Desde las alturas

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Por el camino, veo cerca una alta torre de comunicaciones. Una torre que no tiene tensión eléctrica. Me viene de lujo para querer fotografiar el lugar desde las alturas.

Me acerco a la base de la torre de comunicaciones y suelto mi mochila de mi espalda. La poso sobre el suelo y la abro para comenzar a buscar dentro del compartimento principal. De este compartimento saco varias cuerdas y un estuche con muchos mosquetones de escalada. Desenredo la cuerda y la dejo en el suelo, después, me acerco a la estructura de la torre y agarro el primer mosquetón al final de la junta que une dos hierros. A estos dos hierros, se le suma un tercero al otro extremo para formar un triángulo. Una vez aseguro el mosquetón y bloqueo la apertura, me ato la cuerda a la cintura pasándola por las hebillas del pantalón. Las hebillas que se usan para poner el cinturón. Solo que, en vez de estar el cinturón, ahora está la cuerda bien atada y asegurada con otro mosquetón. Así, si me caigo, estaré libre de chocar contra el suelo. Comienzo a pasar la cuerda por el mosquetón que he asegurado en la estructura hasta que ya tira de mí. En ese momento, me engancho el estuche en el lado derecho de mi pantalón y comienzo a escalar.

Asciendo de forma lenta pero segura, posando las manos y los pies sobre los hierros oxidados de la estructura. Habiendo ascendido ya unos dos metros, engancho otro mosquetón a la estructura para comenzar a pasar de nuevo la cuerda sobre este mosquetón. En ningún momento la cuerda está suelta, siempre hay un mosquetón que la agarra para evitar mi caída. Una caída que desde este momento ya me afectaría de forma considerable.

Desde esta altura me haría bastante daño y probablemente me rompería algún hueso. Con la cuerda ya asegurada, reanudo mi escalada hacia la cima de la torre.

Repito el proceso de los mosquetones y la cuerda tres veces más hasta que al fin llego hasta arriba. Arriba del todo, hay una estructura horizontal donde puedo estar de pie. Aquí el viento sopla más fuerte y se puede notar un ligero balanceo hacia los lados. Aseguro la cuerda a una barandilla y saco el móvil para hacer una foto.

La ciudad de Chernobyl vista desde el aire.

Impresionante.

Muchísima vegetación, edificios blancos y marrones abandonados y ocultos detrás de los árboles. Árboles que son casi tan altos como los edificios de más de nueve plantas. Lagos, montañas lejanas, valles y llanos.

Me quedo en la cima durante unos minutos, escuchando el silbido del viento y apreciando las vistas. No es un paisaje que se vea todos los días y tengo que disfrutarlo.

Después de un rato de paz, bajo por donde he subido recuperando los mosquetones y recogiendo la cuerda. Cuando ya llego al suelo, lo guardo todo en la mochila y reanudo mi marcha hacia el centro de la ciudad.

Chernobyl. Un viaje en el tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora