VIDEOCALL ~ Bangchan

11

Siento algo frío y húmedo pasarse por mi mejilla un par de veces y luego un aliento caliente. Cuando abro los ojos veo algo suave y peludito moviéndose a delante.

— ¿Cómo estás... Sam?

Es la mascota de mi hermano, un Golden Retriever de dos años, lo acaricio y el perro menea la cola alegre.

— ¡¿Ya despertó la bella durmiente?! — la ruidosa voz de Henry se acerca.

—...Henry, ¿Qué haces aquí...tan temprano? Qué molesto...

Hablo perezosa, sin hacer esfuerzo por levantarme todavía.

— No puedo creerlo — dice agarrando mi teléfono del tocador — apagaste el teléfono, faltaste al trabajo y toda tu casa huele a mierda... ¿Qué demonios pasó?

Hago el esfuerzo de sentarme — ¿De qué hablas? A penas está amaneciendo.

— ¿Y cómo diablos te hiciste esa herida en la frente?

— ¿Herida? ¿De qué ha...

Antes de que termine de hablar el cuarto empieza a dar vueltas y el sentimiento repugnante de un estómago revuelto se hace presente. Entonces me desespero, tapando mi boca con una mano, mientras que con la otra le hago indicaciones a Henry para que haga algo antes de que ensucie toda mi cama. Levantarme e ir al baño podría ser muy tarde. Sam ladra también desesperado.
Mi hermano tira las flores del jarrón de mi tocador y me lo alcanza a tiempo, depositando ahí algo que huele a podrido.

—¡Agggh qué asco Zoe! ¿Comiste pescado podrido? — pregunta haciendo arcadas más fuertes que yo.

Después de vaciarme casi por completo, sigo mareada y tengo una sed espantosa, en efecto, parece ser que tengo una terrible resaca.

—...Pero es extraño, apenas bebí anoche...

—¿Qué es ese olor? — Henry se acerca a olfatearme, como si no estuviera ya muriéndose de asco por mis florecitas en el jarrón.— Apestas a alcohol.— afirma tapándose la nariz.

Me olfateo y las náuseas regresan. De repente, el timbre del departamento suena y Henry aprovecha para salir corriendo.

— ¡Iré a ver quién es!

No entiendo por qué estoy así si ni si quiera bebí demasiado. Mi tolerancia al alcohol es buena, tres copas no me pueden dar resaca. Entonces¿Cómo?

Después de encontrarme al imbécil de Nathan revolcándose con su amante salí de su casa y estuve vagando por las calles, luego compré un spray y...

Mierda.

Le pinté el edificio.

Me revuelvo el cabello y río, recordando lo bien que se sintió al decirle sus verdades de esa forma. Pero ¿Cómo terminé tan ebria? ¿Qué hice después? Yo... fuí a un puesto de ramen y pedí ¿Soju? También hielo..y otro Soju y...

Me embriagué sola, ¡Carajo!

Me revuelvo más el cabello,  me molesta haberle dedicado si quiera una copa de Soju a ése idiota que no se merece que le dediquen ni un pedo. ¡Aahhh!

— ¿Qué haces? — Henry me mira con asco y desde la puerta estira su mano, para darme una bolsa. — El repartidor dijo que es para ti.

Le recibo la bolsa y miro dentro, hay medicina para la resaca, una bebida isotónica, curitas, vendajes y cremas para heridas.

— Es medicina, ¿Tú las pediste?

— Soy una persona atenta, pero no adivina, hermanita, apenas llegué a tu casa hace unos minutos y te encontré así. No había manera de saber lo que te pasó como para pedirte algo antes y hacer que llegue tan rápido.