer. Es un placer para mí.

—Todo un caballero, entonces.—Soltó de forma coqueta mientra guiñó su ojo derecho y su mano inconscientemente se dirigía a su brazo. 

Él le devolvió la sonrisa, sin querer que se bajara aún de su auto y dejara de tocarlo sacó un nuevo tema de conversación—¿Te la pasaste bien?—se acomodó en dirección a Itatí.

—¿Dices si me la pasé bien con todos ustedes en ese pequeño restaurante mientras reíamos y cantábamos?—dijo bromeando mientras recostaba su cabeza en el asiento del coche—Por supuesto que no. Estaba aburrida a morir—continuó. Juan soltó una pequeña risa y sin querer un suspiro apareció en la boca de Itatí.—Sí, me la pasé muy bien con ustedes—concluyó inmediatamente. La mayoría del elenco de la novela se dirigió a un pequeño restaurante discreto, comieron y se divirtieron un poco. Itatí bebió un poco de más, en ese momento ella se encontraba felizmente exaltada y él la miraba como si fuera la cosa más linda del mundo. Quizá fue el alcohol en su venas lo que hizo que ella tome coraje suficiente—¿Quieres entrar y beber una copa conmigo? —preguntó expectante.

Pensándolo un poco y mirándola como estaba—No creo que sea prudente—negó desviando sus ojos a la boca de ella. —Además, creo que ya has bebido suficiente.—Mejillas sonrojadas, ojos brillantes y palabras un poco arrastradas era un claro ejemplo de que más que tomada.

—No lo es—concordó dándose cuenta de lo que él miraba y por acto reflejo mordió ligeramente su labio—pero, solo es una copa ¿no? —Ella sabía que estaba jugando con fuego, lo sabía más que nadie, sin embargo no quería detenerse. Si se iba a quemar quería hacerlo totalmente.—No muerdo—sonrió tal cual gato cheshire cargando más el ambiente de tentaciones y respiraciones dificultosas.—A no ser que tú quieras—alzó la ceja derecha con una mirada sensual.

Juan rió nervioso—Mañana por la mañana te vas arrepentir de lo que me estás diciendo. Estás tomada.

Ella se acercó peligrosamente a su rostro quedando a centímetros de su boca—Tal vez sí, o tal vez no. Quizás el alcohol solo me esté dando valentía para pedirte que entres conmigo...—lamió sus labios—, por una copa—aclaró mirándolo directamente.

Estaba tan cerca que él juró que podía saborear sus labios.—Tus... tus hijos. —dijo aclarándose la garganta.

—No están—se alejó regresando a su posición anterior.—Sólo es una copa. Estaba bromeando antes.—Sonrió y aunque ella sabía que eso no era cierto necesitaba aligerar el ambiente.

—Itatí, no creo que sea lo correcto—le preguntó siendo este más una pequeña orden tapada en pregunta.—Tienes que dormir mañana tenemos locación temprano—le recordó. Alguno de los dos tenía que guardar la compostura, aunque él se estuviera muriendo por entrar con ella, no era adecuado. No, si ella seguía coqueteando tan descaradamente como hasta ahora, se estaba conteniendo para no besarla justo ahí.

Ella alzó su mano en señal de rendición—Está bien, —suspiró—tienes razón, no es prudente.—Antes de salir del coche lo miró.—Buenas noches, muñeco.—se despidió mientras se acercaba y depositaba un beso muy cerca de la comisura de la boca. Él se quedó estático y ella logró probar una bocanada del olor de él. Fresco con mezcla a vino, un olor que en él quedaba perfecto.

Apartándose rápidamente como si la piel de él quemara, tomó la manija para abrir el coche y salió un poco apresurada por lo que acababa de hacer. Por su mente no pasaba el hecho que se encontraba un poco mareada no solo por los tragos que habían tomado aquella noche sino por lo embriagador del pequeño momento que habían tenido. Y sin darse cuenta casi pierde el equilibrio, su cabeza parecía un carrucel que daba vueltas sin parar. Él dentro del coche se percató y salió en su ayuda.

Detrás de cámaras (one shots - Cantoler)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora