Toda mi vida

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Brooklyn 2 p.m

Tony comía alegremente su dona de chocolate en la banca enfrente de una cafetería que ella amaba, el Starbucks. Su padre no la dejaba tomar café ya que solo tenía 5 años, pero Happy y Pepper la consentían dejándole tomar de vez en cuando un pequeño vaso de café sin cafeína y con mucha leche cuando iban a tomar algo al Starbucks.

Hoy era uno de esos días dónde Happy y Pepper debían cuidar a la pequeña Tony mientras su padre, el gran Howard Stark, quien también era jefe de estos dos, terminaba su reunión con inversionistas muy importantes.

Muchos dirían que cuidar de la pequeña Stark era un martirio, ya que al ser hija de un magnate millonario, obviamente Howard y María la iban a consentir a más no poder,  pero la verdad es la pequeña era muy inteligente, sabía cuándo las ofrecidas de sus niñeras la utilizaban como boleto dorado para acceder a la gran fortuna Stark, motivo por el cuál, la pequeña aprovechaba para hacerles una que otra bromita para hacerlas huir despavoridas de la mansión Stark con alguna que otra araña en el cabello, sin cejas, o con el trasero literalmente en llamas. La pequeña si que era inteligente, cosa que su madre, María Stark le celebraba y felicitaba siempre, pues también sabía el propósito de esas sucias arpías.

- esa es mi pequeña genio.- la felicitaba su madre María mientras cargaba a la pequeña y está reía luego de su última broma al dejar caer un balde grande de melaza sobre la cabeza de la niñera, está salió pegajosa corriendo de su casa.

- OLVIDASTE TUS UÑAS POSTIZAS!.- Gritó María con diversión mientras aún cargaba a su pequeña de cabello achocolatado con rulos cortos amarrados con un lazo blanco de ceda en su cabecita, ojos arequipe poblados de largas pestañas, la pequeña vestía un vestidito Rosa con boleros blancos y moño atrás, con unos elegantes zapatitos blancos. Parecía una muñequita de porcelana muy adorable y hermosa, hacía suspirar de amor a cualquiera que la viera, bueno...salvó a las arpías de sus niñeras luego de sufrir sus travesuras.

Happy y Pepper también reían divertidos ante la travesura de la pequeña en la gran entrada de mármol de la gran mansión Stark.

- Que tal?, Cómo están?.- saludó María con una sonrisa dulce y amable a Happy y su esposa, estos devolvieron el gesto con familiaridad.

- estamos bien, por fin pudimos librarnos de todo el trabajo.- decía Pepper acomodando su elegante chaqueta blanca.

- me alegro de que puedan descansar este fin de semana, les vendría bien un tiempo a solas.- María alzó las cejas de manera juguetona a lo que la pareja se sonroja y María ríe divertida.- bueno, debo volver, la siguiente reunión es en 1 hora y Howard me necesita, les puedo encargar a mi bebé?, prometo no tardar mucho.

- por supuesto María, sabes que si.- dice Pepper y Happy toma a la pequeña, quien solo permitía que Happy y Pepper la cuidarán, aparte de que la consentían mucho, la cuidaban bien y se sentía cómoda con ellos.

- muchas gracias, les debo una grande. Bien, Mi amor prometo que Mamá no tardará mucho, pórtate bien, Te amo mi vida.- dice María dulcemente mientras besaba la cabecita de su tesoro más preciado para ella y su esposo, para luego salir de la casa y subir al auto.

- Bien, pequeña traviesa, que te parece si vamos al Starbucks por una donas, te apetece mi nena hermosa?- pregunta Pepper para besar la cabecita de la pequeña quien aún estaba en brazos de Happy. Cuando Tony oyó la palabra Starbucks, se le iluminaron sus ojitos dando un asentimiento adorable con una enorme sonrisa. Cosa que derritió el corazón de Happy y Pepper.

Tomaron la mochila de ositos rosas de la pequeña dónde tenían todo lo que necesitaban para Tony y partieron al Starbucks en Brooklyn.

Luego de pedir su orden, se sentaron en la banca en frente de la cafetería a disfrutar sus pedidos.

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