II: Entre sueño y realidad.

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Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Hajime Isayama. Todos los respectivos derechos.

 Todos los respectivos derechos

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Sábado 2 de julio 2016
Londres

Se miró en el espejo de su habitación, ese que colgaba pegado a la pared justo arriba de su cómoda. Su reflejo se encargaba de repetirle una y otra vez que tal vez estaba exagerando al arreglarse más de lo usual, mostrándole el atuendo que había elegido para esa noche. Al final, luego de mucho pensarlo, Levi se había decantado por vestir una camiseta blanca holgada, que llevaba puesta dentro de los pantalones vaqueros celestes, aquellos que se ajustaban de manera armoniosa a sus firmes piernas. El cinturón que le quedaba justo en la curvatura de la cintura hacía ver su cuerpo más equilibrado —incluso se atrevería a decir que, tal vez, un poco femenino—.

Se alejó de donde estaba para dar un par de pasos y dirigirse hacia el clóset, de donde sacó una chaqueta de cuero negra y unas botas de combate del mismo color, todo esto sin tratar de hacer demasiado ruido.

No recordaba en qué momento se le pasó por la cabeza que plantearle a Eren que salieran a un club nocturno era una buena idea, y es que se había encontrado desconociendo a su persona, sorprendido de sí mismo. En su defensa, lo único que deseaba era animar a su mejor amigo, hacer que se despejara.

Él no era así, no destacaba por ir de fiesta en fiesta y fugarse a media noche para no ser descubierto. Jamás llegó a pensar en que algún día él iba a ser quien propusiera irse a escondidas de su madre, menos para que el lugar de destino fuera justamente uno en donde vendían alcohol. Para empeorar aún más las cosas, ambos seguían siendo menores de edad.

Eren era más pequeño que él —de sobra estaba decir que, claramente, no en la estatura— sólo por un par de meses: mientras Levi cumplía el 25 de diciembre, Eren lo hacía el penúltimo día de marzo. El joven Ackerman estaba tratando de convencer a su subconsciente que lo que estaba por hacer no era tan malo, intentando minorizar la falta y no sentirse tan mal, pensando que ya no le quedaba casi “nada” para cumplir la mayoría de edad. De seguro no estaba siendo tan irresponsable.

Además, ambos habían quedado de acuerdo en que no iban a beber.

Se sobresaltó en cuanto escuchó su celular sonar, anunciándole una nueva notificación; sin la necesidad de ver la pantalla siquiera ya sabía a quién le correspondía. Caminó hacia la cama rápidamente, tomando el aparato que reposaba ahí entre sus manos.

Ya estoy aquí, apresúrate.
23:47

Presionó la tecla de apagado para dejar la pantalla en modo reposo y guardó el celular dentro del bolsillo delantero de sus jeans. Agarró la chaqueta de cuero para luego colgársela en el hombro, posteriormente tomó las botas de combate con una mano y salió de su habitación con la máxima precaución posible.

Yo quisiera || EreriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora