Terror por teléfono

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Steve Rogers pasó de ser un prófugo de la "justicia", a ser libre nuevamente.

Sin embargo, esa felicidad se vió opacada por el miedo auténtico. La razón?, Simple. Creyó hacer lo correcto, sin darse cuenta de que había lastimado a los seres que más amaba. Pasando por el hecho de que ni siquiera sabía, si su hijo estaba vivo.

Eso le sacudió las entrañas, volviendolas amargas en el proceso. Jamás se lo perdonaría. Pero el daño estaba hecho, y ya no podía dar marcha atrás. Su egoísmo lo llevó a sumergirse en la desesperación, para luego arrepentirse, y ahora, estaba ahí, en el cuartel donde hubieron muchas reuniones, dónde hubieron risas, llanto, bromas, peleas y muchos buenos momentos en general. Un aire melancólico cruzó por su cabeza, haciéndolo extender una sonrisa triste, sonrisa que se borró al ver entrar a Nicholas Fury a la sala, acompañado del secretario Ross.

- Bien, ya que todos los ex fugitivos están aquí. Me gustaría decirles primero, que ojala se pudran en el infierno, tuve que hacer malabares con changos para que ustedes pudieran estar aquí el día de hoy. No quiero que repliquen. Bien, en resumidas cuentas, el mundo tarde o temprano seguirá necesitando a los vengadores, y el consejo anuló los tratados de manera permanente, con una condición. Todos los vengadores deben volver a menos de que hayan permisos y demandas considerables, o no hay trato. Es todo, ah y Chinguen a su madre, y buena suerte, porque la van a necesitar para convencer a los demás.- Fury se posicionó detrás del pequeño podio en su oficina, justo en frente de la mesa, listo para hacer las llamadas de confirmación de los vengadores faltantes, y continuar con la reunión y la nueva iniciativa. Sin embargo, no se imaginaba algo como lo que estaba apunto de pasar.

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El filántropo más rico del mundo se encontraba en la sala de su mansión de Abudabi, jugando con su pequeño hijo de solo 5 mesesitos, este reía tomando en sus deditos las manos de su progenitor, mientras soltaba carcajadas un poco amortiguadas por el chupete en su boca, carcajadas que iluminaban el corazón del filántropo. Tomó a su bebé en brazos para luego subir su camiseta, dejando libre uno de sus hinchados pezones a disposición de su hijo para que esté empezara a comer al instante.

Los ojitos azules de Peter lo llenaban de una paz indescriptible, sin importar que le recordaban y eran los mismos ojos del hombre que una vez juró amarlo ante un altar, pero terminó rompiendo esa promesa, y su corazón.

Visión, quien recién llegaba al lado de Loki, se quedó contemplando con una sonrisa la hermosa escena de quién consideraba su Padre o Madre en este caso, y quién era su hermanito.

Loki miró al androide con preocupación. Habían tardado mucho en hacer que Tony se alejara de sus fantasmas, como para que ahora viniera Fury y pidiera una audiencia Para solicitar que los vengadores volvieran. Eso sí que es mucho nivel de cinismo presente, y Loki no estaba dispuesto a ver cómo una de las pocas personas que logró comprenderlo y cambiar su perspectiva ante el mundo que quería destruir en antaño, se derrumbara de nuevo por culpa de cierto soldado sin cerebro que no supo cómo manejar la situación.

- Loki, yo tampoco quiero esto para él, pero órdenes son órdenes, siempre vamos a estar de su lado y para él.- El androide apretó el hombro del dios del engaño en señal de apoyo, debían estar listos para todo.

Loki solo asintió dirigiéndose hacía su amigo, quien seguía en el sofá, bajando cuidadosamente su polera para no despertar al bebé en sus brazos. Sonrió dando un beso en la cabecita de cabellos castaños de Peter.

- Que pasa, Cuernitos?.- Preguntó Tony sin dejar de ver a su bebé con una sonrisa, nunca se cansaría. Loki tomó aire para luego ver como Visión se sentaba a su lado.

- Los tratados se anularon Tony.- y con eso, la atención del filántropo pasó a su amigo azabache.- y... Fury quiere retomar la iniciativa, quiere a todos los vengadores de vuelta por si el mundo los necesita, así que solicitó una audiencia para discutir ese tema lo mas antes posible. De ti y de los demás depende que los fugitivos sean liberados de todo cargo, y aunque no se lo merezcan los muy hijos de su madre, debes dar una respuesta a los nuevos cambios.

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