Capítulo Cuatro - Decisiones Aún Más Duras

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Pasó tres días después.
No sé cómo pude soportar el dolor. Dante me dio una nueva esperanza, hablándome de la adopción de Ángelo. Pero veía eso muy lejano.
Dante y yo nos marchamos a casa. Aunque más bien era la casa de mi esposo.
No sé qué haría durante el poco tiempo que me quedaba, pero tenía claro que no me quedaría después del juicio que tenía con Ambrose, junto a Dante.
Él y yo fuimos a un restaurante cercano a la casa. Pero mi estado de ánimo seguía siendo el mismo.
Llegamos a la casa un poco más tarde.
Dante me dejó a solas en la habitación para que pudiera descansar. Aunque ya sabía que había descansado bastante. Solo esperaba la justicia para mis padres, mis hijos que no habían nacido y Román.

La noche se hizo sin darme cuenta. Pues estuve pensando mucho en el pasado.
Había estado con los pensamientos en otra parte. Salvo que mis pensamientos se marcharon cuando me quedé un poco dormida mirando la foto de mis padres y la foto de Román en el móvil.
La luna era hermosa cuando estaba nostálgica. Aunque era normal cuando estaba en un estado de shock depresivo por saber que ese cabrón había matado a mis padres y a Román. Pero lo que más me dolió fue saber que él sabía que estaba embarazada de su hermano me agredió por primera vez y también de Dante. Y con el hijo que iba a tener con mi esposo, supo que tendría que deshacerse de él para que pudiera hacer conmigo lo que le diera la gana.
Sentí que alguien comenzó a acariciar mis hombros.
Me giré y él me beso. Los besos de Dante ya eran para mí como espigas que se clavaban en mi pecho.
Dejé de besarle y me aparté enseguida de él. No quería llegar a más de todo a lo que ya habíamos llegado.
―¿Qué ocurre nena? ―me preguntó.
―Esto está mal ―dije.
―¡Mal! Besar a mi esposa está mal ―dijo―. Violeta, esto no está mal. Esto es nuestro matrimonio y un beso es fruto de amor entre los dos.
―Un matrimonio que solo iba a durar hasta que esto acabase. Y Ambrose ya está en la cárcel y con ello nuestro matrimonio.
―Aún no lo está. Así que no digas que esto se ha acabado. No al menos cuando tenemos planes de adopción.
―Dante, cuando pase el juicio de Ambrose, me iré de tu vida. Y no pienso regresar a ella. Aunque esté trabajando en tu asociación.
―Y yo te dije que te seguiría a donde quiera que vayas y así haré.
―Dante ya no nos une nada.
―Nos une la muerte de nuestro bebe.
―Un hijo que no querías tener.
Vi la furia en los ojos de mi marido. Pero ya no le tenía tanto miedo como antes.
―Ponte de rodillas.
Pero no lo hice. Tendría que obligarme él mismo.
Me puse a caminar para marcharme. Pero él me frenó, cogiéndome del brazo y presionándolo.
―Violeta, obedece.
Pero no le respondí.
Me solté bruscamente y me marché de la habitación para no saber nada de sus dominaciones y su control.

El Paraiso Dónde Decidí Quedarme (Cicatrices #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora