🌙 Categoría Angst

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➼PIRAMIDZ !! JIKOOK

Y la verdad, estar en los brazos de aquel semidios era ciertamente hechizante. JeongGuk tragó saliva ante la hermosa visión del muchacho que lo sostenía, y con los ojos abiertos como platos, no pudo dejar de mirarlo cuando abrió la boca para vociferar con toda su fuerza;

- ¿¡Creíste que tu reinado de la oscuridad y la muerte iba a triunfar, Anubis!? ¡¡Eres patético!! ¡¡No sabes lo que haces y vas a pagar por ello!!

Agarraba al muchacho con tanta fuerza que JeongGuk temía flotar si lo dejaba ir. No pudo desviar sus ojos de la escena que se formaba frente suyo, porque aunque JiMin fuera hermoso e hipnotizante, el dios de la muerte estaba frente a ellos y amenazaba con ganar la pelea. Su cabeza de perro negro asomaba encina de unos hombros definidos, el terno oscuro enmarcando su silueta de una forma amenazante y estética.

Sonreía entre dientes cuando respondió en un eco eterno.

- Lo hará, hijo de Ra. Y será cuando pueda tener el poder que injustamente le otorgaron a tu padre, y que no ha distribuido nunca. Yo lo repartiré justamente y seré quién ría al final del partido. - cerró los ojos para soltar una risita.- Lograré que mi reinado sea paz y muerte, silencio estable y calma hasta el final de los tiempos. Os encerraré a tí y a tu novio.

- ¡¡No es mi novio!! - gritó sonrojado JiMin, el cabello rubio flotando alrededor suyo.- ¡¡Pero si le tocas un pelo te juro que no vivirás para contarlo!!

- JiMin... - susurró JeongGuk mientras sus manos temblaban, mirando a Anubis, respirando acelerado.- JiMin, no...

- De-después hablamos de eso. - le respondió azorado el rubio mientras Anubis seguía burlándose de ellos, haciendo tiempo mientras el caos se desataba bajo sus pies flotantes. La cúpula de arena que los rodeaba parecía oscurecer lentamente, y JeongGuk sabía que no había mucho tiempo antes de liberar el arma final. Sorbió su nariz.

- No, JiMin. - mostró sus manos.- Mírame. Yo...

La piel de sus palmas brillaba en azul, y JiMin no pudo evitar sostener la respiración al darse cuenta de aquello, sin poder prestarle atención a lo que JeongGuk estaba diciéndole. La luz enceguecedora del muchacho comenzaba a crecer más y más hasta levantarlo de los brazos de JiMin, haciéndole flotar sobre su cabeza. Un canto terrible lo rodeó, agudo, clamante de vida: era la voz de Keb, dios de la Tierra, muerto hacía unas semanas, quien emergía desde lo más profundo del globo para atacar de vuelta con el arma final.

- ¡Mierda! - exclamó Anubis mientras se tapaba las orejas con la espalda encorvada, agachándose, gimiendo como un perro callejero. JiMin lo miró con la voz llenándole el corazón, y sin hacer nada más que concentrarse, reunió todo su poder en el centro de su energía, y permitió que emanara desde sus poros hacia el cuerpo del dios decadente.- ¿¡Qué carajos es ésto!?

- Hijo Anubis. - dijo en la voz omnipotente Keb, a través de los labios de JeongGuk. A JiMin se le erizó la piel al reconocerlo tras las facciones ahora endurecidas del muchacho, pero siguió concentrando su poder para actuar acorde al plan. No sabía que JeongGuk era lo que mostraba ahora, pero tenía sentido.- Serás complaciente con el mundo que he creado. Serás un servidor como todos nosotros. Serás uno más de la familia. Si haces ésto, no habrá oportunidad de redención. Es mi última advertencia.

- Imposible... - Anubis ahora habló por JiMin, quien le lanzaba todo su poder al dios de la muerte. El poder que le había dado su padre Ra, y que al parecer, era similar al de JeongGuk.

Porque sólo dioses podían hablar a través de otro. JeongGuk era hijo de Keb.

- Encerrado quedarás por quinientos años. - exclamó Keb, y los brazos del hijo se levantaron en contra de su hermano para, con ayuda de JiMin, encerrarlo en una fuerte prisión de luz. La que todo ser temía bajo el mandato del dios de la vida y la tierra, y que terminó desapareciendo con un aterrador grito bajo la superficie de arena dura.

La cúpula cayó y se vieron rodeados de la nada en el desierto, JiMin cayendo de rodillas, exhausto, con los ojos cristalizados en lágrimas. Alzó la mirada hacia JeongGuk quien bajaba del cielo para que sus pies se apoyaran sobre la arena más blanda de la distancia, y corría hacia el hijo de Ra. Literalmente corrió hacia él.

Y sin esperar ningún segundo, se lanzó sobre su cuerpo para besarlo en un arrebato emocional. JiMin no fue capaz de corresponderle, pero si de abrazarle cuando apartó sus labios de él para esconderse en su hombro y comenzar a llorar.

- Pensé que te perdería.

JiMin sonrió, rojo pero alegre de que todo aquello hubiera terminado. Toda una aventura para llegar a ésto... y no se arrepentiría jamás.

- Eres un dios, tonto. Puedes revivirme las veces que quieras.

- Ahuevosi.

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de AZURCAT para -LaiMin-

ଘMOON DRABBLES DEDICADOSˎˊ-  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora