Con una galleta en la boca.

413 35 3
                                    

Una joven mujer muy elegante, castaña semi rubia de ojos acaramelados, iba caminando tranquilamente por la acera de Central Park, su fiel amigo canino Eddy, un pequeño perro de color café claro, la acompañaba del lado guiado de su cadena.

María Stark, acariciaba su vientre de 6 meses de embarazo mientras disfrutaba de unas galletas de chocolate y avena, un pequeño antojo matutino.

Todo bien, todo correcto, pero alguien no se alegraba.

Estaba haciendo frío por lo que estaba bien abrigada. Su esposo, Howard Stark apenas llegaba a su casa de un viaje de negocios, así que haya se dirigía. Le dolía un poco los tobillos al estar un poco hinchados por su embarazo, así que decidió salir a caminar un rato.

Debido a que dejó su auto aparcado a una cuadra estaba cerca de este. Decidió irse rápido a casa porque el frío aumentaba, y la lluvia se aproximaba. No quería Que Eddy se resfriara, pues el suéter blanco para perros que llevaba no lo protegería mucho tiempo del frío si este aumentaba.

Al cruzar a la esquina, vió algo que llamó su atención.

Una mujer con un uniforme de camarera estaba agarrando la mano de un pequeño niño Rubio de aproximadamente 2 años. El pequeño niño tenía puesto un abrigo realmente grande, reconoció que era de la camarera. El pequeño Rubio lloraba amargamente, y la mujer que estaba a su lado lo miraba con los ojos cristalizados por la pena. María por la curiosidad se acercó hasta la mujer.

- Hola, buenas tardes...que sucede?. Por qué lloras corazón?.- se refirió al bebé rubio quien la miró y cesó un poco su llanto.- Es suyo?.

- N-No...no se de quien es...solo ví que una mujer lo dejó aquí y se fue.- Al oír esto, María sintió como su corazón se quebró, e instintivamente se llevó las manos a su vientre... habían abandonado al bebé.- No tiene nada más que lo que trae puesto, una pequeña mochila que trae una camisa y un pantalocito, y también hay una nota. Leí la nota, al parecer la dejó su madre, en ella explica que no puede cuidarlo, que corre peligro y que por favor la perdonen y cuiden al bebé.- El abrigo es mío, se lo dí porque no tiene puesta una ropa muy abrigada.

María con ojos cristalizados se agachó cómo pudo, tomando y acariciando la mejilla del pequeño, tarareandole una canción con la que logró calmar al pequeño, pues notó que tenía hambre.

Tomó una galleta de la caja y se la dió al pequeño, quien comenzó a comerla de inmediato.

- Sabes algo más de él?.- preguntó María viendo cómo Eddy lamía la mejilla del bebé haciendo que este riera y acariciara su cabeza.

- No, no se nada...solo ví cuando la mujer se fue, este niño ha estado aquí desde hace dos horas, no se que hacer, y me tengo que ir, si mi jefe se entera que me salí por mucho tiempo, se enojará. Mis compañeros y yo nos hemos turnado para cuidar al pequeño.

- entiendo.

- Peggy, vamos, el jefe está furioso, ya se dió cuenta de que estás afuera, y si no entras a trabajar te dará una amonestación.

- Ya lo sé, Hill. Pero que haremos con el pequeño?, No podemos dejarlo aquí así como así.

Hill miró al pequeño con una mirada de dolor, su mirada de angustia se convirtió en sorpresa al ver a María.

- Usted es María Stark...o por Dios...que esta haciendo por aquí?.- preguntó María Hill.

- Salí un rato, no es fácil cargar con esta panza... respecto al pequeño...yo puedo ayudarlo, no se preocupen.- María dió una sonrisa dulce, y al oír eso, Peggy y Hill dieron un suspiro de alivio, asintieron y sonrieron. Cuando otro camarero se acercó a decirles que ya era hora de volver, le dieron rápidamente sus números a María por si necesitaba Algo y para mantenerlas informadas.

ONE SHOTS STONY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora