16. Cuidado con tu cuello

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- Por favor mamá — dije un poco en forma de súplica

- ¿Cómo vas a ir a quedarte a la casa de tu amigo? Te vas a contagiar — dijo ella molesta mientras lavaba los platos

- Mañana no hay escuela y él vive solo, alguien tiene que cuidarlo — le decía un poco frustrado mientras la ayudaba a secar lo que lavaba

- ¿Por qué tienes que ser ese "alguien"? — quería decirle la verdad, quería decirle que yo tampoco tenía la menor idea de porque quería hacer aquello, pero preferí decirle otra verdad

- Quiero ser sincero contigo — suspiré algo candado — soy el único amigo de Samuel, nadie en la escuela lo ve como un amigo, ni siquiera tiene novia — le explico sincero, era más natural pues en parte decía la verdad, no tenía novia ni amigos, solo a mi que era su novio falso

- ¿Y su familia? — pregunto sería la mujer que me había engendrado

- No estoy seguro, no me habla de sus padres y sé que sus tios están en otra ciudad — le explique mientras la observaba, ella cerro los ojos y suspiro con fuerza, parecía calmarse

- Está bien, puedes ir, pero regresas en cuanto él esté sano, algo no me agrada en él — me comentó mientras cerraba la llave y solo la observé confundido, era la primera vez que me decía algo así de alguna persona, ella noto el como la miraba y se encogió de hombros — simplemente algo me pone inquieta cuando lo veo, no parece mala persona, pero tampoco buena persona — dicho esto se dirigió hacia la sala, mie padre se encontraba dormido en uno de los sofas recargando su rostro sobre su brazo — toma las cosas que necesites para dormir, le diré a tu padre que te acompañe — yo solo asenti rápidamente y subí deprisa a mi cuarto, ya habían pasado dos horas desde que deje a Samuel solo en su casa.

Tomé mi pijama, mi cepillo de dientes, mi laptop y mi celular junto a sus cargadores y eche todo a una mochila extra que tenía en mi habitación, me puse un suéter cualquiera ya que empezaba a hacer fresco y rápidamente baje las escaleras con la mochila sobre mi hombro, mi madre me vio y después empezó a despertar a mi padre con cuidado, este adormilado escuchaba s mi madre, asintió y se levantó para estirarse provocando que algunos de sus huesos tronaran

- Vamos Guille — dijo después de un bostezo y ambos salimos de casa — dios, últimamente hace bastante frío — dijo mientras caminábamos hasta la casa del castaño, cuando llegamos abrí la puerta con la llave que había encontrado en el cuarto del castaño — cierra bien las puertas y ventanas, es peligroso que solo estén ustedes dos y está casa no tiene buena protección — dijo mientras dejaba mi mochila sobre el suelo con cuidado — intenta no enfermarte también tu, te veo mañana — yo solo me dedicaba a asentir a todo lo que decía y cuando al fin vi como se alejaba cerré la puerta con llave, rápidamente fui a la del patio de atrás e hice lo mismo.

Me asegure de que todo estuviera bien cerrado y volví a cambiar la toalla del castaño, su rostro estaba menos caliente y jadeaba más tranquilo, supongo que estaba mejorando, eso de alguna forma me tranquilizaba, lastima que mi tranquilidad fue interrumpida por un buen susto que me dio el sonido de un teléfono, este sonaba como loco y hacía mucho ruido, el castaño empezó a quejarse irritado y baje hasta la sala, ahí estaba el teléfono negro de casa

- ¿Diga? — conteste y me maldije un poco pues no sabía lo que hacía

- ¿Ah?¿Samuel? — escuché que decían del otro lado de la llamada y sorprendido observé el teléfono al reconocer la llamada

- ¿Rubén? Hola, soy Guillermo, nos conocimos en el cine — dije rápidamente, obviamente me recordaba, después de aquella conversación extraña en el baño

- Hola Bro, ¿que hay? ¿Por qué estás en la casa de Sam? — dijo y no pude evitar sentirme algo irritado por la confianza en que llamaba al castaño — sabes que, no importa, solo dile que necesito hablar con él — dijo sin importancia

- ¡Oh! Es que está enfermo, está dormido en este momento — le digo un poco apenado — ¿Quieres que le diga algo cuando despierte? — pregunte mientras me sentaba en el sofá más cercano al teléfono

- Nah, simplemente mi padre necesitaba otro ayudante, quería ver si Samuel aceptaba el trabajo de nuevo — dijo indiferente y escuché mucho ruido de fondo, como si una cierra eléctrica cortará algo de carne, pero me sorprendía lo que me decía el chico de ojos verdes — en fin, será para la otra, te dejo —

- Si está bien, buenas noches — me despedí mientras escuchaba que discutían con Rubén

- Si, buenas noches, por cierto, cuidado con tu cuello — dicho esto colgó y dejé el teléfono en su lugar, preguntándome a qué se refería con mi cuello, no tenía nada de malo ¿o si?

Me levanté del sillón para volver al cuarto de Samuel y entonces no pude evitar soltar un leve grito aterrado al encontrarme con el castaño de pie al borde de las escuelas, mi corazón estaba a mil por segundo y tome aire al darme cuenta que era Samuel, casi me daba un infarto.

- Maldición, me asustaste — dije con una risa nerviosa mientras sentía que me sonrojaba, mi grito había sido vergonzoso — ¿te sientes mejor? — pregunte mientras me acercaba a él, no había dicho nada y cuando me acerque, note que su mirada era diferente, parecía estar... vacía — ¿Samuel? — lo llame nervioso mientras sentía como me veía y entonces antes de decir algo más sentí como rápidamente me daba un fuerte golpe en el estómago, sacándome todo el aire en un segundo y caí de rodillas adolorido mientras intentaba recuperar el aire, una patada del castaño me hizo quejarme adolorido mientras quedaba recostado en el suelo — ¿que haces? Samuel, soy Guillermo — dije mientras veía como se ponía encima mío y trate quitarlo de encima aterrado.

Movía con fuerza todo mi cuerpo intentando quitarlo de encima, me quejaba y lo llamaba para que se diera cuenta de que era yo, solo podía escuchar el latir fuerte de mi corazón cuando sus manos rodearon mi cuello, le presión me privó del aire vital para mi cuerpo y tome con fuerza sus muñecas intentando apartar sus manos de mi cuello, pero la fuerza aumentaba y los movimientos bruscos que hacía para intentar quitarlo cada vez eran menos fuertes, intentaba respirar mientras lágrimas salían de mis ojos gracias al miedo y desesperación, con dificultad empecé a suplicar por mi vida, no quería morir así, pero el castaño no reaccionaba por más que le hablaba.

- Por favor...Samuel... — imploraba que me soltara y poco a poco sentía como perdía el conocimiento mientras veía su rostro con una expresión fría y sin vida, no entendía que sucedía, al menos quería saber que había hecho mal para que el castaño reaccionará de esa forma, pero ya no tenía fuerza ni para hablar, supongo que nunca lo sabría, me había dado cuenta de eso mientras mis ojos se cerraban...

Toxic Love (Wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora