¿Qué demonios hice?
Pues recapitulando, pelee con mi mejor amigo al que aparecer le tengo un amor platónico y justo después de eso, su hermano, que también es mi amigo me besa y me pregunta si quiero salir con él. Y yo dije que sí.
Oficialmente soy la persona más confusa que conozco.
No hay mucho que pensar, más que ¿cómo hago para que mis sentimientos por Francois se evaporen? Estoy saliendo con su hermano. ¿No hay forma de transferir esos sentimientos hacia Jean?
Él se merece sólo cosas buenas. Ambos lo hacen. Ugh.
Fran ni siquiera se merece que le pida perdón, el idiota en lo que volvió con Eloise se olvidó de mi, su "mejor amiga". Patrañas. A él solo le importa la chica que pueda tener en frente... Él siempre ha hecho eso.
Automáticamente me transportó a un viejo café en Lyon, era de noche y Fran me había invitado a por un café. Obviamente dije que no, pero él logró arrastrarse hasta allá.
—Casi parece una cita— digo, viendo las luces, sintiendo el olor a café recién molido, croissants calientes, cerré los ojos y ni me di cuenta
—Oh, ¿No lo es?— Dice Fran. Yo abro mis ojos. —Por favor no, no te detengas, me gusta ver como disfrutas la noche...
Y sonrió.
Fran ni siquiera era hermoso a primera vista. Se veía como alguien a quien le parten el corazón fácilmente, sí. Pero es que él desde siempre ha tenido la idea... Más bien, la convicción, de que para todos existe el amor verdadero. Estúpidos franceses. Románticos de primera.
Y como después de esa frase ¿yo no iba a sonreír de vuelta?
Estuvimos horas en ese café, al menos unas tres, hasta que el café cerró. El me preguntaba por libros y yo por música y así se nos fue la noche. Me acompañó de regreso a mi residencia, un edificio antiguo en el centro de la ciudad. Me dio las buenas noches y tres besos en las mejillas, lentos... Muy lentos.
Casi lo invito a pasar.
Suerte que no lo hice. Al día siguiente a primera hora vi que él estaba en el mismo café de la noche anterior... Pero con otra chica.
¿Qué si me dolió? Por supuesto. Siempre me sucede así, igual. En lo que empiezo a sentirme especial para alguien, llega algo que me demuestra que sólo soy una más en la lista interminable de mujeres que quieren sentir algo. Algo como amor.
Me conforme con su amistad porque yo me fui de Lyon, y él nunca iba a dejar de tener sus conquistas. Si había salido con media Francia, era poco. Y con esa cara de inocente que tiene, todas caían en su juego.
En el fondo siento que se lo merece. Por idiota. Por enamorarse de quien no corresponde. Por siempre buscar llenar ese vacío con una chica. Lo odio.
No soy especial y si lo soy, aún no lo demuestran.
Por eso empece dos libros.
Al mismo tiempo, si.
Mi amor por Jean estará en 'Hilos entre telas' y mi "lo que sea que este sintiendo en este momento" por Fran estará en 'Café Lyon'. Porqué aunque él haya llevado a otra chica, y seguramente luego de esa a otra y luego de esa a otra y así sucesivamente, para mi ese café siempre será nuestro.
Ese viejo café en Lyon, con olor a café recién molido, croissants de chocolate y las luces de la ciudad con su voz de fondo, hablandome de lo que le apasiona hacer.
Definitivamente debo olvidarme de él.
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El libro de poesías de Jane.
RomanceJane se convirtió en una chica de 23 años con un éxito en librerías: un libro de poesías. Todos piensan que Jane está bien, pero Jane sabe que no lo está. Después de su gira del libro, tiene una recaída: su mejor amiga, con la que vive, empieza a sa...